El hombre de Cromañón

Publicado el 29 de noviembre de 2021, 11:19

El hombre actual apareció hace unos treinta y cinco mil años como subespecie del Homo sapiens. Es el denominado, reduplicando adjetivo con evidente e inmerecida redundancia, Homo sapiens sapiens.

El sapiens sapiens, que sustituyó en Europa al hombre de Neandertal, se conoce como hombre de Cromañón. Durante un tiempo, las dos especies coexistieron.

El Cromañón inventó una lanza que arrojaba a gran distancia con ayuda de un propulsor (la azagaya) y, más adelante, el arco y las flechas, así como el anzuelo y el arpón. Con ello se erigió en verdadero rey de la creación y pudo cazar eficazmente y defenderse de las fieras. También desarrolló el cincel, un instrumento básico para progresar en el tallado de hojas, cuchillos y puntas, con los que pudo trabajar delicadamente objetos de hueso, asta y, presumiblemente, madera.

El hombre de Cromañón, físicamente más débil que su vecino el Neandertal, pero más inteligente, no dejó de prosperar mientras el Neandertal decaía y desaparecía. Algunos autores sugieren que el débil listo acabó con el fuerte torpe. ¿Un genocidio? ¿Absorción por mestizaje? En tanto no aparezcan pruebas concluyentes que demuestren otra cosa, el escéptico lector puede pensar que el Neandertal se extinguió a causa de sus propias desventajas biológicas.

Esto es lo que sabemos, por ahora, del origen del hombre. No obstante, todas estas teorías son provisionales, dado que se basan en información fragmentaria y escasa. El paleontólogo está siempre expuesto a que cualquier huesecillo encontrado por unos excursionistas provoque una conmoción en el cotarro científico y eche por tierra sus pacientes e imaginativas hipótesis.

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