LA HORA DEL DESPERTAR DEL LEÓN

Publicado el 25 de noviembre de 2021, 18:52

Mi nombramiento coincidió con un creciente interés por el medio ambiente, alimentado por un programa televisivo que se emitía en horas de máxima audiencia y que destacaba la problemática de las selvas y las consecuencias de la contaminación. En el verano de 1989, la preocupación del público alcanzó su punto máximo, y de pronto el Partido Verde británico estaba en la cresta de la ola. Ganamos el 15 por 100 de los votos en las elecciones al Parlamento Europeo. Hasta el momento el partido apenas había registrado más del 1 por 100 de los votos. El partido pasó de no tener ruedas de prensa y de tener las salas vacías a estar presente en las noticias nacionales y estar en primer plano en la política. El Partido Verde había llegado, aunque no por mucho tiempo. Al poco tiempo se libró una batalla entre aquéllos del partido que querían ser fieles a sus creencias (los «fundis» o fundamentalistas) y aquellos que querían tener éxito y presionaban para abandonar políticas que creían que les estaba restando apoyo del público (los «realos» o realistas). Yo era un «fundi-realo», porque quería ceñirme a los valores, pero mostrarlos al público de forma que fueran más efectivos. Escribí un libro titulado It Doesn’t Have to be Like This con este objetivo en mente. Expuse la política del Partido Verde con palabras que el público pudiera comprender, sin toda la jerga medioambiental que se oía todo el tiempo. Todavía estoy de acuerdo con la premisa de ese «libro de política», pero a medida que me fui despertando y empecé a ver el mundo como realmente es, descubrí que el plan central de la creación del «movimiento verde» era explotar e inventar problemas medioambientales a fin de tener un pretexto para imponer un sistema de control mundial. La Gran Mentira sobre el «cambio climático» provocado por el ser humano es el ejemplo por excelencia. Las luchas Internas de los Verdes me ponían enfermo, y más aún cuando vi claramente que, a pesar de que el Partido Verde afirmara ser la «nueva política», tan sólo era otra versión de las viejas políticas con los mismos antiguos métodos, manipulaciones y reacciones. El Partido Verde se creó para oponerse al sistema y terminó siendo parte de él. Se ha dicho muchas veces que el Partido Verde me «despidió» por lo que estaba a punto de suceder en mi vida, pero lo cierto es que jamás renové mi afiliación porque vi claramente que los Verdes no iban a cambiar nada. Otro motivo por el que me distancié del partido en los meses que siguieron fue porque me sucedieron ciertas cosas extrañas y sabía que, cuando hablara de ellas públicamente, iba a verme ridiculizado y, por asociación, eso afectaría al Partido Verde.

Había alcanzado el punto fundamental de mi vida basada en la Mente, y lo que había experimentado hasta el momento sería de suma importancia para lo que estaba por venir. Cuando miro atrás desde la perspectiva que tengo hoy, puedo ver cuán perfecto ha sido todo, tanto lo «bueno» como lo «malo». Sólo se trata de etiquetas que provienen de la perspectiva de la Mente que lo ve todo como una dualidad o polaridad, mientras que la Consciencia lo ve todo como una unidad. Las cosas «malas» han sido tan importantes o más que las «buenas». Sólo son hilos del mismo tapiz llamado experiencia. Necesité saber ciertas cosas a fin de comprender lo que iba a ocurrirme, y también precisé una fuerza emocional que fue vital para sobrevivir en la siguiente etapa. Yo no sabía nada de esto, pero mi «yo» más amplio sí lo sabía y actuó a la perfección. Había sentido y superado el trauma emocional de ver truncado mi sueño de ser un futbolista a causa de la artritis. Cuando busqué métodos de curación, conocí la acupuntura, ese antiguo arte de curación procedente de China, y eso me permitió comprender que el ser humano es mucho más que su cuerpo físico. Jugar al fútbol con tanto dolor hizo que resolviera superar cualquier adversidad al margen de los obstáculos y los contratiempos. El periodismo me había mostrado el funcionamiento de los medios de comunicación y lo manipuladas que estaban las «noticias». Fui capaz de ver cómo se estructuraban los medios de comunicación para corroborar la versión oficial de las cosas y no cuestionar ni investigar esta realidad oficialmente aceptada. Pude ver que la mayoría de los periodistas eran unas de las personas más desinformadas, condicionadas y encarceladas que jamás he conocido. ¿Cómo pueden informar de que el mundo es como es cuando no tienen la menor idea de ello? El periodismo es una creación evidente de la Mente. La amplia mayoría de los periodistas sólo contemplan la Mente e informan de las cosas desde esa perspectiva. Cualquiera que viva fuera de esa diminuta perspectiva inmediatamente es ridiculizado y condenado, porque no contemplan esa posibilidad. En una ocasión vi una cita que decía: «Los que no podían escuchar la música creían que aquellos que bailaban estaban locos».

El periodismo también me permitió, gracias a las exigencias del espacio informativo, desarrollar la capacidad de escribir con concisión y comunicar información a una audiencia que abarca todo el espectro de conocimiento de los asuntos en cuestión. Mi carrera televisiva me permitió conocer a los manipuladores, las técnicas y a veces la increíble superficialidad de ese medio, tanto dentro como fuera de la pantalla. El perfil público nacional que me dio también me garantizó que, cuando llegara el momento de mi despertar de la consciencia y de poder ver más allá de la ilusión, los medios de comunicación informarían extensamente sobre mí. Mi época en el Partido Verde me mostró la política desde el interior, y que es un juego de poder sin principios, al margen del nombre que pueda tener. Vi cómo muchos políticos que se oponían y se criticaban en los «debates» públicos tenían una relación más amistosa en privado.

Mi experiencia hasta la fecha me había dado todo lo necesario para lo que estaba por venir, y madre mía lo que estaba por venir.

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