SOBERANOS E INTERVENIDOS: Dolores Ibarruri, La Pasionaria.

Publicado el 8 de diciembre de 2021, 13:36

En París, el servicio militar de EEUU recogía del 3 de junio de 1945 la posición de la secretaria general del Partido Comunista de España: "Se opone al derrocamiento pacífico de Franco y llama a combatir: 1) porque un gobierno no puede ser libremente determinado por Cancillerías alejadas de la voluntad popular; 2) porque la Falange no va a abandonar el poder sin combatir; 3) porque el fascismo en España debe ser destruido por los propios españoles, no por la presión o intervención extranjera". "Hay dos métodos para acabar con Franco, la fuerza o una transición en orden a otro gobierno. Mientras los comunistas y los izquierdistas españoles en Francia son partidarios de la primera, hoy Francia, los EEUU y el R.U. estimulan la segunda".
11 de abril de 1945. Muere Franklin D. Roosevelt y entra Truman en escena. 7 de mayo: capitula el III Reich. 20 de junio: las Naciones Unidas aprueban la propuesta de México de excluir al régimen de Franco por haber sido instaurado con apoyo armado del Eje Alemania-Italia.

Franco, que preservó su poder reprimiendo al pueblo y marginando toda participación ciudadana, y ello en términos aceptados, primeramente por Inglaterra y luego con la venia de EEUU, emerge de nuevo interpretando una farándula de la que no era el director: "conversa con Arrese, Girón y Miguel Primo de Rivera. Esperaba que el Consejo Supremo de la Falange votara su desaparición como entidad política (...) en el transcurso de una reunión "muy secreta" (16 de junio) los dirigentes falangista se oponen a disolver la Falange, si fuera necesario, por la fuerza de las armas". Se siente presionado: "Los generales, dirigidos por Aranda, García Valiño, Beigbeder, Varela y Ungría, insisten que Franco deje el poder inmediata e incondicionalmente". La noche del mismo día, "se entrevista con los duques de Arión, del Infantado y de Sevilla (conde de Romanones). El duque de Rodezno, que había sido convocado, no apareció (...)
Anunció que el príncipe Juan rehusaba regresar a España. Pidió que le propusieran nuevos candidatos al trono, pero no pudieron ponerse de acuerdo entre ellos. Ni siquiera el enviado del Arzobispo de Toledo. Ante el impasse propusieron a Franco "ganar tiempo" dirigiendo un discurso a la nación, para prevenir que los generales llevaran a cabo su proyectado golpe de Estado (...) anunciaría un retorno inminente a la monarquía sin especificar el nombre del futuro Rey, y cambios políticos de orientación liberal, en espera de que los EEUU acepten la solución". A toda prisa, al día siguiente reorganiza su Gabinete incorporado al mismo a la Acción Católica.

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