CASSINELLO

Publicado el 2 de enero de 2022, 2:33

Uno de los hombres de los servicios de inteligencia españoles más vinculados a la CIA y también más implicados en, la lucha contra ETA, en todas sus vertientes, es el teniente general Andrés Cassinello Pérez. Cerebro del llamado «GAL verde», llega a ser procesado por algunas acciones criminales de este grupo parapolicial, como los asesinatos de Ramón «Kattu» Oñaederra, Vicente «Perú» Perurena, Ángel «Stein» Gurmindo y Christian Olazcoaga, y por el asesinato frustrado de Claude Olazcoaga. Su nombre aparece, además, relacionado con escuchas a políticos y con temas tan oscuros como el «síndrome tóxico», la red «Gladio» o la matanza de Atocha. Sucesivamente ocupa los puestos de director del SECED, subdelegado de la Lucha Contraterrorista en el País Vasco y jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil.

Cassinello constituye un ejemplo diáfano de oficial español de inteligencia formado en Estados Unidos. Su inicial carrera en los servicios secretos del franquismo arranca en el Centro de Guerra Especial de Fort Bragg, en Carolina del Norte. Esta academia forma parte de la Escuela de Ayuda Militar John E Kennedy y es uno de los lugares clásicos de formación de militares latinoamericanos implicados en golpes de Estado. Según se define en sus estatutos, el centro está dedicado a la enseñanza de la «doctrina de guerra psicológica y no convencional». Cassinello se diploma en los cursos de Counterinsurgency and Specíal Warfare Staff Officery Counterinsurgency Operations. Alumno aplicado, allí toma contacto con oficiales de países de la OTAN y de ejércitos sudamericanos y asiáticos.

Cuando regresa a España, Cassinello publica las enseñanzas recibidas en Estados Unidos. En ocasiones, párrafos enteros calcados de los manuales que le han suministrado. Con todo ello elabora el libro titulado Operaciones de guerrillas y contraguerrillas, 10 una obra que no tiene desperdicio, en la que se habla de «los rojos españoles» Y se dedican capítulos íntegros a la «Sintomatología de la subversión comunista». El programa de actuación que propone está dividido en varias fases e incluye las «acciones a desarrollar por los órganos de investigación e información y por el propio gobierno en cada una de las fases».

Este recetario de la represión lo publica, en 1966, la empresa editora Compañía Bibliográfica Española S.A., cuyo consejo de administración preside entonces el general de división José Lacalle Larraga. Andrés Cassinello es una pieza clave en la estructura de los servicios de información españoles a partir de los años setenta. Desde su fundación, en marzo de 1972, se integra en el servicio de información de Luis Carrero Blanco. Antes había formado parte de su organismo precursor, la OCN (Organización Contrasubversiva Nacional). Abandona momentáneamente el SECED por discrepancias con su jefe, el teniente coronel San Martín, y después regresa bajo el mando del comandante Juan Valverde. Con Adolfo Suárez como presidente del Gobierno llega a ser el último director de este servicio, desde 1976 hasta noviembre de 1977, cuando se reestructuran los servicios de información españoles y se crea el CESID. A lo largo de toda esa etapa, no exenta de altibajos, Cassinello tiene aún la oportunidad de exponer en otro libro las doctrinas norteamericanas sobre contrainsurgencia. Así lo hace en Subversión y reversión en la España actual, 11 todo un manual contra los brotes democráticos que empiezan a florecer un año después de la muerte del dictador. En esta ocasión, Cassinello se oculta tras el imperial seudónimo de Carlos I Yuste para firmar el libro.

De todos los militares formados en Estados Unidos, Andrés Cassinello resulta, por la importancia de los puestos que llega a ocupar, uno de los alumnos de los que más orgullosos se pueden sentir sus maestros de Fort Bragg, el centro que el ex agente de la CIA Víctor Marchetti define, en su obra La CIA y el culto al espionaje, como el lugar donde se realiza «la enseñanza de técnicas paramilitares a nivel de perfeccionamiento». Antes de llegar a la jefatura del Estado Mayor de la Guardia Civil, Cassinello es el director del servicio de información de este cuerpo policial militarizado.

El propio Cassinello es quien dibuja los bocetos del sello distintivo de los GAL y uno de los principales impulsores de la «guerra sucia» contra ETA en el País Vasco y el sur de Francia. Sin embargo, se acobarda y no está dispuesto a asumir la responsabilidad que le corresponde cuando su fiel subordinado Rodríguez Galindo es condenado por los secuestros, torturas y asesinatos de Lasa y Zabala. En octubre de 1986 publica un artículo en ABC, titulado «A la señoría que corresponda», en el que, tras criticar a políticos, jueces, empresas periodísticas y profesionales de la información, concluye: «De verdad, señoría, les he llamado gilipollas y les he mandado a todos a tomar vientos. Le juro que me he quedado corto». Dos semanas después es nombrado comandante general de Ceuta. Y culmina su carrera llegando hasta el punto más alto del escalafón: el 22 de abril, el Gobierno de Felipe González le asciende a teniente general y le nombra capitán general de la Región Pirenaica Occidental, que incluye parte de Castilla y León, Navarra y... el País Vasco.

«Este militar, aunque ultraderechista hasta la médula (otros dicen que demócrata), siempre ha sabido nadar entre dos aguas y aferrarse con uñas y dientes al poder de turno para subir los largos y difíciles peldaños del escalafón», escribe el coronel Martínez Inglés. 12 «Con muy buenos amigos circunstanciales entre los políticos que trataban de abrirse camino en la difícil situación de la política de la época (los socialistas de Suresnes entre ellos), con abundantes dossieres comprometedores para muchos de ellos.»

10 Andrés Cassinello Pérez, Operaciones de guerrillas y contraguerrillas, Compañía Bibliográfica Española, Madrid, 1966.

11 Carlos I. Yuste, Subversión y reversión en la España actual, San Martín, Madrid, 1975.

12 Amadeo Martínez Inglés, 23-F. El golpe que nunca existió, Foca, Madrid, 2001.

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