Fenicios en España

Publicado el 7 de diciembre de 2021, 13:39

Entre el año -1000 y el -600, año arriba, año abajo, los fenicios fundaron algunas colonias en las costas andaluzas (Gades, Malaka, Sexi, Abdera; es decir: Cádiz, Málaga, Almuñécar, Adra en Almería) y una serie de factorías o fábricas, cuya lista se va ampliando a medida que progresan los hallazgos arqueológicos (Aljaraque, Toscanos, Morro de las Mezquitillas, Guadalhorce...). Eran pequeños poblados situados junto a la desembocadura de los ríos para cumplir la triple función de atracadero y base de buques cargueros, de fábrica de algunos productos y de centro de almacenamiento y de distribución.

Los fenicios no explotaban directamente las minas. Suministraban a los jefes indígenas la tecnología necesaria y, luego, monopolizaban el comercio del metal extraído. El interlocutor indígena que aparece en los textos relativos a España es Tartessos.

¿Qué era Tartessos? Probablemente un reino de imprecisos límites, sucesor de las culturas megalítica y argárica florecidas en la zona. Uno de los reyes de Tartessos, Argantonio (¿-670? al ¿-550?), es mencionado elogiosamente por los griegos como prototipo de monarca rico, feliz, pacífico y longevo. Y tan longevo... 120 años.

Después de brillar durante siglos, de pronto, en el espacio de muy pocos años, Tartessos desapareció del mapa. ¿Qué había sucedido?

Algunos autores sugieren que pudieron arrasarlo los propios fenicios cuando descubrieron que andaba en tratos con los griegos. ¿Acaso pretendía librarse del abusivo monopolio fenicio? Esta explicación se puso de moda hace un siglo, cuando Oswald Spengler formuló su teoría de la catástrofe como causa de la decadencia de los imperios. El caso de Troya, arrasada por los griegos, o de la talasocracia cretense, supuestamente destruida por un maremoto, parecían suficiente probanza. ¿Por qué no pensar que el repentino ocaso de Tartessos se debió a su destrucción por los fenicios o por los primos de éstos, los cartagineses?

Hoy se acepta una explicación menos dramática: Tartessos se esfumó porque se quedó sin mercados. Así de sencillo. El año -573 los asirios conquistaron Tiro, la ciudad fenicia de la que dependía casi todo el comercio tartésico, y las delicadas vías comerciales de la ciudad se desconcertaron.

El hueco dejado por Tiro lo ocuparon en seguida los avispados griegos foceos que llevaban siglos intentando arrebatar a los fenicios el comercio de los metales. El Fértil Creciente no podía quedar privado de sus suministros de estaño. ¿De dónde procedía casi todo el estaño? De Bretaña y las islas Británicas. Los griegos foceos se hicieron cargo de la cartera de clientes de los fenicio-tartesios y derivaron el estaño por la ruta del Ródano y Saona hacia Marsella, su gran emporio comercial.

Cuando Cartago, la sucursal africana de Tiro, logró reaccionar y tomar el relevo de los fenicios, se encontró con que los griegos se habían alzado con la parte más sustanciosa del negocio. Griegos y cartagineses llegaron a las manos en la sonada batalla naval de Alalia (-535), después de la cual establecieron sus respectivas zonas de influencia: los griegos comerciarían con el norte de la Península, y los cartagineses con Levante y el sur. El trato duró hasta que fueron expulsados por los romanos, como en su momento se verá.

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