Contribuye a vender esa imagen liberal en Estados Unidos la revista Visión. Esta publicación norteamericana figura en una relación de medios de comunicación financiados por la CIA. 13 También Robert Moss, uno de los jefes de redacción de The Economist, le hace a Fraga la campaña de promoción democrática desde las páginas de su diario. Moss es conocido por sus vinculaciones con la Agencia, tras hacer de portavoz oficioso de este organismo de inteligencia a través de sus reportajes sobre el Chile de la Unidad Popular. Robert Moss vende a Fraga como el Karamanlis español. 14
En septiembre de 1973, cuando ya sólo quedan dos años para que se produzca la desaparición biológica del dictador, Fraga es nombrado embajador en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Regresará a España un día antes de la muerte de Franco. Desde la capital británica, se convierte en un importante eje de la interminable ronda de contactos que comienzan a producirse para preparar la Transición que se aproxima. En su residencia londinense recibe, entre otros, al socialista Mario Soares, muy vinculado a la CÍA 15 y recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, tras la Revolución de los Claveles. También mantiene entrevistas con Darío Valcárcel y otros miembros de la nueva editorial PRISA, constituida para lanzar el diario El País, que finalmente aparecerá tras la muerte de Franco, en 1976, cuando Fraga ya es ministro de nuevo, esta vez de la Gobernación, en el primer gabinete de la Monarquía. Las fotos del político gallego paseando por Londres con Juan Luis Cebrián acreditan los contactos. 16 Sin embargo, Fraga no apuesta inicialmente por Cebrián para que sea el primer director del diario, sino por su amigo Carlos Mendo, muy bien relacionado con los norteamericanos.
Una de las alternativas previstas para realizar la salida controlada del régimen tras la muerte de Franco es la llamada Operación Fraga, que se sustenta en una sociedad denominada GODSA (Gabinete de Orientación y Documentación, Sociedad Anónima), constituida para intentar llevar a Fraga hasta la presidencia de Gobierno. Con ella se intenta aglutinar a numerosas personalidades políticas de la época con el propósito de organizar un gran movimiento encabezado por el político gallego, que rentabilice la imagen liberal que se ha creado de él, durante su período de embajador en Londres, y controle el proceso de cambio político desde la dictadura hasta una democracia controlada, en la órbita norteamericana. La desastrosa gestión como ministro de la Gobernación de Fraga en el primer gabinete de la Monarquía le dejará fuera de los puestos de cabeza en la carrera por el poder y se convertirá en aglutinador de los neofranquistas. Pero incluso entonces seguirá contando con el apoyo inestimable del embajador norteamericano en España, Wells Stabler.
Fraga funda GODSA en los albores de la Transición política, cuando todavía ocupa el cargo de presidente de Gobierno Carlos Arias Navarro. El objetivo de esta sociedad es aglutinar a un selecto grupo de políticos, juristas e intelectuales, con la socialdemocracia como límite por la izquierda. De acuerdo con las tesis de la CIA, Fraga manifiesta: «Mi punto de vista era que había que llegar a conseguir un partido socialista fuerte, socialdemocrático, y un partido comunista débil. Yo pensé que un partido comunista que arrancara en aquel momento, con la fuerza que tenía en Comisiones Obreras, podía ser muy peligroso para la marcha general de las cosas económicas, políticas y sociales del país». 17
Entre los integrantes de GODSA destaca un reducido elenco de militares vinculados a los servicios de inteligencia del Alto Estado Mayor y al SECED: el golpista del 23-F José Luis Cortina, Juan Ortuño, Florentino Ruiz Platero y Javier Calderón, que llegará a teniente general y director del CESID, en 1996, con Fraga como presidente del PP y José María A2nar recién instalado en La Moncloa. Bajo la cobertura de «Gabinete de Estudios», Fraga convierte GODSA en «una especie de agencia de inteligencia, a su exclusivo servicio, cuyo principal objetivo era preparar la creación de su próximo partido político, Reforma Democrática, con el que pretendía disputar el poder a otros competidores», señala Arturo Vinuesa.
La propia existencia de aquella organización civil de Inteligencia dejaba claro que las actividades políticas entre los militares, que estaban prohibidas desde las más altas instancias del Gobierno, lo estaban sólo para los que, con o sin ocultas ambiciones de poder, lo intentaron hacia la izquierda del espectro político. Pero no para los que lo hacían bajo el anagrama de GODSA, en la derecha de Manuel Fraga Iribarne, lo que hacía presuponer una connivencia entre parte de la cúpula militar y la ideología de este político. 18
El coronel San Martín, primer jefe del SECED, es otro de los militares golpistas que interviene en el 23-F con quien Fraga mantiene permanentes y estrechas relaciones. Después de su forzada salida del organismo de inteligencia creado por Carrero, en 1974, tras la muerte del almirante, el entonces teniente coronel pasa un tiempo destinado en el Sahara, hasta que Manuel Fraga, ya al frente del Ministerio de la Gobernación, lo recupera para la vida política nombrándole director general de Tráfico. El general Bastos, que intentó investigar la trama del 23-F dentro de los servicios de información, cuando estaba destinado en el CESID como comandante, asegura al periodista Francisco Medina: «Yo tenía informes de que, por ejemplo, San Martín habló varias veces con Fraga. Tuvieron conversaciones con él». Y en sus memorias inéditas, Juan García Carrés escribe: «Cortina le comunicó a Tejero que, una vez ocupado el Congreso, algunos diputados se levantarían desde sus escaños para apoyar la propuesta que sería expuesta por la persona que se dirigiría a todos explicándoles el motivo de la acción militar». 19
Un dato significativo es que el político gallego aparece en la hoja que el general Armada lleva en su bolsillo, la tarde del 23 de febrero de 1981, cuando entra en el Congreso tomado por Tejero. En ese papel está la lista con los nombres que el general golpista tiene previsto proponer para formar un Gobierno santificado por los norteamericanos. A Manuel Fraga le correspondería nada menos que la cartera de Defensa. 20
13
Citado en Posible, 16 de marzo de 1977.
14
Constantino Karamanlis. Político conservador griego a quien los coroneles golpistas, que llevan en el poder desde 1967, ceden el Gobierno en 1974, cuando la dictadura se derrumba, para cerrar el paso a la izquierda.
15
Véase el capítulo «Isidoro y Mister PESC»..
16
Alfredo Grimaldos, La sombra de Franco en la Transición, Oberon, Madrid, 2004.
17
Manuel Fraga Iribarne, El cañón giratorio, Argos Vergara, Barcelona, 1982.
18
Arturo Vinuesa, Ambición de poder: Operación GODSA, Foca, Madrid, 2006.
19
Interviú, 21 de febrero de 2005.
20
Según Francisco Medina (23-F. La verdad, Plaza & Janés, Barcelona, 2006), la lista de Armada es la siguiente: «Presidente: general Alfonso Armada; vicepresidente para Asuntos Políticos: Felipe González; vicepresidente para Asuntos Económicos: José María López de Letona; ministro de Asuntos Exteriores: José María de Areilza; ministro de Defensa: Manuel Fraga; ministro de Hacienda: Pío Cabanillas; ministro de Justicia: Gregorio Peces Barba; ministro de Interior: general Manuel Saavedra Palmeiro; ministro de Obras Públicas: José Luis Alvarez; ministro de Educación y Ciencia: Miguel Herrero de Miñón; ministro de Trabajo: Jordi Solé Tura; ministro de Información: Agustín Rodríguez Sahagún; ministro de Comercio: Carlos Ferrer Salat; ministro de Cultura: Antonio Garrigues Walker; ministro de Economía: Ramón Tamames; ministro de Transporte y Comunicaciones: Javier Solana; ministro de Autonomías y Regiones: general José Antonio Sáenz de Santamaría; ministro de Sanidad: Enrique Múgica Herzog; ministro de Información: Luis María Ansón».
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