SOBERANOS E INTERVENIDOS: EEUU desplaza al Reino Unido del Mediterráneo

Publicado el 5 de diciembre de 2021, 20:39

Bajo las nuevas directrices de Roosevelt (inspiradas en la no intervención), daban a entender que una vez derrotada Alemania y "estimado que la política seguida había sido productiva en resultados beneficiosos para nuestros objetivos", EEUU no debía mezclarse en los asuntos europeos más allá de ejercer influencia moral y política. Ante cualquier eventualidad, los "tres grandes -EEUU, R.U. y la URSS- podían imponer una "cuarentena político-económica a cualquier díscolo"... Lo que no quiere decir que no tuvieran criterios distintos a los británicos, no lo ocultaban: "Si no adoptamos una actitud conjunta hacia las autoridades españolas, éstas van probablemente a usar uno de nosotros contra el otro". Todo así, empezada la nueva guerra, los mandos militares de EEUU apoyaron activamente la continuidad de Franco hasta su último pálpito, obteniendo del Dictador, sin costo alguno para la Coalición de la Guerra Fría, los recursos del geographic emplacement de España.

En tanto, aquel mismo verano en pleno derrumbe alemán, Valdés Larrañaga, al parecer con el acuerdo de José Luis Arrese secretario general de Falange- proponía a Franco "deseable llegar a un acuerdo con la URSS para evitar caer dentro de la órbita británica hasta el extremo que lo ha hecho Portugal". La indiferencia que el hecho encontró en Washington contrastaba con la oposición surgida en el gobierno británico. Anthony Edem, ministro de Asuntos Exteriores, pensaba que "el gobierno soviético estaba dispuesto a adoptar un enfoque práctico de la política británica y norteamericana en España. (...) Existen pocas posibilidades de restablecer relaciones amistosas, ni siquiera normales, entre España y la URSS. (...) En todo caso, debemos dejar la reanudación de relaciones para cuando hayan desaparecido los amargos sabores dejados por la Guerra Civil. Un movimiento revolucionario de la extrema izquierda conduciría al retorno del caos de la Guerra Civil. (...) De ahí que hasta que no tengamos más seguridad puede no ser de nuestro interés, pues una Embajada rusa en España podría actuar como un foco para los elementos de izquierda descontentos".

Franco, en su discurso del 17 de julio de 1944, entreabrió la posibilidad de negociar un reconocimiento mutuo con la URSS. Según un informe de 26 de agosto del OSS, representantes de Stalin en Argel preguntaron al respecto a Sangroniz, cónsul general de España. El general Franco después de consultar a los embajadores aliados se retractó.
En tanto, como la documentación diplomática desvela, seguían las frenéticas carreras, en favor de una u otra opción política interior, para implorar la intervención de EEUU en España, no obstante el menosprecio con que eran leídas en las cancillerías.
Juan March cree que el orden y la unidad podrían ser mantenidos (...) Gil-Robles entendía que su grupo derechista debiera desempeñar un papel más activo, tanto en el gobierno provisional como en el constitucional, a través de una coalición con la izquierda moderada".

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