LOS DOCUMENTOS DE EDGAR SISSON

Publicado el 17 de diciembre de 2021, 4:14

A principios de 1918, Edgar Sisson, el representante en Petrogrado del Comité de Información Pública de los EE.UU. compró un conjunto de documentos que pretendían demostrar que Trotsky, Lenin y los demás revolucionarios bolcheviques no sólo estaban siendo pagados por Alemania sino que, además, eran agentes del gobierno alemán.

Estos documentos, más tarde designados como los “Documentos Sisson” (“Sisson Documents”) fueron rápida y secretamente enviados a los EE.UU. En Washington D.C. fueron remitidos, a los efectos de su autenticación, al Consejo Nacional de Servicios Históricos (National Board for Historical Service). Dos prominentes historiadores –Franklin Jameson y Samuel N. Harper – testimoniaron que eran genuinos. Estos historiadores dividieron los documentos de Sisson en tres grupos. En cuanto a los documentos del Grupo I concluyeron:

“Los hemos sometido con sumo cuidado a todos los tests aplicables al caso y usuales para los estudiantes de Historia y ... sobre la base de estas investigaciones, no dudamos en declarar que no vemos razón alguna para dudar de la autenticidad de estos cincuenta y tres documentos”. {[7]}

Los historiadores demostraron tener menos confianza respecto del material del Grupo II. Este grupo no fue rechazado como una evidente falsificación, pero se sugirió que se trataba de copias de documentos originales. Si bien los historiadores no emitieron una “declaración de confiabilidad” sobre el Grupo III, tampoco se mostraron dispuestos a rechazarlos como falsificaciones manifiestas.

Los Documentos Sisson fueron publicados por el Comité de Información Pública cuyo presidente era George Creel quien había sido un contribuyente a la publicación pro-bolchevique Masses (Masas). La prensa norteamericana, en general, aceptó los documentos como auténticos. La excepción notable fue el New York Evening Post que, por aquél tiempo, era de propiedad de Thomas W. Lamont, un socio en la firma Morgan. Apenas publicadas unas escasas porciones de los documentos, el Post cuestionó la autenticidad de la totalidad de los mismos. {[8]}

Hoy sabemos que casi todos los Documentos Sisson eran falsificaciones. Sólo una o dos de las circulares alemanas de menor importancia eran auténticas. Hasta un examen casual de los encabezados de las cartas sugiere que los falsificadores fueron excepcionalmente chabacanos, o quizás no pusieron demasiado esmero sabiendo que trabajaban para el crédulo mercado norteamericano. El texto alemán está sembrado de términos que bordean lo ridículo: por ejemplo “Bureu” en lugar de la palabra alemana “Büro”; “Central” para la palabra alemana “Zentrale”, etc.

Que los documentos son falsos es la conclusión de un exhaustivo estudio realizado por George Kennan {[9]} y de estudios hechos en los años 1920 por el gobierno británico. Algunos documentos están basados sobre información auténtica y, como Kennan observa, los falsificadores seguramente tuvieron acceso a alguna buena información confidencial. Por ejemplo, los documentos 1, 54, 61 y 67 mencionan que el banco Nya Banken de Estocolmo sirvió de conducto para los fondos bolcheviques procedentes de Alemania. Este canal está confirmado en fuentes más confiables. Los documentos mencionan a Furstenberg como el banquero intermediario entre alemanes y bolcheviques, y el nombre de este Furstenberg aparece también en otros documentos auténticos. El documento 54 de Sisson menciona a Olof Aschberg y éste, según sus propias declaraciones, fue el “banquero de los bolcheviques”. En 1917, Ashberg era el director de Nya Banken. Otros documentos de la serie Sisson contienen listas de nombres e instituciones tales como el Naptha-Industrial Bank alemán, el Disconto Gesellschaft, y a Max Warburg, el banquero de Hamburgo pero es difícil encontrar pruebas concretas. En general, los Documentos Sisson, aún siendo manifiestas falsificaciones por si mismas, están sin embargo basados parcialmente sobre información genéricamente auténtica.

Un aspecto realmente extraño, a la luz de la historia que relatamos en este libro, es que los documentos llegaron a las manos de Edgar Sisson provenientes de Alexander Gumberg (alias Berg, cuyo verdadero nombre era Michael Gruzenberg), el agente bolchevique en Escandinavia y quien más tarde fuera asistente confidencial del Chase National Bank y del Floyd Odium de la Atlas Corporation. Por otra parte, los bolcheviques rechazaron terminantemente el material de Sisson. Así lo hizo John Reed, el representante norteamericano perteneciente al Ejecutivo de la Tercera Internacional y cuyo cheque de sueldo provenía de la revista Metropolitan incluida dentro de las propiedades del círculo de intereses de J.P.Morgan {[10]}. Así lo hizo también Thomas Lamont, el socio de Morgan, dueño del New York Evening Post. Hay varias explicaciones posibles para esto. Probablemente las conexiones entre los intereses de Morgan y agentes como John Reed y Alexander Gumberg fueron altamente flexibles. Lo acontecido pudo ser una maniobra para desacreditar a Sisson y a Creel plantándoles documentos falsificados; o quizás Gumberg actuó en provecho propio.

Los Documentos Sisson “prueban” exclusivamente el involucramiento de los alemanes con los bolcheviques. También han sido utilizados para “probar” una conspiración judeo-bolchevique siguiendo la línea de los Protocolos de los Sabios de Sion. En 1918 el gobierno norteamericano quería unir a la opinión pública interna a favor de una impopular guerra contra Alemania y los Documentos Sisson dramáticamente “demostraban” la exclusiva complicidad de Alemania con los bolcheviques. Los documentos también suministraron una cortina de humo para tapar ante el conocimiento público los hechos que se describirán en este libro.

 

[7] )- U.S., Committee on Public Information, The German-Bolshevik Conspiracy, War Information Series, N°. 20 de Octubre 1918
[8] )- New York Evening Post, 16-18, 21 de Septiembre; 4 de Octubre, 1918. También es interesante, aunque no sea prueba de nada, que también los bolcheviques cuestionaron tercamente la autenticidad de los documentos.
[9] )- George F. Kennan, "The Sisson Documents," Journal of Modern History 27-28 (1955-56): 130-154
[10] )- John Reed, The Sisson Documents (New York: Liberator Publishing, s/f.)

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios

Crea tu propia página web con Webador