SOBERANOS E INTERVENIDOS

Publicado el 28 de noviembre de 2021, 13:00

     De otro lado, los analistas norteamericanos en 1942 observaban de la política británica, cómo pudo Inglaterra mantener a Portugal separado de Iberia e independiente como un satélite de Gran Bretaña, y cómo el intento británico de apoyar una Cataluña libre (a partir del siglo XVIII) nunca había tenido éxito. Les preocupaba una cosa:

"El nacionalismo español expresado en el concepto de Hispanidad, es una amenaza potencial a los intereses norteamericanos en América Latina".

     Un informe firmado el 17 de abril de 1942, microfilmado por el director del OSS (Office of Strategic Services) después de que Truman ordenase disolver la organización, delata los operativos que una Potencia moviliza para dirigir a otro Estado cuyos mecanismos de decisión están fuera de todo control democrático interno. Puntualizaba el informe la razón de no dejar copia debido a que "la naturaleza de esta comunicación requiere el más extremado secreto". Se refería al complot que se estaba urdiendo, que "no podía ser subvalorado cuando la base de Gibraltar está a merced de los cañones españoles, y que si pasara algo en Suez, la Gran Bretaña necesitaría ser apoyada plenamente en España para mantener a este país no beligerante".

     Qué se tramaba: comprar a generales españoles en posiciones de mando, utilizando los servicios de Juan March, que vehiculizó la financiación de la insurrección contra el Gobierno constitucional español en 1936. Se trataba de "generar en los círculos del Ejército una actitud hostil a la entrada de España en la guerra, sobornando a los generales con dinero. J. March debía invocar motivos de alto patriotismo, aparentando que arriesgaba dinero propio y disimulando cuidadosamente las huellas de Gran Bretaña, presentando la iniciativa como financiada por bancos e inversores españoles, con el único objeto de ahorrar a España los horrores de otra guerra. El soborno a mandos del Ejército costó al gobierno británico, en enero de 1943, el equivalente a 17.310 millones de ptas. Alrededor de treinta generales llegarían a saber el respaldo de esa suma para comprarlos, pero que estaba subordinada a una condición.

     Del dinero se mostraba la señal de su existencia. Se convino un acuerdo de seis meses de duración, que vencía en mayo de 1941, para que los generales insistieran en mantener la neutralidad de España durante ese período. El enlace del gobierno británico entregaría la recompensa una vez demostrado el cumplimiento del trato. La moneda fue depositada en Nueva York. Los generales podían retirar pequeñas sumas a descontar de sus montos. Distinguían al general Aranda "el famoso defensor de Oviedo", "se esperaba que éste se hiciese cargo de las Fuerzas Armadas cuando la Falange fuese derrotada. El plan era derrocar al Gobierno de mayoría falangista existente en 1940-42.

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