Las Pensiones del Gobierno son una estafa

Publicado el 26 de enero de 2022, 23:40

El gasto en pensiones no ha parado de aumentar año tras año y se enfrenta a una encrucijada. La población en España cada vez es más vieja (nacen menos niños) y por si fuera poco el trabajo escasea. El sistema de pensión gubernamental que se usa en nuestro país es el de reparto, es decir, la Seguridad Social se queda con todo el dinero recaudado en este concepto y lo reparte de forma centralizada. No parece un sistema malo a primera vista, pero como todo lo que hace el Gobierno, no funciona.

Las pensiones siguen un sistema de gestión llamado Esquema de Ponzi. El nombre se debe a Carlo Ponzi que fue un estafador tristemente famoso en los años veinte por vender sellos que no existían. Ofrecía altísima rentabilidad con la especulación de este producto. Lo único que hacía Ponzi, y ahí radica su estafa, eran transferencias de los inversores nuevos a los viejos sin que el dinero se moviera nunca o se usara para comprar sellos. A esto se llama en economía Estructura Piramidal o de Ponzi. El italiano residente en América fue investigado y se destapó todo su montaje. Desgraciadamente el fraude acabó arruinando a 10.000 clientes.

De una forma idéntica funcionan las pensiones en España. Es decir, son una estafa piramidal a gran escala ya que las personas que se retiran no cobran aquel dinero que habían ahorrado, sino que cobran el dinero de los jóvenes que ahora trabajan. Pero si los jóvenes pagan la pensión de los ancianos, ¿dónde se fue el dinero de los antiguos cotizantes? Ah, nos dice el burócrata, es que fue gastado en otras cosas que parecían más importantes.

Curiosamente, uno de los mayores gestores de fondos del mundo, Bernard Madoff, lo encarcelaron por copiar el sistema de «inversión» de las pensiones gubernamentales. Si una persona fue encarcelada por estafar a algunos inversores, ¿qué tendríamos que hacer con los políticos que nos estafan con el sistema de pensiones público?

No solo la gestión de las pensiones es una estafa, sino que los métodos de inversión no son muy limpios. El Gobierno usa el dinero de las pensiones para manipular el mercado y autofinanciarse. ¿Sabe que la mayor parte del dinero de su jubilación se usa para comprar deuda propia? En el año 2008 el Gobierno usaba el 56 por ciento del dinero de las pensiones para comprar deuda española. En 2009 fue del 76 por ciento; y en la actualidad rebasa el 90 por ciento. ¿Le parece sensato que usen el dinero de su futuro para invertirlo en un activo de alto riesgo como es la deuda española? ¿No cree que se lo tendrían que haber dicho? Porque si usted invierte su dinero en un plan de pensiones privado, primero, sabe en qué lo invierte. De hecho, le ofrecen un amplio abanico de posibilidades de inversión; y segundo, cada mes, trimestre, semestre o año le enviarán un extracto de lo que ha ganado o perdido y también de aquello que tiene. Es más, usted tiene el control total sobre su plan de pensiones privado. Lo puede trasladar a cualquier otro plan cuando quiera. Comparativamente las pensiones del Gobierno no son muy transparentes si las comparamos con sus homónimas privadas.

 

Cómo el Gobierno ha destruido la solidaridad con las Pensiones

 

Las pensiones son usadas por el Gobierno y políticos como arma electoral para atraer votos. El que más prometa sacar al vecino para dárselo a usted, ese se ganará un puesto en el Gobierno. Es una forma de corrupción, o lo que es lo mismo, una forma de conseguir réditos personales a través de servicios públicos.

Las pensiones públicas no son más que la propia corrupción de un sistema insostenible. Y es que no solo es una herramienta para comprar votos, es que en el fondo considera a la gente profundamente estúpida y legitima al Gobierno a usar la fuerza contra ellos por su “estupidez”. ¿Por qué un sistema de ahorro forzoso? ¿Es que la gente no sabe ahorrar por si misma? ¿Qué la gente no ahorre legitima al Gobierno para sacarnos nuestro dinero en nombre de nuestro bien?

Antes de Bismarck, que como hemos visto en el primer capítulo fue quien inventó las pensiones gubernamentales, la gente se aseguraba su vejez mediante el método clásico del ahorro voluntario. Si necesitaba dinero adicional siempre tenía a familiares e hijos que les ayudaban por un sentimiento de amor y humanidad. El actual sistema de pensiones estatal ha deshumanizado este proceso natural convirtiéndolo en la ley de la jungla. Ahora todos hemos de hacer un ahorro forzoso, bajo coacción, no para financiar nuestro futuro, sino para dárselo a otro que ni siquiera conocemos. Es un sistema económicamente inviable y moralmente atroz. Nada que se financie mediante la obligatoriedad de los mandatos puede ser moralmente aceptable.

Y ante este sistema perverso y mal montado, cuando los políticos lo ven peligrar no proclaman el mea culpa y hacen esfuerzos para cambiarlo hacia un sistema voluntario, ético y sostenible, no. Su posición es toda la contraria. Proclaman: «el sistema no funcionará porque necesita más dinero». Y ese dinero no es aportado por recortes que hagan en la superabundancia de sus privilegios y excesos, sino que es cubierto con el esfuerzo del Pueblo, del trabajador y las empresas. En consecuencia, han ido disminuyendo el poder adquisitivo de las pensiones, aumentado la edad de jubilación y ampliado el periodo de cálculo para bajar los importes a pagar.

 

Su pensión está perdida

 

Muy probablemente las pensiones estatales acaben con una pírrica renta mínima y única (plana) para todo el mundo que tendremos que complementar con ahorros privados. Algo así no se debe a que la gente se haga vieja, o a que paguemos pocos impuestos, sino a que el Gobierno gestiona el dinero como un atracador de bancos. Un delincuente común ni tiene ninguna responsabilidad sobre el dinero que roba y cuando se le acaba, vuelve a atracar. El Gobierno hace lo mismo con las pensiones. Gastó alegremente el fondo de pensiones en el pasado y ahora que no tiene para devolvernos lo que nos corresponde y nos carga los costes. Eso sí, recuerde que siempre será por nuestro bien.
En resumen:

1. Es un sistema caro e ineficiente. No solo contribuimos a financiarlo con altos importes, sino que además genera abultadísimos déficits.

2. Es un fraude. Personas que aplican los mismos métodos de inversión acaban en la cárcel. Su quiebra es inminente [71] porque se basa en un esquema piramidal de Ponzi donde los jóvenes pagan a los ancianos.

3. Es inmoral ya que se basa en la extorsión. Nuestras aportaciones no sirven para nuestra vejez, sino para el de otras personas.

4. Obliga a la gente a ahorrar contra su voluntad, y no para su porvenir, ni siquiera para el de otras personas ya; sino para que el Gobierno se lo gaste en lo que le dé la gana.

5. Su gestión es opaca ya que no sabemos muy bien en qué se invierte el dinero de las pensiones además que traslada los costes de la irresponsabilidad política al ciudadano aumentado la edad de jubilación o forzando pérdidas de poder adquisitivo.

6. Es usado por los políticos como arma electoral para comprar votos, y por lo tanto, para expandir la corrupción del sistema. Cualquier partido político que consiga los votos de los pensionistas —y recordemos que tenemos ocho millones—, siempre ganará las elecciones.

 

[71]
En el año 2006 ya advertí de cómo acabaría el sistema actual de las pensiones. Retraso de la edad de jubilación, reducción en la prestación y posterior quiebra. Ver “Le mintieron: su futuro no está asegurado”. http://goo.gl/96WXv

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