El 11 de octubre, después de ordenar a Franco interrumpir su ayuda bélica a Alemania y retirar la División Azul, EEUU se felicitaban: "hemos mantenido neutral a la Península Ibérica y creado en el ánimo de españoles y portugueses una conciencia de dependencia económica de nosotros.
El 2 de diciembre de 1944 Franco había concedido derechos aéreos a EEUU sobre territorio español, Río de Oro e Ifni y ruta Dakar-Casablanca. A comienzos del 44, Franco confidenciaba al monárquico conde de Rodezno un mensaje del mismo tono que cuando su rebelión contra el gobierno democrático español: "el día que caiga Alemania habrá en Europa, en particular en los Balcanes, Italia y Francia, una situación tan caótica desde el punto de vista social que los Aliados vendrán a suplicarme que pare en los Pirineos esta ola de desórdenes (...) si para ese momento yo no tengo armas, ellos mismos vendrán a ofrecérmelas". El conde de Rodezno terminaba su conversación con una frase enigmática: "el verdadero carácter de sus relaciones con los anglosajones era un secreto entre ellos y él".
La lectura de la documentación militar, inaccesible durante cuarenta años, proyecta luz sobre tal secreto. El resto, la solidaridad de la opinión pública internacional con los miles de presos políticos, los fusilamientos después de 1945, las resoluciones de condena de los Parlamentos, eran para el dictador diversiones.
La acción política británica, en víspera del desembarco en el Continente -6 de junio de 1944- anticipaba la nueva guerra contra Rusia: "los círculos conservadores españoles y portugueses, están usando los medios más extraordinarios para contrarrestar la extensión del cada vez mayor espíritu revolucionario y por restaurar la monarquía en la Península, como preludio a la campaña contra Rusia".
Juan March seguía siendo parte de la intervención británica para restablecerla. Para una eventualidad, los británicos estaban manteniendo en Londres, al Coronel Casado (que relacionado con círculos británicos entregó con una facción de PSOE Madrid a Franco) pronto a devolverlo a España como candidato activo para ministro del Ejército.
El Gobierno del R.U. era en 1944 de unidad nacional. Los monárquicos españoles recababan la intervención británica al Partido Conservador. La fracción del PSOE con Casado esperaba que "Inglaterra ayudase a Indalecio Prieto, Martínez Barrios y otros socialistas que formarían con Acción Republicana el gobierno sucesor de Franco". Pero, el 24 de mayo de 1944 Churchill se encargó de aclarar la situación en la Cámara de los Comunes, con satisfacción de los militares norteamericanos: "Churchill ha decidido como política a largo plazo apoyar el gobierno de Franco -y una posible restauración de don Juan- como el mejor método de proteger las bazas británicas en España".
¿Qué hubiera pasado si tras la muerte de Roosevelt no se hubiera iniciado otra nueva guerra en Europa? Entre el 18 y 22 de agosto de 1944 en una resolución del mando militar de EEUU, estos parecían resueltos a dejar de acomodarse con el dictador español y seguir vetando la intervención británica. El supuesto estratégico de Roosevelt contemplaba preparar a su Ejército para la paz en Europa y Asia, con la desmovilización consiguiente.
SOBERANOS E INTERVENIDOS: EEUU desplaza al Reino Unido del Mediterráneo
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