LA HORA DE LOS BOLCHEVIQUES: DOCUMENTOS DEL GOBIERNO CANADIENSE SOBRE LA LIBERACIÓN DE TROTSKY

Publicado el 6 de diciembre de 2021, 21:38

El 11 de Abril, Coulter cablegrafió a Aleinikoff: “Telegrama recibido. Le escribo esta tarde. Debería recibirlo mañana por la tarde. R.M.Coulter”. Este telegrama fue enviado por el Pacific Railway Telegraph canadiense pero con costo a cargo del Departamento de la Oficina de Correos canadiense. Normalmente, un telegrama de negocios privado hubiera tenido el costo a cargo del destinatario y el mencionado no era un documento oficial. La subsiguiente carta de Coulter a Aleinikoff es interesante porque, después de confirmar que el grupo de Trotsky estaba siendo mantenido en Amherst, afirma que los detenidos estaba siendo sospechados de realizar propaganda en contra del gobierno ruso de ese momento y “se supone que son agentes de Alemania”. Coulter luego agrega: “... no son lo que representan ser”; el grupo de Trotsky “... no ha sido detenido por Canadá sino por las autoridades imperiales”. Después de asegurarle a Aleinikoff que se les brindarían comodidades a los detenidos, Coulter agrega que cualquier información “en su favor” sería transmitida a las autoridades militares. La impresión general de la carta es que, si bien Coulter simpatiza con Trotsky y es completamente consciente de los vínculos pro-alemanes de éste, no desea verse involucrado en el asunto. El 11 de Abril Arthur Wolf, domiciliado en 134 de East Broadway, Nueva York, le envió un telegrama a Coulter. A pesar de haber sido enviado desde Nueva York, también el costo de este telegrama fue cargado a la cuenta del Departamento de la Oficina de Correos canadiense.

Las reacciones de Coulter, no obstante, reflejan más que una puntual simpatía, evidente en su carta a Aleinikoff. Las cartas deben ser consideradas bajo la luz del hecho que las misivas en favor de Trotsky provenían de dos norteamericanos residentes en Nueva York e involucraban cuestiones militares canadienses o imperiales de importancia internacional. Más allá de eso, Coulter, en su condición de vice-jefe general de correos, era un empleado público de cierta importancia. ¡Reflexiónese un momento sobre lo que sucedería si alguien interviniese de un modo similar en los asuntos de los Estados Unidos! En el caso de Trotsky tenemos dos residentes norteamericanos manteniendo correspondencia con un vice-jefe general de correos a los efectos de intervenir a favor de un revolucionario ruso internado.

La actuación subsiguiente de Coulter también sugiere algo más que una intervención casual. Después de acusar recibo de los telegramas de Aleinikoff y de Wolf, Coulter le escribió al Mayor General Willoughby Gwatkin del Departamento de Milicia y Defensa en Ottawa – un hombre de significativa influencia en el ámbito militar canadiense – y le adjuntó copia de los telegramas de Aleinikoff y Wolf:

Estas personas fueron hostiles a Rusia debido al modo en que se trataba allí a los judíos y ahora, por lo que sé, están fuertemente a favor de la actual administración. Ambos son personas responsables. Ambos son hombres de buena reputación y le envío sus telegramas por lo que puedan valer y para que Usted los presente a las autoridades inglesas si lo estima conveniente.

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