I.2.1. La riqueza industrial 12-18

Publicado el 17 de enero de 2022, 0:26

Para hablar de las actividades industriales, escasas evidentemente en esta comarca en la época de análisis, tenemos que utilizar como principales fuentes, la información que nos proporciona la Cámara de Comercio en la obra ya utilizada y las matrículas de contribución industrial de 1936 25 .

Antes de comentar las matrículas industriales debemos hacer unas observaciones sobre la documentación 26 :

1º) Las matrículas se dividen en cuatro tarifas: en la primera están incluidos los comercios, almacenes, negocios de hostelería, etc.; en la segunda las profesiones liberales, intermediarios y transportistas (arrieros); en la cuarta las actividades artesanales y oficios manuales; y finalmente en la tercera el pago por las máquinas según su potencia y las fábricas (por ejemplo por la potencia eléctrica, las ruedas de molino, el tipo de motores, etc.). Es decir, estrictamente sólo en la tarifa tercera estarían comprendidas realmente las industrias o protoindustrias, mientras que las demás son actividades artesanales o pertenecen el sector terciario (comercio, transporte, servicios).

2º) Una misma actividad o persona con un solo negocio puede pagar por varios conceptos y por tanto varias matrículas. Por ejemplo una serrería paga por tener sierra, por carpintero y por tener taller; una fábrica textil puede pagar hasta por cuatro conceptos (tenencia de telares o lanzaderas, máquinas de coser y de aprestar); o las ferreterías que señalan tres conceptos (ferretería, venta de pólvora y almacén de hierros). Con todas estas matizaciones, se reduce el número de personas y de actividades industriales y comerciales.

3º) Por contra, hay que señalar que no todas las personas pagaban matrícula y ocultaban sus actividades al fisco. Es el caso de muchas personas que entrarían en la categoría artesanal, o tanto en la tarifa primera como en la tercera hay negocios no declarados y los que sí lo están, generalmente, declaran menos de lo que realmente tienen (potencia de máquinas, capacidad de molinos), para, obviamente, pagar menos a Hacienda.

Las matizaciones anteriores nos muestran las deficiencias de esta documentación desde el punto de vista de un análisis histórico y socioeconómico, debiendo actuar con cautela, aun cuando en el conjunto esta documentación es reveladora de una situación económica e indicador de una realidad social.

Como ya hemos indicado, la actividad industrial depende de la agricultura. Hemos señalado que los cultivos fundamentales eran el cereal y la vid. Por ello, el problema triguero afectó tanto a la provincia y a la comarca y eran tan importantes los fabricantes de harinas y su influencia en el agro y en la subsistencia de los campesinos, la mayoría de la población.

En la zona de análisis había en Toro 4 fábricas de 17.500 a 25.000 kgs./día, en Argujillo una de 6.000 kgs., en la cercana Bóveda de Toro otra de 3.000 kgs., en Belver de los Montes una de 4.450 kgs. y en Pozoantiguo una fábrica de 2.500 kgs 27 . Además existían molinos en la mayoría de las localidades aprovechando la fuerza de la corriente del agua de ríos y regatos. De éstas, las más importantes son, sin duda, las harineras toresanas.

Algo menos importantes eran los fabricantes de vinos y aguardientes, aunque en determinadas localidades suponían una fuerza social y económica de primera magnitud como luego comentaremos. En la zona de análisis existían:

 

Fábricas de alcohol 96º

Toro 2 28
Morales de Toro 1
Sanzoles 1
Moraleja del Vino 3
Coreses 2

 

Fábricas de aguardientes

Toro 5
Villavendimio 1
Villabuena del Puente 1
Venialbo 1
Bustillo del Oro 1
Villalazán 1
Moraleja del Vino 5

 

Estos datos son demostrativos de las dos áreas de la provincia más potentes en el sector vinatero, la Tierra de Toro y la Tierra del Vino, con dos centros neurálgicos, por un lado, Toro y, por otro, Moraleja del Vino, que además de concentrar la mayor parte de las fábricas de alcohol y aguardiente, eran los lugares en los que se encontraban los mayores acopiadores de vino. Lógicamente estos establecimientos tenían carácter familiar en su mayor parte y poca capacidad de producción, pero al menos durante algunas épocas del año necesitaban contratar mano de obra por las necesidades de elaboración de los productos.

En estos años estamos en momentos de regresión del cultivo de la vid, debido al descenso de la demanda de vinos por la competencia de otras regiones, las trabas fiscales y la nula exportación (anteriormente sí existieron exportaciones importantes a Francia aprovechando la filoxera). De este modo se dedican los antiguos viñedos al cereal. Esto es patente en los partidos de Toro, Fuentesaúco y Zamora, donde habrá aparatos destiladores sin funcionar 29 . La dependencia del sector agrícola es total y en él reside en estos años el poder económico, social y político.

Gracias a la ganadería ovina, la única destacable en la provincia, se produce un ligero despegue de las fábricas de queso en la comarca, aunque más bien deberíamos hablar de artesanos familiares del queso. Las fábricas más importantes de la provincia, sin duda estaban en Toro. Además había fábricas en Villalonso, Castronuevo de los Arcos, Bóveda de Toro, Morales de Toro y Malva 30 .

Otras “agroindustrias” en la comarca serían las fábricas de chocolate de las que había hasta 15 fábricas en los tres núcleos importantes de la provincia, Zamora, Toro y Benavente “casi todas movidas por electricidad”. También estaban ubicadas en Bóveda de Toro y en Vezdemarbán, el pueblo chocolatero por excelencia, donde existían 12 fábricas. Y nuevamente debemos señalar el carácter familiar y artesanal de dichas fábricas.

Funcionaba además una fábrica de lana en Toro, una de curtidos en Toro con molino de corteza y una de tejidos de algodón en Toro 31 . Junto a ello estaban los telares manuales y algunos mecánicos en Vezdemarbán, la industriosa localidad del norte de Toro.

Destacable sería la fábrica de conservas de frutas y hortalizas que se cultivaban en la vega del Río Duero y que precisamente cerró en el año 1936.

En cuanto a la electricidad 32 en Aspariegos se encontraba la Hidroeléctrica de Aspariegos S.A. que distribuía la electricidad de El Porvenir para varios pueblos de Tierra de Campos y para Aspariegos, Castronuevo, Pobladura de Valderaduey, Belver de los Montes, Malva, Bustillo del Oro, Fuentesecas, Arquillinos y Cerecinos del Carrizal; la fábrica de Ntra. Sra. del Carmen en Coreses que alimentaba Fresno de la Ribera, Algodre, Monfarracinos, Villalube, Gallegos del Pan, Benegiles, Molacillos y Torres del Carrizal; la fábrica de José Losada en Moraleja del Vino que proporcionaba energía a Moraleja, Sanzoles, Venialbo, Madridanos, Villalazán, Bamba, Casaseca de las Chanas y Arcenillas; la Electra Popular Toresana S.A. que abastecía Toro, Tagarabuena, Villavendimio, Villalonso, Pinilla de Toro, Morales de Toro y Villardondiego; la Electro-industrial Tiedrana (Valladolid) que se encargaba de la industriosa Vezdemarbán; y la Electra del Río Guareña que atendía las necesidades de Villabuena del Puente, Bóveda de Toro y El Pego. Finalmente desde Castronuño en la provincia de Valladolid, donde se encontraba la Electra Popular de Castronuño S.A., se distribuía electricidad a localidades como Peleagonzalo, Pozoantiguo, Abezames, Valdefinjas o Vadillo.

Pero en definitiva, como reconocían los miembros de la Cámara de Comercio “las industrias más importantes [...] han seguido siendo las de fabricación de harinas y vinos” 33 . Ello era indudable, pues las fábricas de harinas presentaban una importancia económica capital por la transformación de la producción triguera de la zona, básica en la economía comarcal y la generación de un importante número de puestos de trabajo. No en vano la “fiebre harinera” desde principios de siglo marca la pauta en la orientación industrial en toda la Meseta. Desde los años 20 se denota un exceso de capacidad y de minifundio industrial por la proliferación de molinos, que como veremos aparecen en muchas poblaciones aprovechando la fuerza hidráulica y, en cada vez más casos, comienzan a utilizar la electricidad como fuente de energía 34 .

Para tener una visión global de las actividades industriales, comerciales y profesionales que debían pagar matrícula sintetizamos en la Tabla 2 el número de matrículas y las cuotas que se pagaban por cada tarifa en cada una de las localidades posibilitando la comparación entre ellas y con el número de población.

Podemos hacer una clasificación según el número de matrículas, ya que como se aprecia en la tarifa tercera, la propiamente industrial (sería mejor decir protoindustrial o preindustrial, pues muchas de ellas son molinos de agua para moler el grano), sólo destaca el caso de la cabeza de comarca, Toro, con una pequeña diversificación y la excepción de Vezdemarbán con sus telares mecánicos, lanzaderas y los molinos de chocolate, que suman 40 matrículas de esta tarifa de las 41 de la localidad. Es, por tanto, la tarifa más escasa, llegando incluso a no haber matrícula alguna en varias localidades del área de investigación, índice evidente de la ausencia de desarrollo industrial en la comarca.

De este modo contamos en la zona con la siguiente estructura industrial y del sector terciario, también reflejado en las tarifas primera, segunda y cuarta:

A) Localidades con escasas matrículas industriales (menos de 20): son localidades de poca población como Abezames, Fresno de la Ribera, Fuentesecas, Gallegos del Pan, Matilla la Seca, Pobladura de Valderaduey, Valdefinjas, Villalazán (influencia de Villaralbo, Moraleja del Vino o de la ciudad de Zamora), Villardondiego, Algodre, Argujillo, Molacillos, Monfarracinos, El Pego, Torres del Carrizal, Vadillo de la Guareña o Villalonso (que presenta el número más elevado -18- debido a la tradición quesera del lugar), y otras más pobladas como Tagarabuena (influencia de la cercanía de Toro) o Aspariegos y Villalube de acentuado cariz agrícola.

Todas presentan algún artesano (barberos, carpinteros, herreros, zapateros) y algún pequeño negocio (café o tienda). En la segunda tarifa, algunos de estos núcleos no tienen ni médico, recibiendo el de alguna localidad cercana mayor. La mayoría de ellos no tienen ninguna matrícula en la tercera tarifa, la más propiamente industrial (Abezames, Pobladura de Valderaduey, Valdefinjas, Villardondiego, etc.) y cuando presentan alguna son molinos (en el caso de Argujillo sería la fábrica de harinas ya comentada, en Villalazán habría incluso dos, aprovechando la presencia del Río Duero, en Villalube uno, en Benegiles otro, en Monfarracinos otro molino, en Vadillo otro molino) y otros pocos casos como el de Villalonso que se trata de una fábrica de gaseosas, en El Pego de una sierra de cinta y en Torres del Carrizal un horno para cocer tejas o en Gallegos del Pan un tejar, pero que simplemente paga 23,35 ptas. al año por la matrícula.

Como se puede deducir rápidamente son localidades absolutamente agrícolas, de poca población y de un primitivismo absoluto en lo que respecta a las actividades secundarias y terciarias. Su economía no está diversificada y dependen casi exclusivamente de la producción agrícola. De hecho la mayoría de las matrículas dependen del sector agrícola o están relacionadas con él (herreros, carreteros, alguna ferretería) o sirven para satisfacer el exiguo nivel de consumo existente (abacerías, venta de tocinos y carnes, cafés, panaderos, barberos, zapateros, algún sastre). En definitiva, una estructura simple y muy ruralizada con una dependencia total de las condiciones meteorológicas.

B) Localidades con un número medio de matrículas industriales (entre 20 y 30) y un número medio de población (más de 700 habitantes): son localidades dominadas ampliamente por el sector agrícola, en algunos casos con un elevado número de obreros sin tierra, que impide el desarrollo de actividades complementarias a las agrícolas, incluso los
clásicos artesanos que dependen de los encargos de los labradores, a pesar de que por población deberían tener más desarrollado el sector comercial y artesanal. Son Belver de los Montes, Benegiles, Castronuevo de los Arcos, Malva (favorecido por su centralidad entre varios pueblos), Peleagonzalo, Pozoantiguo, San Miguel de la Ribera, Villabuena del Puente y Villavendimio (ésta con 27 matrículas, 14 de las cuales pertenecen a los artesanos, que tenían demanda en un cierto sector de labradores acomodados y colonos con buenas condiciones económicas gracias a arrendamientos baratos y antiguos y tierras productivas).

Nos encontramos en la misma situación que antes, sólo que ahora, por población, en la tarifa cuarta hay varios artesanos del mismo oficio (herreros, carreteros, panaderos) siendo generalmente la de mayor número; en la tarifa primera también hay varios negocios que se dedican a la misma actividad (cafés, tiendas de comestibles) y alguna posada y venta de tejidos. En la tarifa segunda estas poblaciones por su tamaño disponen todas de médico, en algunos casos farmacéutico y veterinario y, excepcionalmente, aparecen un cobrador de giros (Villavendimio), carros de caballerías para el transporte (Villabuena del Puente, Belver de los Montes y Benegiles) o secretario de juzgado (Malva y Villabuena del Puente). En el caso de Castronuevo de los Arcos se alcanzan seis matrículas en esta tarifa por la existencia de farmacéutica, tres médicos y dos veterinarios.

En la tarifa tercera tenemos principalmente molinos para transformar el trigo en harina, tejares y hornos para cocer tejas y la elaboración de chocolate.

En el caso de Belver de los Montes dos matrículas corresponden a la fábrica de harinas y en Villabuena del Puente dos a la Electra del Río Guareña y en Castronuevo y Malva están pagando las comentadas fábricas de quesos de poca capacidad.

Nuevamente el panorama es negativo en cuanto al desarrollo de actividades al margen de la agricultura. Lo poco que hay es artesanal y comercial, con un claro déficit en lo protoindustrial, lo cual tiene un reflejo en la escasez de población activa dedicada a otras actividades que no sean las del sector primario y en las que el sector de labradores acomodados ocupa la cúspide social y económica.

C) Localidades con un número relativamente elevado de matrículas en el contexto socioeconómico en el cual nos situamos (más de 30) y un número de población superior a los 1.000 habitantes (excepto Bustillo del Oro). Estas localidades logran cierta diversificación (entiéndase siempre en términos relativos) de sus actividades comerciales, profesionales e industriales.

El caso de Bustillo del Oro, que entra en esta categoría, debería su número de matrículas, mayor del que le correspondería por población en este contexto, a una fuerte demanda de actividades artesanales y comerciales por la existencia de un colectivo importante de labradores acomodados, tanto propietarios como colonos. Sus tierras eran de las que más rendimientos obtenían en la comarca y generaban beneficios que permitían el desarrollo de otras actividades (sobre todo artesanales -17 matrículas en la tarifa cuarta-).

Coreses gracias a su población cercana a los dos mil habitantes y su influencia en los pueblos cercanos genera el surgimiento de matrículas asociadas fundamentalmente a la venta para el consumo y a los oficios artesanales. La tarifa segunda es similar al grupo anterior, así como la tarifa tercera, donde es destacable la presencia de un revendedor de electricidad en Coreses, que paga un importante impuesto.

Sanzoles y Venialbo, casi en el límite de nuestra clasificación, se caracterizan por un número considerable de matrículas en la tarifa primera (venta de alimentos) y artesanos. En Venialbo destacan las serrerías con industriales que repiten matrículas como carpinteros, los clásicos molinos y un fabricante de vinos. En Sanzoles destaca un molinero con tres matrículas (molino movido por electricidad, torno y panadería).

En el norte de la comarca se encuentran dos localidades de tradición en actividades no agrarias como Pinilla de Toro, donde destacan los almacenistas de lana y tripas, las personas dedicadas a las pieles sin curtir y los pequeños artesanos, teniendo una tarifa tercera muy pobre (hornos, sierra, fábrica de gaseosas); y por supuesto Vezdemarbán, por
las razones ya indicadas del desarrollo del textil y del chocolate (telares mecánicos, máquinas, lanzaderas, molinos mecánicos y a mano para el chocolate, piedras para elaborar chocolate), además de los carros para el transporte de esos productos y de los artesanos y los negocios de venta necesarios para responder a la demanda de una población superior a 2.000 habitantes.

Moraleja del Vino presenta una tarifa tercera con mayor número de matrículas que localidades más pobladas, pero se trata en el primer caso de fabricantes de vino, gaseosas y reventa de electricidad y en el segundo de hornos para elaborar tejas y una fábrica de tejas. El resto de tarifas es semejante a los demás núcleos, salvo el elevado número de
comerciantes ambulantes, que da un carácter específico a esta localidad.

Morales de Toro es la población con mayor número de matrículas (96), que servirían para cubrir las necesidades de una población superior a 2.000 habitantes y en la que es destacable la presencia de muchos carros con caballerías para el transporte (arrieros), fábricas de gaseosas, una fábrica de lejías y una fábrica de quesos. También es resaltable el alto número de artesanos (por ejemplo cuatro carreteros, cuatro panaderos y seis herreros), así como el de negocios de venta de productos alimenticios.

D) El caso de Toro. Como cabeza de comarca centraliza un gran número de tiendas y negocios que dan servicios a toda la zona (tiendas de calzado, ropa, alimentación, cafés y bares, bazares, droguerías, almacenes de cereales y abonos), unas pequeñas fábricas (textil, ladrillos, cuatro serrerías, una fábrica de conservas, las fábricas de queso comentadas, una fábrica de pasta para sopa, molinos y aceñas, las cinco de aguardientes, tres de gaseosas,... y por supuesto las fábricas de harinas - La Esperanza Toresana, Nicandro Villar, La Unión y Harinera Toresana-), las profesiones liberales (médicos, abogados, farmacéuticos), los intermediarios, los transportistas (importante es el número de arrieros que compiten con los camiones, que ya comienzan a aparecer), los comisionistas y finalmente los oficios
artesanales (albarderos, boteros, carreteros, herreros, hojalateros, zapateros, barberos, sastres, etc.), que dan servicio a las necesidades de los labradores de Toro y de los pueblos del alfoz.

El total de matrículas industriales en la ciudad de Toro era de 361, que realmente son menos porque existen algunas personas que pagan por varios conceptos. Ello implica una concentración de la riqueza en pocas manos: los 11 mayores contribuyentes reúnen casi el 30% de las cantidades a ingresar en Hacienda, lo que implica que unas pocas familias controlen los resortes del poder económico y social local 35 . “Es el caso de la familia Cuadrado, de los hermanos Ramos Cuenca o los Benito Prieto o de Anacleto Carbajosa: la primera además de tener una fábrica de alcoholes y aguardientes poseía cuatro taxis de los once del pueblo, los segundos con sus ferreterías y almacenes eran los vendedores casi en exclusiva de herramientas y aperos agrícolas, los terceros las maderas y la compra de frutas y hortalizas para su fábrica de conservas y el último como banquero de todos y almacenista” 36 . A ello habría que añadir que estas familias y otras pocas (entre ellos los Casas, Samaniego, Piorno) eran accionistas de las escasas empresas que existían en Toro como la Abastecedora de Aguas S.A., la Electra Popular Toresana y las sociedades harineras y poseían también un importante patrimonio inmobiliario en el casco urbano toresano. Es, sin duda, una concentración importante de la riqueza industrial de la ciudad de Toro en unas pocas familias.

De este modo se define una estructura preindustrial y arcaica, con un centro comarcal, Toro, eminentemente rural, con un sector agrícola que es la columna vertebral de su economía de la que depende un comercio que atiende mayoritariamente productos agrarios y las necesidades de consumo de esa población agraria y una escasa industria basada en las materias primas que el campo y las condiciones meteorológicas tenían a bien conceder. Se mezclan rasgos de evidente atraso (escasa diversificación de actividades, oficios artesanales manuales, poca mecanización -molinos, telares a mano-) con otros más modernizadores (algunas máquinas, electrificación en los pueblos, comunicaciones relativamente aceptables en el contexto provincial), pero la característica principal es la falta de desarrollo industrial y la escasa diversificación de la economía y del empleo.

Todo ello va a tener un reflejo en la mentalidad de las gentes, en sus posicionamientos ideológicos y partidistas, en sus visiones de la realidad y en sus diferencias sociales y económicas de una notable

25
AHPZA, Sección Hacienda, Matrículas de Contribución Industrial de 1936, Leg. 481, 482 y 483. Además el legajo 480 referido a Toro en 1935.

26
En este apartado seguimos las indicaciones realizadas y la metodología utilizada por GONZÁLEZ GÓMEZ, S. y REDERO SAN ROMÁN, M.: “Análisis metodológico de dos fuentes de historia social: los padrones municipales y las matrículas industriales”, en CASTILLO, S. (coord.): La Historia Social en España. Actualidad y perspectivas. Actas del I Congreso de Historia Social. Madrid, S. XXI, 1991, pp. 507-520. Interesante también y de los mismos autores es el artículo “Industriales, comerciantes y profesionales durante la II República en la ciudad de Salamanca”, en SALAMANCA Revista Provincial de Estudios, 1984, enero-junio nº11-12, pp.149-173.

27
CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA: Op. cit., p. 42.

28
Se trata de las fábricas de Dimas Temprano Álvarez y de Valeriano Cuadrado Luis.

29

CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA: Op. cit., p. 48.

30
CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA: Op. cit., p. 54.

31
CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA: Op. cit., p. 82.

32

CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA: Op. cit., pp. 60-63.
33
CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA: Op. cit., p. 81.
34
VALDEÓN BARUQUE, J.: Historia de Castilla y León. Tiempo de reto y esperanza (Siglo XX). Vol. X. Valladolid, Ámbito, 1986, pp. 85-86.

35
El análisis de la concentración del pago de matrículas industriales ya lo hemos realizado en otra parte. Vid RUIZ GONZÁLEZ, C.: Op. cit., pp. 560-562.
36
RUIZ GONZÁLEZ, C.: Op. cit., p. 562.

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