DIECISIETE CONTRADICCIONES Y EL FINAL DEL CAPITALISMO:INTRODUCCIÓN: SOBRE LA CONTRADICCIÓN

Publicado el 3 de diciembre de 2021, 1:31

Tiene que haber una forma de examinar el presente que muestre en su interior cierto futuro como potencialidad; de otro modo, sólo se hace a la gente desear infructuosamente [...]

Terry Eagleton, Why Marx Was Right, p. 69.

En las crisis del mercado mundial se revelan aparatosamente las contradicciones y antagonismos de la producción burguesa. En lugar de investigar cuáles son los elementos contradictorios que entrechocan, los apologetas se contentan con negar la catástrofe misma y se obstinan en afirmar, frente a su periodicidad regular, que si la producción tuviese lugar según prevén los manuales, nunca se darían crisis. La apologética se resume pues en el falseamiento de las relaciones económicas más simples y especialmente en sostener la unidad frente a la contradicción.

Karl Marx, Theories of Surplus Value, tomo 2, p. 500.

 

EN INGLÉS EL concepto de «contradicción» se utiliza con dos significados básicos diferentes. El más común y más obvio deriva de la lógica de Aristóteles, cuando dos proposiciones son tan opuestas que no pueden ser ambas ciertas a la vez. La afirmación «todos los mirlos son negros», por ejemplo, contradice en ese sentido la afirmación «todos los mirlos son blancos». Si una de esas afirmaciones es cierta, la otra no puede serlo.

El otro uso es el que se refiere a dos fuerzas aparentemente opuestas simultáneamente presentes en una situación, una entidad, un proceso o un acontecimiento determinado. Muchos de nosotros, por ejemplo, experimentamos una tensión entre las exigencias del empleo con el que nos ganamos la vida y la construcción de una vida personalmente satisfactoria en el hogar. A las mujeres en particular se les aconseja constantemente sobre cómo mantener un mejor equilibrio entre los objetivos de su carrera profesional y sus obligaciones familiares. A cada momento nos vemos tironeados por tales tensiones, que tenemos que superar un día tras otro evitando que nos estresen o agoten demasiado. Podemos incluso soñar con eliminarlas interiorizándolas. En el caso de las contradicciones entre la vida en familia y el trabajo, por ejemplo, podemos situar esos dos aspectos rivales de nuestra actividad en el mismo espacio y no separarlos en el tiempo; pero eso no siempre ayuda, como reconocerá quienquiera que se vea obligado a permanecer pegado a la pantalla del ordenador, esforzándose por cumplir un plazo marcado, mientras los niños juegan con cerillas en la cocina (por esta razón suele ser costumbre separar netamente los espacios y tiempos de la vida y el trabajo).

Siempre han existido tensiones entre las exigencias de la producción organizada y la necesidad de reproducir la vida cotidiana; pero a menudo son latentes, más que abiertas, y como tales permanecen inadvertidas para la gente que intenta cumplir sus obligaciones diarias. Además, esas oposiciones no están siempre claramente definidas, sino que pueden ser porosas e interpenetrarse. La distinción entre trabajo y vida, por ejemplo, a menudo se difumina (yo suelo tener ese problema). Del mismo modo que la distinción entre fuera y dentro depende de la existencia de fronteras nítidas, y a veces puede no haberlas, hay muchas situaciones en las que resulta difícil delimitar oposiciones claras.

Pero hay situaciones en las que las contradicciones se hacen más obvias. Se agudizan y llegan a un punto en que la tensión entre deseos opuestos se hace insoportable. Es el caso de la que se suscita entre los alicientes profesionales y una vida familiar satisfactoria, las circunstancias externas pueden cambiar y convertir lo que en otro tiempo fue una tensión aceptable, en una crisis: las exigencias del empleo pueden alterarse (por ejemplo, con un cambio de horario o ubicación) y también pueden modificarse las circunstancias en el frente hogareño (una enfermedad repentina, la suegra que se hacía cargo de los niños después de la escuela se va a vivir a Florida…), así como los sentimientos íntimos de las personas: alguien experimenta una epifanía, se concluye que «no se puede seguir así» y se abandona asqueado el empleo o el hogar. Principios éticos o religiosos recién adquiridos pueden exigir una forma diferente de estar en el mundo. Distintos grupos de la población (por ejemplo, mujeres y hombres) o distintos individuos pueden sentir y reaccionar de forma muy diferente frente a contradicciones similares. En la definición y apreciación del poder de las contradicciones existe un poderoso elemento subjetivo; lo que es insoportable para uno puede no significar nada especial para otro. Aunque las razones pueden variar y las condiciones diferir, las contradicciones latentes pueden intensificarse de repente hasta convertirse en crisis violentas. Una vez resueltas, las contradicciones pueden también atenuarse de repente (aunque rara vez sin dejar marcas y a veces cicatrices de su paso). El genio queda así temporalmente encerrado de nuevo en la botella, por decirlo así, de modo habitual mediante algún reajuste radical entre las fuerzas opuestas enfrentadas que se hallan en la raíz de la contradicción.

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