Esta ampliación, que indica una enorme pero difusa y dispersa base masiva, modifica la relación entre lo que podríamos llamar minorías conductoras o cuadros de la izquierda políticamente militante y la masa. Lo que podemos encarar no es, como ya he dicho, un movimiento vasto, centralizado y coordinado, sino una acción política local y regional contra injusticias específicas —motines, rebeliones del ghetto y demás— o sea, indudablemente movimientos masivos, pero movimientos de masas que en gran parte carecen de conciencia política y que dependerán más que antes de guía y dirección política a cargo de minorías militantes conductoras.
Algunas palabras sobre la estrategia de la Nueva Izquierda. En el grado en que el proceso, seudodemocrático, con el semimonopolio de los conservadores medios de comunicación masiva, crea y reproduce constantemente la misma sociedad y una vastamente inmune mayoría, en ese grado de educación y preparación políticas deben trascender las formas liberales tradicionales. La actividad política y la educación política deben ir más allá del enseñar y escuchar, más allá del discutir y escribir. La Izquierda debe hallar los medios adecuados para quebrar el conformista y corrupto universo del lenguaje y el comportamiento políticos. La Izquierda debe tratar de excitar la percepción y la conciencia de otros, y fragmentar el molde de comportamiento y lenguaje del corrupto universo político, un molde que es impuesto sobre toda actividad política. Se trata de tarea casi sobrehumana y requiere una casi sobrehumana imaginación, principalmente el esfuerzo para encontrar un lenguaje y organizar acciones que no sean carne y uña con el familiar comportamiento político. Algo que quizá pueda comunicar que lo que hay allí funcionando son seres humanos con necesidades distintas y metas diferentes que todavía no han sido y espero que jamás sean disuadidas.
En los términos del Establecimiento y en los términos de la racionalidad del Establecimiento, este nuevo comportamiento político puede y debe parecer como tonto, infantil e irracional, pero ésta puede muy bien ser la señal de que aquí está el intento, el por lo menos temporariamente exitoso intento de ir más allá, de irrumpir fuera del represivo universo del comportamiento político establecido.
Ahora, finalmente, la organización de la Nueva Izquierda. Ya he mencionado la caducidad de las formas tradicionales de organización, por ejemplo, el partido parlamentario. Ningún partido, cualquiera que yo pueda visualizar hoy, dejaría de caer a corto plazo víctima de la totalitaria y general corrupción política que caracteriza al universo político. Ningún partido político, como asimismo ningún centralismo revolucionario ni subterraneidad, porque ambos son fáciles víctimas del intensificado y fluido aparato de represión.
Contra estas formas, lo que parece estar perfilándose es una enteramente pública organización difusa, concentrada en pequeños grupos y alrededor de actividades locales, pequeños grupos que son altamente flexibles y autónomos.
Quiero agregar aquí una cosa que casi puede lucir como herética: ninguna prematura unificación de estrategia. ¡La Izquierda está dividida! ¡La Izquierda siempre ha estado dividida! ¡Sólo la derecha, que no tiene ideas por las cuales luchar, está unida! (Muchas risas).
Ahora la fortaleza de la Nueva Izquierda puede muy bien residir precisamente en estos pequeños grupos contestantes y competitivos, activos en muchos sitios al mismo tiempo, una especie de fuerza de guerrilla política en la paz o de la así llamada paz, pero, y pienso que éste es el punto más importante, concentrada a nivel de las actividades locales, anticipando de tal modo lo que con probabilidad podría ser la organización básica del socialismo libertario, señaladamente consejos de pequeños trabajadores manuales e intelectuales, soviets (si uno puede usar todavía el término y no piensa en lo que realmente sucedió a los soviets), una especie de algo que yo quisiera denominar, y lo digo seriamente, espontaneidad organizada.
Permítanme decir unas palabras sobre la alianza, cuestión que pienso debiera ser discutida en la Nueva Izquierda. Yo sugeriría no aliarse siquiera con el diablo, como dijo Lenin, porque el Diablo se ha vuelto hoy demasiado fuerte. Él nos comería. Tampoco alianza con los liberales, que han asumido tareas inherentes al Comité de Actividades Antinorteamericanas. (Aplauso). Que han tornado la faena del Comité de Actividades Antinorteamericanas denunciando a la Izquierda, realizando el trabajo que el Comité aún no ha efectuado, y pienso que no tengo que mencionar nombres, ustedes saben perfectamente bien. Pero en cambio, una alianza con todos aquellos, ya sean burgueses o no, que saben que el enemigo se halla a la derecha y que han demostrado ese conocimiento.
Permítanme resumir las perspectivas de la Nueva Izquierda. Creo, y ésta no es una confesión de fe, pienso que al menos en gran medida éstas se basan en lo que ustedes podrían llamar un análisis de los hechos. Creo que hoy la Nueva Izquierda es la única esperanza que tenemos. Su tarea, prepararse y preparar a los demás, no esperar, prepararse hoy, ayer y mañana, en pensamiento y en acción, moral y políticamente, para el momento en que se disuelva la cohesión represiva del capitalismo corporativo y se abra un espacio donde pueda comenzar la tarea real del socialismo libertario. Las orientaciones para el próximo año 1969, las perspectivas para la Nueva Izquierda son buenas si la Nueva Izquierda puede sólo sostener su actividad actual. Siempre hay períodos de regresión. Ningún movimiento puede avanzar al mismo paso; sostener nuestra actividad actual ya sería un éxito.
Y, una palabra sobre un amigo o enemigo a la izquierda. Aquellos que denuncian especialmente a los jóvenes de la Nueva Izquierda —estos que pelean por el gran rechazo, estos que no se conforman con el fetichismo ni con los conceptos fetichistas de la Vieja Izquierda y de los Viejos Liberales— aquellos que los denuncian como radicales infantiles, intelectuales snobs y que al denunciarlos invocan el famoso panfleto de Lenin; les sugiero a ustedes que se trata de una falsificación histórica. Lenin se arrojó contra los radicales que enfrentaban un partido de fuertes masas revolucionarias. Semejante partido masivo revolucionario hoy no existe aquí. El Partido Comunista se ha vuelto y se vuelve un partido del orden como así se define a sí mismo. En otras palabras, el zapato está hoy en el otro pie. Ante la ausencia de un partido revolucionario, estos supuestos radicales infantiles son, así lo creo, débiles y confundidos pero verdaderos herederos históricos de la gran tradición socialista.
Todos ustedes saben que sus filas están infiltradas por agentes, por imbéciles y por irresponsables. Pero ellas también contienen seres humanos, hombres y mujeres, blancos y negros, que se hallan suficientemente liberados de las agresivas y represivas necesidades y aspiraciones inhumanas de la sociedad explotadora; suficientemente libres de ellas a fin de tener libertad para preparar una sociedad sin explotación. Me gustaría seguir trabajando con ellos mientras pueda.
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