I.2.3. La ganadería 96
La cabaña ganadera se puede agrupar para su análisis en la época que tratamos en dos grandes conjuntos:
1º) El ganado de labor, compuesto por vacas de labor, bueyes, el ganado mular y los burros. Su función también era el transporte en carros de los productos obtenidos del campo.
Estableciendo una pirámide socioeconómica en función del ganado que se poseía tenemos en la base a los más pobres que disponían de uno o dos burros, luego venían los labradores que tenían una pareja de bueyes/vacas de labor o de mulas y a partir de aquí, los que tenían dos parejas de mulas o una de mulas y una de bueyes que eran los labradores medianos. Finalmente estaban los que tenían dos parejas de mulas o más (algunos labradores llegaban a tener cinco o seis parejas de mulas), indicativo de tener que labrar una cantidad de tierra considerable y que suponen el conjunto de los denominados en los pueblos labradores «fuertes».
El ganado más importante, era sin duda, el mular, debido a la necesidad del mismo para las tareas agrícolas y era el ganado más numeroso de este grupo.
2º) El ganado de granjería, que a su vez podemos subdividir en el ganado para uso exclusivamente doméstico (gallinas, conejos, cerdos, alguna cabra u oveja) y el que servía como medio de vida (pearas de ovejas -el vacuno de leche estabulado era muy escaso-).
No era un elemento económicamente importante, salvo en alguna localidad concreta, pues todo giraba, como ya hemos indicado, en torno a la tierra y su producción. Lo normal en las familias de pequeños propietarios-colonos era tener “unas veinte gallinas, treinta conejos. Los pollos se vendían a los de Toro que venían en Cavidad. Dos cerdos en casa y hacíamos la matanza. En el pueblo tenían uno o dos cerdos” 97 . Se trataba de un complemento para la subsistencia familiar en la mayoría de los casos y de un instrumento de trabajo en la actividad principal, la labranza, para los pequeños propietarios-colonos y los labradores medios y acomodados. En algunos pueblos los prados del ayuntamiento o los bienes comunales servían de verdadera tabla de salvación para los más pobres al poder disfrutar de ellos, como en el caso de Belver de los Montes:
“Había una dehesa que sigue, muchas vacas y muchas yeguas de recría. Venían al puesto y traían dos burros y un caballo. Pero que allí dormían y todo, el 25 de abril iban “payá” y ya no volvían hasta los Santos. Allí quieto había muchísimo ganado, ¡mucho!. Había que ir a Toro o a Zamora o ahí, que había feria todos los domingos en Villalpando”. “Desde el 25 de abril hasta el 21 de octubre estaban en el prado común, atravesado por el Río Sequillo, todo el pueblo echaba allí sus vacas, tenían contratados a dos, había sólo vacas y yeguas” 98 .
En el caso de Aspariegos ocurría algo similar:
“Había 700 cabezas, entre yeguas, mulas, bueyes. Se echaban en los prados comunales, uno que llaman de la Ribera, el de abajo y otro el de los Jatos. Y con buena hierba. Teníamos vaquero por temporadas” 99 .
O en la localidad de Gallegos del Pan, donde también había ganado, pero al ser más pobre, en mucha menor medida y sin importancia económica:
“En el pueblo había ovejas, habría, lo normal serían dos mil ovejas por el término. Había 8 ó 10 ganaderos. De ganado vacuno, en general casi casi el de labor y criar, criaban algunos los terneros y cuando llegaba el tiempo de la primavera pues a la pradera, para irlos criando con la pradera. Pero había pocos, lo que más lo normal la pareja de labor” 100 .
O el caso de Venialbo, con un prado comunal de 300 Has. donde pastaban las vacas, mulas, cerdos, cabras, asnos y caballos. Normalmente podía haber unas 60 vacas de leche, unas 100 mulas, aproximadamente 100 cerdos y bastante ganado de labor. Además el pueblo disponía de una peara comunal de cabras, ovejas y cerdos (vecera) 101 .
El número de ganaderos era reducido y en la mayoría de poblaciones se trataba de un pequeño grupo de seis, ocho o diez personas, que tenían un rebaño de ovejas (las fuentes orales señalan siempre cantidades tales como 150, 180 ó 200 cabezas de ganado) y que vivían de vender los corderos a los carniceros de poblaciones grandes, de hacer queso en casa que luego vendían, una parte en la misma población, y otra parte a los queseros que los recogían por los pueblos o lo iban “a hacer”, y de la venta de la lana, a compradores de Toro, Zamora, y sobre todo de Pinilla de Toro. También vendían el estiércol para abonar las tierras a los labradores o como pago por los pastos de sus fincas.
“Ovejas, muchas. Porfirio tendría unas trescientas, Cayetano, otras trescientas, el Sr. Augusto que tuviera ciento cincuenta.
Habría unas mil quinientas ovejas. Tenían agricultura y completaban con las ovejas. Como no había mineral tenían las ovejas para estercar las tierras. [...]
La lana la vendían al lanero. Venía uno de Pinilla, que se llamaba Heliodoro. La leche de las ovejas se hacía queso en las casas, todos los ganaderos hacían el queso y después venía «el bejarano» que llamaban, venía cada quince días y lo que tuvieras lo compraba. Los corderos se vendían a los carniceros, los vendían con piel y todo, nada más les sacaban las tripas” 102 .
“Muchas ovejas, me parece que había 60 pastores. Algunas cabras había, las tenían la gente bien, tenías una cabra para la leche, el servicio que daban. Había vecera de cabras. Vacas de leche pocas. La Sra. Juana vendía la leche, vendía un cuartillo (que es medio litro) a diez céntimos.” 103 .
“Ovejas, también, había más que ahora. Entonces había cuatro o seis ganaderos con ovejas” 104 .
En algún caso podía haber elementos distorsionadores de esta norma casi general, precisamente por la existencia de dehesas o grandes fincas que permitían la explotación económica de otro tipo de ganado:
“Vacas sólo había de labor. Ovejas, sí, había bastantes, habría por lo menos de 2.000 para arriba, en rebaños de 200 [...] En Fradejas se metían doce o catorce, tenía una vacada de ganado de 600 para arriba, los demás no. Está en el término y en Benegiles” 105 .
“Ganaderos siempre hubo algunos, pero aquí el que más aprovechaba el término era el administrador de Montelarreina, que tenían piaras grandes, aunque también había un par de ganaderos y también había una de cabras. Dos pearas de ovejas había” 106 .
Otra característica generalizada era la posesión por parte de la mayoría de los vecinos de alguna cabra, alguna oveja, algún cerdo, una vaca de labor o un buey juntando todo el ganado de la localidad en un sólo rebaño que aprovechaba los pastos comunales o municipales mediante el sistema de vecera 107 , para lo cual debían contratar algún pastor o vaquero:
“Hubo vecera de cerdos, pero poco. Los cerdos los cuidaba un muchacho, Emeterio. Se juntaban por lo menos 60 cerdos. No me acuerdo lo que le pagábamos, pero muy poco” 108 .
“Y había un señor que guardaba las cabras. Lo pagábamos los particulares, cada cabra se pagaba un duro al mes” 109 .
“Yo vine con doce años a vivir aquí, en 1936, soy de Fuentesecas. Cogimos la vecera de cabras, cerdos, etc.” 110 .
Para alimentar los ganados arrendaban los pastos de los términos municipales, produciéndose también subarriendos de los pastos por parte del ganadero que primero había negociado, que normalmente era un ganadero más acomodado y que podía hacer frente a tal gasto en metálico (aquí el pago no era en especie como los arrendamientos de tierras de labor). Los pastos había que negociarlos con varias entidades y particulares, formándose distintos contratos, que son similares en condiciones, siguiendo sobre todo la costumbre de cada localidad.
Para conocer cómo eran los arrendamientos contamos con los testimonios procedentes de las fuentes orales y con una información indirecta que aparece en los juicios de revisión de arrendamientos que se produjeron en 1931-1932.
De este modo contamos con siete juicios (Abezames, Malva, Bustillo del Oro, Pozoantiguo, Aspariegos- este caso es distinto a los demás, pues sólo se arriendan unas praderas municipales de unas 51 Has. por parte del Ayuntamiento-, Morales de Toro y Vezdemarbán) 111 , relacionados con el arrendamiento de pastos a los ganaderos. Estos contratos se caracterizan por:
- Sólo se arrendaba una determinada época del año en cada localidad. De este modo en Malva no se podía pastar durante los meses de enero y febrero, en Bustillo del Oro desde el diez de diciembre hasta el diez de febrero y en Aspariegos sólo era por 100 días.
- Estaban exceptuados diversos cultivos o momentos en el trabajo agrícola que impedían entrar con los ganados. En Abezames estaba prohibido entrar en alfalfares, eras y bacillares, en Malva no se podía pastar en la siega, en los bacillares, en las fincas con más de 20 árboles y en el espigadero sólo podían entrar a partir del 15 de agosto; en Morales tampoco entraban las praderas, eras y bacillares, las fincas con más de 20 árboles y el espigadero y hojadero sólo era aprovechable cuando lo indicase la Junta del Gremio de Labradores; y en Vezdemarbán se exceptuaban del pasto 2.150 fanegas de viñedo.
- En bastantes ocasiones hay que realizar varios contratos, pues no existe un único portavoz de los intereses económicos de los labradores. En una localidad puede haber más de un Gremio o Asociación de Labradores que represente a los propietarios y también propietarios de tierras y labradores que no pertenecen a esas asociaciones. Por ello en Abezames el contrato es con el Gremio de Labradores y con la Sociedad de Labradores; en Bustillo con la Sociedad de Labradores y con varios particulares; en Pozoantiguo con la Asociación Agrícola y dos particulares; y en Vezdemarbán con la Asociación Agrícola Marbana, la Sociedad de Defensa Agrícola Marbana, la Agrupación de Labradores y con varios particulares.
- Los arrendatarios son varios ganaderos que se unen para el aprovechamiento de los pastos. En Abezames son seis, en Malva son ocho, en Bustillo son cinco, en Pozoantiguo son cinco, en Vezdemarbán son dos, pero que a su vez subarriendan a otros, en Aspariegos son cuatro y en Morales de Toro son todos los ganaderos de la localidad, más de treinta con 5.400 cabezas de ganado ovino.
- El arrendamiento intenta incluir todo el término como ocurre en Abezames, Malva, Bustillo del Oro, Pozoantiguo, Morales de Toro, salvo los cultivos exceptuados, pero puede ocurrir que haya propietarios que no realicen el contrato (aunque era raro, porque era una fuente de ingresos y de abonado de las tierras), como es el caso de una heredad en Vezdemarbán, que permanece fuera de los contratos.
- En este caso, al contrario de lo que pasa con los arrendamientos de fincas para la labranza, los contratos son escritos.
- Las rentas serán consideradas abusivas por el Juez que las rebajará en un 20% en Abezames, Bustillo del Oro, Pozoantiguo, Morales de Toro y Vezdemarbán. En Aspariegos no ha lugar la revisión, pues la demanda se hizo fuera del plazo legal y en Malva se llegó a un acuerdo entre las partes rebajando un 20,8% la renta estipulada en el contrato. No podemos calcular cuáles serían los precios por Ha. y hacer un mínimo análisis por la sencilla razón de que no sabemos la cantidad de tierras que quedan exceptuadas para pastar (viñas, alfalfares, etc.) en cada localidad, pero la calidad de los terrenos, el número de Has. de extensión de los términos municipales y la cantidad de cabezas de ganado que pastaban parecen indicar que Malva y Morales de Toro eran los que tenían los mejores precios para los arrendatarios.
Hemos recogido estos datos en el siguiente cuadro, clasificándolos por localidades, superficie del término municipal y precio del arrendamiento:
La realidad era que en las poblaciones del interior en esta época el poder económico, social y político estaba en los propietarios de fincas rústicas, en los labradores, y los ganaderos simplemente se adaptaban a lo que les exigían, teniendo como única contrapartida para negociar el estiércol de sus ovejas, que era casi en exclusiva el único abono que recibía la tierra, ante el escaso uso de abono inorgánico. Esta no era un arma lo suficientemente importante como para lograr ventajas importantes respecto a los agricultores, con lo cual, y por lo general, la posición de los ganaderos estaba subordinada a los labradores, y éstos eran los que imponían las condiciones.
96 Desgraciadamente en el AHPZA, Delegación de Hacienda, Expedientes sobre recuentos generales de ganadería de los años 1935, 1936 y 1940 no aparecen los pueblos del Partido Judicial de Toro, ni los de Zamora, e incluso faltan algunos de Fuentesaúco. Sólo están de nuestra área de estudio para el año 1936, Argujillo (Leg. 780), El Pego (Leg. 816) y San Miguel de la Ribera y Vadillo de la Guareña (Leg. 828). Es un documento donde no figuran muchos de los animales domésticos existentes y los propietarios que declaran, indican un número menor de animales de los que realmente poseían, como hemos podido comprobar al contrastar los valores reflejados en la documentación con la información facilitada por las fuentes orales. Su valor como fuente histórica queda así reducido para nuestros objetivos.
97 Entrevista con I.P.P. (Gallegos del Pan)
98 Entrevistas con L.S.C. y A.M.C.
99 Entrevista con L.G.G. Al ser propiedad municipal, se arrendaban parte del año a particulares, lo que provocó más de una protesta por parte de los más humildes al no tener lugar donde pastar sus animales, como ocurrió en 1931. Su uso fue siempre una fuente de conflictos.
100 Entrevista con N.P.P.
101 Testimonio de F.A.
102 Entrevistas con G.B. y A.F.C. (Matilla la Seca)
103 Entrevista con O.P.P. (Morales de Toro)
104 Entrevista con J.P.G. (Pinilla de Toro)
105 Entrevista con L.G.G. (Aspariegos y Benegiles)
106 Entrevista con N.F.P. (Fresno de la Ribera)
107 La vecera consistía en una manada de ganado perteneciente al vecindario. Cada vecino pagaba en función de los animales que “echase” a la vecera y se contrataba a un pastor al que se pagaba una parte en metálico y otra en especie o todo en especie. Estos pastores de veceras vivían humildemente, encontrándose en uno de los escalones más bajos de estas sociedades rurales.
108 Entrevista con L.G.G. (Aspariegos)
109 Entrevista con N.F.P. (Fresno de la Ribera)
110 Entrevista con G.B. (Matilla la Seca)
111 AHPZA, JERART, 2/12, 3/17, 3/19, 4/1, 5/1, 5/2 y 7/12.
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