La regulación crea más regulación FALACIA DEL PROVEEDOR ÚNICO / Ley del trinquete

Publicado el 2 de enero de 2022, 23:05

El economista Don Boudreaux [59] tomó esta idea y se preguntó de forma socarrona: ¿qué ocurriría si los supermercados funcionaran igual que las escuelas públicas? Esta fue la conclusión a la que llegó:

 

«Los residentes de cada barrio pagarían impuestos dependiendo de sus propiedades. Una parte importante de estos ingresos tributarios lo usarían los funcionarios del Gobierno en la construcción y operación de los supermercados. Los residentes de cada barrio —dependiendo de sus direcciones residenciales—, se les asignará a un supermercado en particular. Cada familia tendría una asignación semanal de alimentos “gratis”. Los Funcionarios del Departamento de Supermercados, sin duda, tendrían la responsabilidad de determinar las cantidades adecuadas y los tipos de alimentos a las que tienen derecho las familias según su tamaño. Salvo circunstancias excepcionales, ninguna familia se le permitiría ser clientes de un supermercado “público” fuera de su distrito».

«Los residentes de los barrios más ricos tendrían un mejor surtido de productos y más supermercados atractivos que los residentes en zonas más pobres».

«Cuando la calidad de los buenos supermercados fuese reconocido por casi todo el mundo, los que abogasen por la “libre elección de supermercados” serían insultados por alguna coalición de trabajadores gubernamentales afirmando que la libre elección de supermercados solo es un intento de engañar a los consumidores y dar un mal servicio. Solo los supermercados gubernamentales ofrecen buen servicio».

«Aquel pequeño grupo que abogase por los supermercados libres y la separación total entre supermercado y Estado, sería criticado por casi todo el mundo afirmando que son opiniones delirantes dignas de demonios misántropos indiferentes a la malnutrición y al hambre. La privatización de los supermercados —afirmarían los lobbies gubernamentales— crearían escasez en las tierras».

«Incluso algunos se rasgarían las vestiduras cuando los partidarios del libre mercado se refiriesen a los “consumidores” como “clientes”. Para los defensores del colectivismo los alimentos son algo demasiado importante como para que el mercado los venda o haga negocio con ellos».

 

Desgraciadamente la caricaturización de Boudreaux es cierta. El lavado de cerebro gubernamental nos ha hecho pensar que hay temas que solo pueden funcionar cuando los toma el Gobierno. En la URSS sustituyeron el proceso de libre mercado por el de la burocracia y los resultados fueron el desabastecimiento total. No había «quesos», solo había «el queso». No había pan de cebolla, blanco, de centeno, pintado, de mantequilla, de aceite, de cereales… Simplemente había «el pan» y tenían que hacer colas o marcar sus cartillas de racionamiento para poder adquirirlo. A la vez, tal desabastecimiento creó economía sumergida. ¡Normal, la gente no quería morir de inanición! Eso creó que el Gobierno penase duramente a los que comerciaban en el mercado negro, esto es, era delito que la gente se alimentara a las espaldas del Gobierno. Nunca ha habido un sistema tan frio, criminal y antihumano como el Comunismo, esto es, el del Gobierno total.

Ley del trinquete

 

¿Se ha preguntado por qué los profesionales de la medicina y educación gubernamental tienen mayores sueldos que sus homónimos privados? Evidentemente porque tienen más privilegios otorgados a dedo, pero ¿tiene esto sentido cuando la sanidad y educación del Gobierno es francamente tan mala?

Desde que el Gobierno empezó a aplicar los recortes debido a la crisis, no hemos parado de ver al personal de sanidad, educación, justicia gubernamental salir a la calle gritando contra la «privatización» de tales servicios. En realidad, lo que los políticos hacen está muy, pero que muy lejos, de privatizar tales servicios, pero las quejas esconden algo más partidario de lo que parece.

Los funcionarios, ya sean médicos, profesores o miembros dependientes de justicia solo usan la falacia del proveedor único para mantener sus privilegios. Saben que si el sector en el que están se vuelve más eficiente retirarán su situación especial y pasarán a cobrar menos, tener menos tiempo libre y se les hará trabajar más.

Es lo que llamamos en economía la ley del trinquete. Si damos privilegios a un grupo de personas luego nos será imposible sacárselas ya que no se dejarán. Y una forma de mantener los privilegios, evidentemente, no será diciendo que eso elimina el bienestar del privilegiado, sino afirmando que es un ataque al bien común porque el único proveedor solo puede ser el Gobierno. Pero el sentido común y la historia nos dicen lo contrario.

Resumiendo la falacia del proveedor único:

1. A diferencia de los monopolios que se crean espontáneamente del libre mercado, y se esfuman también espontáneamente, los monopolios por ley son eternos.

2. Los bienes y servicios siempre son escasos, los tome el mercado o el Gobierno.

3. Mientras haya una necesidad y esta sea escasa la economía siempre creará una oferta variada para todos sus potenciales clientes.

4. La nacionalización de un sector (como la educación, medicina…) solo aumenta los costes para toda la sociedad expulsando a la competencia privada y creando más desabastecimiento que en una situación de libre mercado.

5. Destroza la innovación y ofrece servicios igualitarios para todos.

6. Los únicos que podrán tener calidad en los servicios y productos nacionalizados son los ricos ya que la competencia privada no podrá rivalizar en precio.

7. Los monopolios gubernamentales crean una casta privilegiada que son un sector importante de votos para el Gobierno y éste los cuida con mayores salarios y ventajas laborales que no tiene el resto de trabajadores de la economía privada. Es un quid pro quo basado en la fuerza.

8. La sustitución del libre mercado por la burocracia no crea trabajadores con iniciativa ni voluntad de servir, sino funcionarios. Los profesores y médicos se convierten en burócratas.

 

[59] Profesor de la George Mason University. Ha escrito numerosos artículos en Wall Street Journal, Investor's Business Daily, Regulation, Reason o The Freeman entre otros. Es uno de los autores del popular blog “Cafe Hayek”. La nota original fue escrita el 11 de abril de 2011 bajo el título Grocery School http://goo.gl/Szq3k

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