SOBERANOS E INTERVENIDOS: EEUU desplaza al Reino Unido del Mediterráneo

Publicado el 6 de diciembre de 2021, 15:06

Un despacho del 8 de diciembre de 1944 diseña el propio marco al que se ajustó la transición política tras el fallecimiento de Franco en 1975. Otro del 15 de diciembre delineaba el destino que Washington marcaba a los españoles: Las fuerzas externas van a determinar el futuro de España. Los actuales intereses de EEUU y el R.U. en el Mediterráneo muestran la necesidad de estabilidad en la Península Ibérica, por lo menos hasta que se haya podido encontrar una alternativa aceptable a Franco. (...) Suceda lo que suceda, España no va a tener un papel relevante (...) importa en la medida que está en la entrada occidental al Mediterráneo y es parada de tránsito en las rutas internacionales".

Finales del 44: responsables del OSS pedían reemplazar al jefe de contrainteligencia (Richard Sichler) en la Cataluña francesa por "contactar con los catalanes (...). Está financiando sus ambiciones separatistas (...) He señalado que el movimiento catalanista está cribado de agentes alemanes que están financiando este movimiento en círculos más bien altos, tanto en el norte de España como en el sur de Francia".

Los británicos tardaron meses en abandonar sus pretensiones de reinsertar España en su zona de influencia. Y los movimientos monárquicos en caer en la cuenta de que Londres no tenía ya en sus manos la suerte de los españoles. Vecina la Conferencia de Yalta, los generales españoles se ofrecían a las Potencias unos contra otros. Mientras el Jefe del Estado Mayor Central, general García Valiño preguntaba a Londres "si le respaldarían en caso de que decidiera oponerse a Franco, los generales Aranda y Beigbeder informaban al agregado militar de EEUU del hecho y exponían las acciones a llevar a cabo para derrocar a Franco: condena política, ruptura de relaciones, suspensión de ayuda, para ir a "una forma de gobierno similar a la de los EEUU (...) con un Presidente con poder ejecutivo a ser elegido para un período específico". Por otro lado, el agregado militar enviaba a Washington sus valoraciones: "Aranda es sin duda un hábil oportunista con ambiciones personales y es más bien un político astuto. Era un republicano (...) Después de la guerra ha apoyado a la monarquía (...) Los representantes oficiales de EEUU en España aunque consideran a Aranda un liberal, no lo consideran demasiado fiable, sospechoso de traficar en el mercado negro y propenso a hablar demasiado".

Preparando la Conferencia de Yalta, jefes del Estado Mayor de EEUU, preguntaron a su Gobierno qué pensaba de los esfuerzos británicos por promover un Bloque Británico y alinear en él a España, Portugal, Australia y Nueva Zelanda y otros satélites británicos. Pocos días antes de la Conferencia de Yalta, en febrero de 1945, Alexander Bogomolov, embajador soviético en Francia, dijo a Negrín que "la Península Ibérica iba a formar parte de la esfera de influencia anglosajona".

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