Jimmy Carter terminó su período de Administración demócrata con una inflexión en su política exterior informada por la directriz 59 del Consejo Nacional de Seguridad (25/07/1980) que se podía interpretar como preparatoria de iniciativas militares para una eventual guerra nuclear "limitada" en Europa.
Por aquel mismo mes de julio, y no podía ser casualmente, se iniciaba la operación de asedio-derribo del gobierno español presidido por Adolfo Suárez, que se vería intensificada a partir de la victoria del candidato Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de noviembre del mismo año.
Todo permite concluir que hubo una relación de causalidad, tanto entre la política exterior de los primeros años de Carter y la reforma política de 1977-78 en España, como entre la llegada a la Casa Blanca del Partido Republicano (20/01/1981) y la inmediata clausura de la etapa reformista del gobierno de Suárez que culminó con la dimisión de éste último y el golpe militar de enero-febrero de 1981.
La elección de Ronald Reagan significó que la política exterior de EEUU adoptase las medidas siguientes: a) incremento del gasto militar: los 108 000 millones de dólares de 1978 se proyectó elevarlos a 300 000 para 1985; b) incremento movilizador de los regímenes o movimientos antidemocráticos y conservadores de África, América Latina y Asia del Sur; c) respaldo a gobiernos y organizaciones incondicionales de EEUU, aunque ejercieran el poder de forma inhumana, y relevo en los gobiernos antes apoyados por Cárter a veces de modo dramático (el presidente de Portugal Sa Carneiro se cayó en las postrimerías de 1980 y su sucesor dimitía en agosto del mismo año; Jaime Roldós, presidente del Ecuador, cayó con un avión en mayo de 1981; Omar Torrijos de Panamá se estrellaba en agosto; Golbery do Couto e Silva, jefe de la Casa Civil de Brasil, seguía en agosto el ejemplo de Adolfo Suárez; Joan Kilpatrick, hacía una gira de apoyo a las dictaduras de Uruguay, Argentina y Chile explicando las suspicacias de la Administración Cárter hacia ella.
España, a finales de 1980, era un caso que ofrecía la mayor seguridad al sistema norteamericano. Gobierno y oposición aceptaban las bases militares y las inversiones en España. Como a poco se vería, la UCD se ofrecía para incorporar España a la OTAN y a las instituciones de la guerra fría. González y Carrillo, aunque verbalmente en desacuerdo con el ingreso en la OTAN, de hecho no movilizaban a la opinión pública, mientras se manifestaban de acuerdo con cuestiones como las cesiones al capital multinacional, al tiempo que excluían de sus programas toda referencia a "nacionalizar".
El sistema español funcionaba bajo las pautas políticas, militares y económicas de desmovilización social y apatía política. ¿Qué puso de manifiesto el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981?: 1) que el acceso de Reagan, con el general Heig en la Secretaría de Estado, apoyó el golpe de Estado; 2) que los centros de poder españoles colaboraron en la preparación del contexto sociopolítico necesario para el golpe; 3) que los principales dirigentes políticos estuvieron involucrados por hacer desembocar el golpe en un gobierno llamado de "concentración nacional" presidido por un General que invocaría la "defensa del orden constitucional".
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