Las políticas gubernamentales de educación van dirigidas, en parte, a la creación de una generación de diseño, esto es, una sociedad planificada. Deciden gastar nuestros recursos en proyectos para crear súper–hombres– súper–preparados que después se acaban estrellando o han de emigrar porque no encuentran trabajo en sus países.
El presidente John F. Kennedy fue uno de los primeros en crear esta súper generación aumentando el gasto en educación. El objetivo era reducir el paro formando nuevos ingenieros, economistas, abogados… En resumen, gente altamente cualificada para el futuro. Evidentemente esta medida no es inmediata, ha de pasar alguna generación para que se deje notar. Los resultados obtenidos no se correspondieron con la planificación inicial ya que el desempleo en Estados Unidos casi se ha doblado desde entonces, y en parte, la culpa recae sobre esta planificación de la educación ya que no se enfocaba a la realidad y necesidades del país, sino a los aires de grandeza de los burócratas.
Esta sociedad de diseño ha creado en España que ingenieros, economistas y abogados tengan que ejercer profesiones no cualificadas porque el mercado está saturado de «cualificados universitarios», hasta tal punto que la tendencia en la búsqueda de nuevos empleados por parte de las empresas ya no son los conocimientos académicos del potencial candidato, sino su capacidad productiva y ganas de trabajar. ¿Qué ventaja competitiva te da una carrera cuando la tiene todo el mundo? Ninguna.
El actual Gobierno del Partido Popular, visto el rotundo fracaso de los planificadores sociales anteriores, y como siempre sin aprender de los errores pasados, prometió fomentar la Formación Profesional (FP). Es decir, ahora ser universitario es malo. Una ministra afirmó que es «necesario reforzar, cada vez más, el compromiso gubernamental con la FP». Han cambiado de ministra pero no de mentalidad, el Gobierno decide sobre las modas laborales y futuro de las personas jóvenes, pero luego son las personas quienes pagan las terribles consecuencias de una sociedad planificada centralizadamente.
¿Cree que la planificación actual dará buen resultado? Muy posiblemente el futuro laboral de los jóvenes que estudien FP será el mismo que el de los universitarios de la generación anterior: saturación del mercado, fracaso, inestabilidad laboral y alto desempleo entre la juventud.
La educación del Gobierno es inmoral
Cualquier padre espera que en la escuela enseñen a su hijo a leer, escribir, matemáticas, historia, biología y geografía, pero como hemos visto antes, los niños son unos auténticos analfabetos en estas materias. Y es que al Gobierno no le interesa que los chicos sepan cosas así. Ahora las escuelas del Gobierno han secuestrado la función de los padres para enseñar cosas como:
Ser buenos ciudadanos del mundo.
Ser «sensible» con aquellas personas que sean diferentes. Pero a la vez, les enseñan que la peor raza del planeta es el hombre medio blanco, judeocristiano y heterosexual.
Inculcar que la sociedad occidental es el peor mal de la historia.
Cómo las grandes empresas destruyen el mundo.
Reciclar y obligar a hacer lo mismo a sus padres.
Denunciar a sus padres si no pagan algún impuesto.
Y hasta cómo han de practicar el sexo.
De hecho, cualquier iniciativa civil al margen del adoctrinamiento gubernamental es proscrita por los políticos. Eso es lo que suele ocurrir cuando una familia educa a su descendencia en sus propios valores sin que vayan al colegio, lo que se conoce como Escuela en Casa o Homeschooling. En este país hay unas 2.000 familias que han optado por este estilo de vida y forma de enseñar [68] .
Se suele decir que este método hace a los niños menos sociales, más vagos, más consentidos, menos disciplinados o incluso que los padres no tienen suficientes incentivos como para educar a sus niños. Todos los mitos sobre el homeschooling son falsos. Cuando los niños son educados en casa por sus padres se involucran en millares de actividades fuera del hogar donde comparten y socializan con otros niños de su edad. Los padres responsables, es decir, justo aquellos que no llevan a sus hijos al colegio para tomar la ardua tarea de educar cada día a sus vástagos, imponen mayor disciplina que los burócratas de los colegios públicos que no pueden ni castigar a un niño cuando se porta mal porque tiene miedo a que les denuncien.
Más aún, ¿qué legitimidad tiene la fría maquinaria del Gobierno para decir a la gente cómo educar a sus propios hijos? Uno de los primeros pensadores europeos a favor de la dictadura fue Platón. Apoyó activamente a los tiranos. En su visión, Platón quería abolir la familia y consideraba que la educación tenía que ser un monopolio del Gobierno. Para el pensador griego los niños eran tan importantes que no podían estar en manos de los padres (ya hemos visto esto antes; es la falacia del Leviatán: la gente es mala, el Gobierno bueno).
Hemos aplicado la teoría de Platón y ya vemos los resultados. No solo no aprenden, sino que sus valores están totalmente degenerados: agreden a sus profesores y cuelgan las pruebas en YouTube, no paran de aumentar las denuncias de niños contra sus padres por tonterías, tienen una disciplina cero que les conducen a más delitos y actos irresponsables, los actos de bullying (acoso escolar) se han vuelto cada vez más salvajes, incluso vemos a niños que están violando a sus compañeras.
Otro filósofo griego, Aristóteles, respondió a Platón. Le advirtió de lo que pasaría si la educación de los niños pasara a manos del Gobierno. Aristóteles dijo que si los niños son del Estado, y los padres se alienasen de los pequeños, nadie se responsabilizaría de los actos de los chicos. Es la historia que ahora tenemos. Platón tenía razón en una cosa: los niños son demasiado importantes. Y por eso mismo, han de ser apartados de la nefasta influencia del Gobierno.
Y cuando pasamos a la solidaridad de la educación pública nos encontramos con la misma inmoralidad. La educación del Gobierno nos obliga a pagar la educación de otros sin garantizarnos nada. Pongámonos el siguiente ejemplo. Pablo empezó a trabajar a los 16 años. Actualmente tiene 35 años y un hijo de 6 años. Desde que empezó a trabajar estuvo manteniendo con sus impuestos a niños que jamás verá y que ni siquiera sabe si son buenos estudiantes. No lo hizo, además, por un acto de amor y altruismo, sino porque de no haberlo hecho, el Gobierno lo habría metido en la cárcel. Pablo, creyendo en el sistema de «Educación Pública” nunca ahorró nada para la educación de su hijo. Desde que la crisis nos ha golpeado, una de las partidas estatales que más ha bajado es la educación. ¿Tiene sentido que Pablo haya pagado una “mejor» educación a niños que ni conoce que a su propio hijo? ¿Le parece solidario que le obliguen a pagar la educación de otro mediante la extorsión y coacción?
Cheque escolar
Algunos grupos creen que una solución, total o parcial, al problema de la educación sería el llamado cheque escolar. Este instrumento haría que el Gobierno financiase a los padres según el número de hijos que tengan, y luego éstos, gastarían este dinero en el centro que ellos escogieran. Las ventajas que se suelen argumentar es que da más libertad de elección a los padres, desburocratiza el sector de la educación y fomenta la excelencia entre los profesores ya que la elección dependería de los padres y no de la administración.
El cheque escolar es una simple subvención. Eso significa que una mayoría paga los estilos de vida de una minoría. Sigue siendo injusto porque el ciudadano va a estar pagando durante toda su vida la educación de otras personas. Curiosamente, los que defienden esta opción, que suelen ser los liberales, son también los que están en contra de las subvenciones en general. Es una especie de liberalismo esquizofrénico. Las subvenciones a los agricultores son malas, pero si son para llevar a mis hijos al colegio son buenas. El cheque escolar, al sacar el poder al profesor, lo transfiere a los padres por ley. Eso significa crear un lobby más. Y como ocurre con todo grupo de presión, éste cada vez iría pidiendo más dinero para sus interesados en detrimento de la mayoría del país.
No tiene mucho sentido pensar, además, que los profesores se quedarían sin los privilegios actuales porque nunca van a aceptarlo, y como son un grupo de peso dentro de los votos del país, el Gobierno igualmente les daría una compensación. A la vez, el cheque escolar no es más que una ilusión de libertad para los padres. No da mayor libertad en el sentido que las materias siguen estando dictadas por el Gobierno y la educación sigue en manos del Poder. Y mientras sea así, la educación de nuestros hijos siempre dependerá del gobernante de turno, por lo que las escuelas seguirían educando en esos valores.
Tampoco es cierto que arregláramos el problema de la financiación gubernamental porque eso dependerá del importe de dinero que otorgue cada gobierno a los padres, y siendo un colectivo amplio, siempre pagarán por encima de las posibilidades reales de los recursos que tenga la administración. Tampoco ayudará a la economía privada del sector en forma extensa. Si el Gobierno deja la propiedad de las escuelas, simplemente se dedicará a regular de una forma más draconiana a las escuelas privadas para no perder el control sobre estas. El problema real de la educación gubernamental es el control que mantiene el sistema actual más que la forma de financiación. Aunque cambiemos la forma, no modificaremos el fondo. Esto solo hará estrangular a las pequeñas escuelas. El cheque escolar no es más que un mal parche que legitima el Poder de los políticos sobre nuestras vidas.
[68] Dos mil familias españolas optan por formar a sus hijos en casa. La Vanguardia. 20/02/2009.
Añadir comentario
Comentarios