Sucesivas resoluciones de la ONU (100-110)

Publicado el 17 de diciembre de 2021, 23:59

Fueron muchas las sesiones dedicadas al examen de nuestro problema en el subcomité especial, el Comité de Asuntos Políticos y de Seguridad, en el Consejo de Seguridad y en el pleno de la Asamblea General, que en la resolución final, aprobada en la sesión plenaria del 12 de diciembre de 1946, con los votos a favor de la URSS, Estados Unidos, Francia e Inglaterra, decía lo siguiente:

 

Las Naciones Unidas, en San Francisco, en Potsdam y en Londres, condenaron el régimen de Franco en España y decidieron que, durante todo el tiempo que este régimen subsista, España no podrá ser admitida como miembro de las Naciones Unidas.

La Asamblea General, en su resolución del 9 de febrero de 1946, ha recomendado a los miembros de las Naciones Unidas que se atengan a la letra y el espíritu de las declaraciones de San Francisco y de Potsdam.

Los pueblos de las Naciones Unidas aseguran al pueblo español su constante simpatía y su cordial bienvenida cuando las circunstancias permitan que sea admitido en el seno de las Naciones Unidas.

 

La Asamblea General recordaba que en mayo y junio de 1946 el Consejo de Seguridad realizó un estudio de las medidas que las Naciones Unidas podrían tomar en el futuro con relación al caso. La subcomisión encargada de este estudio estableció por unanimidad que:

 

a) Por su origen, naturaleza, estructura y comportamiento, el Gobierno de Franco es un régimen fascista, calcado de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini, y en gran parte está establecido gracias a su ayuda.

b) Durante la prolongada lucha de las Naciones Unidas contra Hitler y Mussolini, Franco, a despecho de las reiteradas protestas de los aliados, dio una ayuda de lo más sustancial a las potencias enemigas desde el principio; por ejemplo, de 1941 a 1945, la División Azul de Infantería, la Legión Española de Voluntarios y el Escuadrón (Aéreo) Salvador combatieron contra la Unión Soviética en el frente de Europa oriental. En segundo lugar, en el verano de 1940 España ocupó Tánger, violando el Estatuto internacional de esta ciudad, y, por el hecho de mantener un ejército en el Marruecos español, inmovilizó efectivos considerables en el norte de África.

c) Documentos incontrovertibles prueban que Franco fue culpable, en unión de Hitler y Mussolini, de haber fomentado la guerra contra los países que, en el transcurso de la guerra mundial, han llegado a asociarse con el nombre de Naciones Unidas. En el plan de esta conspiración estaba previsto que la participación integral de Franco en las operaciones de guerra sería diferida hasta el momento en que se decidiera de común acuerdo.

LA ASAMBLEA GENERAL

Convencida de que el gobierno fascista de Franco en España, que fue impuesto por la fuerza al pueblo español, con la ayuda de las potencias del Eje, a las que prestó asistencia material durante la guerra, no representa al pueblo español y hace imposible la participación de este pueblo en los asuntos internacionales dentro de la Organización de las Naciones Unidas.

RECOMIENDA:

Que el Gobierno de Franco de España sea excluido de todos los organismos internacionales establecidos por las Naciones Unidas, o relacionados con la Organización en conferencias u otras actividades organizadas por las Naciones Unidas o por los organismos citados, hasta que se constituya en España un nuevo Gobierno que pueda ser aceptado.

LA ASAMBLEA GENERAL, ADEMÁS,

Recomienda que todos los miembros de las Naciones Unidas retiren inmediatamente de Madrid a sus embajadores y ministros plenipotenciarios acreditados en esa capital.

LA ASAMBLEA GENERAL RECOMIENDA ASIMISMO QUE ,

Si dentro de un período razonable no se ha establecido en España un Gobierno cuya autoridad derive de la voluntad de sus ciudadanos, el Consejo de Seguridad reconsidere nuevamente la adopción de medidas adecuadas, con el fin de remediar la situación que prevalezca.

LA ASAMBLEA GENERAL RECOMIENDA ADEMÁS

A los Estados miembros que den cuenta al secretario general y a la próxima Asamblea de las medidas que hayan tomado para ejecutar esta recomendación.

 

Ésos no son más que algunos elementos que demuestran que el ambiente internacional era favorable a la democracia española.

¿Qué hubiese ocurrido si esa situación internacional favorable al antifascismo español hubiese estado acompañada de un potente movimiento de lucha dirigido por un gobierno o comité que representara al pueblo español?

¡Que cada uno saque sus conclusiones! En cuánto a las mías, consisten en que 1945−1946 fueron los años decisivos para resolver el problema de la liquidación del régimen franquista. Aquél fue el momento para volcar en España todo lo que era posible en hombres y material; era el momento para colocar a la democracia mundial ante sus responsabilidades, de dar argumentos a nuestros amigos de todos los países para exigir de sus gobernantes y dirigentes que, aniquilados Hitler y Mussolini, no había derecho a que su criatura, Franco, no se hundiese con ellos.

Ése era el momento para pedir a nuestros camaradas que ya estaban en el poder en diferentes países de Europa que nos ayudasen como era su deber hacerlo.

Hasta ese período, y hasta bastante después, el Gobierno y autoridades franceses no nos ponían obstáculo para nuestra actividad en Francia y, sobre todo, a lo largo de la frontera con España.

En cuanto a yanquis e ingleses, las repetidas declaraciones y tomas de posición demuestran que no estaban nada seguros en cuanto a la dirección que podían tomar los acontecimientos en España, y si ellos hubiesen visto que éstos tomaban la vía del desarrollo de la lucha armada, se hubiesen dado prisa en favorecer una salida de tipo republicano para que las cosas no fuesen más lejos que lo que a ellos les convenía.

Pero entre nosotros, en una tal situación, en vez de arreciar en el desarrollo de la acción guerrillera y de las demás formas de lucha, se prefirió que Carrillo pasase a ser ministro de un gobierno que estaba en contra de la lucha guerrillera y de cualquier otra forma de lucha armada. Y la dirección del Partido, en vez de pedir a nuestros amigos que ya estaban en el poder en los diferentes países europeos su ayuda para reforzar la lucha, lo que les pidió fue que reconocieran al Gobierno en el que había ingresado Carrillo. Y la mayor parte de esos países lo hicieron, pero no la Unión Soviética, que estaba convencida de que eso no era más que una farsa.

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