SOBERANOS E INTERVENIDOS: La guerra preventiva contra la URSS

Publicado el 10 de diciembre de 2021, 12:33

En septiembre de 1945, un mes después de la capitulación del Japón, con el estreno del arma atómica estallada sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, la planificación militar de EEUU empezó a asumir como supuesto preparar la nueva guerra. Aunque su estallido puede situarse entre octubre y fines del 1945, como se desprende de los estudios aprobados por el Departamento de Estrategia y Planificación y la División de Operaciones del War Departament. Un segundo episodio del comienzo se hace público en febrero-marzo de 1946, durante la visita de Churchill a EEUU y su muy publicitado discurso en Fulton sobre un "telón de acero" en Europa. Es falso que la decisión tuviera que ver -como durante décadas la propaganda ha repetido- con el apartamiento en febrero de 1948 de los partidos burgueses del gobierno de Checoslovaquia.

Los supuestos eran: "seremos atacados sin una formal declaración de guerra por un enemigo preparado adecuadamente (...); no puede haber garantía de aviso previo (...) por otra potencia dirigida a negarnos el acceso a materiales estratégicos (...); EEUU no puede depender de Aliados (...) el Imperio británico será por lo menos amistosamente neutral; EEUU tratará de confinar los ataques en regiones distintas de Norteamérica; no hay ahora ninguna nación o previsible combinación de naciones que tenga capacidad de invadir con éxito EEUU continental durante los próximos cinco años; como tercera parte, EEUU puede ser conducido a una guerra extranjera en todo el mundo". El supuesto político era la ruptura de la colaboración entre EEUU y URSS. Los analistas concluían , el 11 de febrero de 1946, que "b) la URSS necesita de diez a quince años para oponerse a los EEUU con razonable posibilidad de éxito; c) excepto para fines puramente defensivos, la URSS evitará durante cinco años el riesgo de un conflicto armado de envergadura con EEUU". Pero el supuesto estaba condicionado por una visión ideológica proyectada como realidad virtual: "d) la política exterior soviética es de expansión, de carácter nacionalista e imperialista, sin prueba ninguna de que cambie en un futuro previsible; e) No podemos confiar aún en las Naciones Unidas para salvaguardar los intereses de EEUU". En base a este supuesto ideológico EEUU era programado para una guerra dirigida a evitar que la URSS dispusiera de tiempo para superar las devastaciones de la invasión alemana y consolidara su sistema económico: "estas premisas deben ser usadas por el Estado Mayor del Departamento de Guerra como guía en la formulación de las premisas derivadas necesarias por parte de las agencias operativas que supervisa". "Desde un punto de vista militar, la previsible consolidación y desarrollo del poder de la URSS es la mayor amenaza para EEUU".

Garcés resume cómo la Administración Truman invirtió los conceptos estratégicos involucrando a EEUU de modo permanente en Europa y en todos los rincones del Planeta: "el mayor factor militar individual para la seguridad del Mundo es la seguridad militar absoluta de EEUU". Quedaban abandonadas las premisas político-militares, el secular aislamiento basado en una estructura internacional que aportara seguridad al Mundo, y a EEUU como parte de aquél defendido por Roosevelt y antes por Woodrow Wilson.

El argumento de la interferencia soviética en España no paso de ser mera propaganda. El gobierno Británico, como exponía Eden en 1944, no la esperaba. El embajador soviético en París había expresado al doctor Juan Negrín en 1945 que no la esperaran de la URSS. Dolores Ibárruri, en una reunión del PCE en Toulouse el 6 de marzo de 1946 respondió a la pregunta de por qué la URSS no reconocía al gobierno republicano en el exilio: "Cualquier acción que tome la URSS en relación con España podría crear fricciones con las potencias occidentales".

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