España portaviones de los yanquis

Publicado el 28 de noviembre de 2021, 21:05

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España, portaaviones de los yanquis


Os recibimos, americanos, con alegría. ¡Ole mi madre!,
¡ole mi suegra!, y ¡ole mi tía! 1

Los tres acuerdos bilaterales de cooperación firmados el 26 de septiembre de 1953 entre España y Estados Unidos constituyen el gran espaldarazo internacional al franquismo tras la etapa de aislamiento posterior a la Segunda Guerra Mundial. Este reconocimiento por parte de la gran potencia atlántica apuntala al Caudillo en el poder. Ya en noviembre de 1949, la ONU ha anulado su recomendación anterior de retirar los embajadores de territorio español y, en julio de 1951, el almirante Sherman, enviado a Madrid por la Administración norteamericana, inicia las negociaciones sobre el establecimiento de bases militares en España. A cambio de convertirse prácticamente en un país satélite, España recibirá una importante ayuda militar y económica. El 25 de agosto, apenas un mes antes de suscribir los acuerdos con los norteamericanos, Alberto Martín Artajo, Domenico Tardini y Fernando María de Castiella han firmado el Concordato que va a suponer la consagración del carácter confesional del régimen franquista. La Iglesia y el Imperio, de la mano, respaldan a Franco. En diciembre de 1959, el presidente Eisenhower visitará España y su viaje supondrá la definitiva homologación internacional del régimen.

La Asamblea General de la ONU decide el aislamiento de España y la retirada de los representantes diplomáticos acreditados en Madrid en diciembre de 1946. La iniciativa parte de Stalin, pero cuenta con el beneplácito norteamericano. Sin embargo, un año más tarde, el voto estadounidense impide que se ratifique esa condena. Comienza a plantearse la Guerra Fría y el presidente Harry Truman, sucesor de Roosevelt, no quiere prescindir de un punto de apoyo fundamental para su planteamiento geoestratégico hegemónico.

La Conferencia de Paz de París, celebrada entre julio y octubre de 1946, evidencia los profundos desacuerdos existentes entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que van situando en posiciones cada vez más enfrentadas a las dos superpotencias. La política exterior que el presidente Roosevelt tenía previsto aplicar en Europa al final de la guerra se va endureciendo notablemente con la Administración Truman, y lo hará aún más cuando el republicano Eisenhower llegue a la Casa Blanca. En febrero de 1947 se sitúa al frente del Departamento de Estado norteamericano George Marshall, un anticomunista furibundo empeñado en cortar la progresión de la Unión Soviética en Europa a toda costa. El enfrentamiento estratégico entre los dos antiguos aliados convierte al continente europeo en un tablero de ajedrez.

 

1 Las «Coplillas de las divisas» es el tema más popular de la película ¡Bienvenido, Míster Marshall!, de Luis García Berlanga. Como el resto de la banda sonora del largometraje, obra de Ochaíta, Valerio y Solano. La letra completa es:

Los yanquis han venío,
ole salero, con mil regalos.
Y a las niñas bonitas
van a obsequiarlas con aeroplanos.
Con aeroplanos de chorro libre
que corta el aire,
y también rascacielos bien conservaos
en «frigidaire».

Americanos, vienen a España
guapos y sanos.
¡Viva el tronío!
de este gran pueblo con poderío.

Ole Virginia y Michigan,
Y viva Texas, que no está mal.
Os recibimos, americanos, con alegría.
¡Ole mí marel, ¡ole mi suegra! y ¡ole mi tía!

El Plan Marshall nos llega del extranjero,
pa nuestro avío.
Y con tantos «parneses»,
va a echar buen pelo Villa del Río.
Traen divisas pa quien toree mejor corría,
y medias y camisas
pa las mocitas más presumías.

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