LA CIA EN ESPAÑA: 4. COLONIZADOS POR LA CIA

Publicado el 8 de diciembre de 2021, 19:55

Creo, desde luego, que hay interferencia de ese organismo en la política interna de los países europeos; pero es difícil concretar sus actividades, sobre todo, si salen, como se dice, de la embajada americana en Madrid. Esta actuación hecha en beneficio de Estados Unidos no consigue su propósito. Opino que todas las actividades que en el mundo occidental se han llevado a cabo contra nosotros han sido llevadas a cabo por organismos que recibían fondos de la CIA, pero más que nada con el propósito de implantar en España un sistema político al estilo americano el día que yo falte. 1

 

 

El número de espías norteamericanos que actúan en España, ya bastante elevado en tiempos de la antigua OSS, se incrementa de forma notable tras la creación de la CIA, en 1947. Y muy especialmente tras la firma de los acuerdos bilaterales entre Franco y Eisenhower. Los miembros de la Agencia se mueven por el territorio español con absoluta libertad. El régimen considera normales sus actividades. Más adelante, durante las Administraciones de Kennedy y Johnson, Estados Unidos comenzará a jugar claramente con dos barajas: apoyo abierto al Caudillo y oculto a la oposición moderada. Franco es consciente de esa situación, pero se siente seguro y prefiere aparentar que ignora las actividades de los agentes de la CIA, para no tener el más mínimo roce con sus protectores del otro lado del Atlántico.

Los militares norteamericanos empiezan a captar adeptos en las filas del Ejército español, cada vez más colonizado, y los hombres de la CIA financian, sin ningún recato, a los propios servicios de información de Franco, para tenerlos completamente bajo sus órdenes. Los espías norteamericanos se apropian de un organismo clave, Contrainteligencia, cuya sede está en la madrileña calle de Menéndez Pelayo, y aprovechan la novedosa tecnología que poseen para imponer su presencia en todas las operaciones que llevan a cabo sus subordinados colegas españoles. Pero esta prepotente actitud de los enviados del Imperio irá generando un malestar creciente entre algunos miembros de los servicios de inteligencia españoles, que, más adelante, acabarán neutralizando y destapando varias operaciones encubiertas de la CIA.

La presencia de Franco al frente del Estado español les supone a los norteamericanos una sólida garantía de cara a sus propios intereses estratégicos en Europa. El dictador lo sabe y le está profundamente agradecido a su padrino Eisenhower. Ambos tienen el mismo enemigo: el comunismo ateo. Es muy consciente de que, en plena Guerra Fría y con semejante respaldo, ya no le va a mover nadie de El Pardo. Los norteamericanos saben cómo entenderse con él y tienen la gran habilidad de mandarle siempre interlocutores militares: el almirante Sherman, el almirante Connelly, más tarde el general Walters... Sólo quieren utilizar España como base de sus tropas y de sus servicios de información. Y el Caudillo es condescendiente con ellos. Personalmente, se considera pagado con creces por sus socios. Son los tiempos de la leche en polvo y el queso amarillo.

En mayo de 1967, Franco le dice a su primo Salgado-Araujo: 2

Los americanos operan por medios indirectos, pero, en realidad, lo que persiguen constantemente es la seguridad de su gran nación, atacando a derechas e izquierdas, según lo consideren más oportuno para dicho fin. Aunque, en nuestro caso, se equivocan, porque favoreciendo el desorden y la subversión, sólo favorecen a Rusia. El gobierno está bien informado de esas actividades que sigue de cerca. La CIA, según mis informes, dice ser una agencia para la seguridad del gobierno de los Estados Unidos y creo que actúa de acuerdo con él y la Administración norteamericana.

 

1 Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco, Planeta, Barcelona, 1976.

2 Ibid.

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios