Llegado el vencimiento del acuerdo -mayo de 1941- sin liquidar lo estipulado, se condicionó prolongarlo otros seis meses "y un millón más de dólares fue agregado para cubrir la participación de nuevos miembros". Vencido el segundo plazo, fue de nuevo ampliado en otros seis meses -hasta julio de 1942. Previo incremento de dos millones más de dólares (13 millones ya en total). Para esa fecha ya se sabía que Varela, Orgaz, Saliquet, Dávila, Ponte y Kindelán habían manifestado a Franco que España no debería entrar en guerra con Gran Bretaña.
Un sobresalto: El Ministerio de Hacienda de Estados Unidos decidió congelar las cuentas de los beligerantes. Después de muchas dificultades, el gobierno británico logró del norteamericano poder transferir dichos fondos a una Sociedad Anónima en Suiza. March, de intermediario y con su parte, se encargó (¿lo hizo igual al financiar la insurrección de 1936?) de mantener el control británico sobre los generales durante largo tiempo. Distribuía los fondos en títulos o acciones, apenas algunas pesetas para "gastos corrientes y especiales".
Curiosamente, el 25 de marzo de 1943, los servicios secretos de EEUU ya estaban reafirmando su confianza en la dictadura de Franco, recomendando su admisión en la Coalición liderada por EEUU. Pensaban en el temor de Franco a que los generales, con el apoyo de la Iglesia, pudieran derrocarle. Confiaban en que el Ejército y la Iglesia estaban dispuestos a favorecer un régimen conservador. Eran conscientes de la baza que jugaban respaldando a Franco, símbolo de la negación de los valores democráticos que amalgamaban la ideología de la Coalición contra Alemania. Es más, en los análisis militares del R.U. y EEUU se abría la perspectiva de contar con Franco contra... la URSS. Sólo podían pensar en "revivir la revuelta de los antifascistas" en el supuesto de que Franco aceptara la ocupación de España por las tropas alemanas, y aun en este caso descartaban toda ayuda a los demócratas españoles. Roosevelt había recibido de Franco la expresión directa del deseo de que no ocurriera nada que perturbase las relaciones de España y EEUU". Roosevelt era sensible a la tradición, hasta entonces dominante en EEUU, de no mezclarse en las querellas internas europeas, descartaba intervenir en España en tanto no se sumara a Alemania.
Kindelán, en carta a Franco, 25 noviembre 1943: "no poseo una sola acción de sociedad anónima", pero y sin que sonase a delación, le prevenía del riesgo de desunión del Ejército que "podría desembocar en un vergonzoso caudillaje", si no hacía posible la urgencia del tránsito "al régimen monárquico", con la Regencia de Franco.
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Comentarios
Sólo podían pensar en "revivir la revuelta de los antifascistas" en el supuesto de que Franco aceptara la ocupación de España por las tropas alemanas, y aun en este caso descartaban toda ayuda a los demócratas españoles. ¿No es contradictorio este fragmento? ¿qué clase de demócratas son aquellos que no ayudan a otros demócratas?