Los antiguos jázaros se dieron a conocer posteriormente como «judíos», y de este modo sus dirigentes y sacerdotes (los linajes) construyeron una historia y unos orígenes falsos, afirmando que eran descendientes de los israelitas bíblicos. Los «judíos» jázaros formaron guetos a raíz de la dictadura papal de mediados de siglo XVI, la cual, junto con las masacres de los cosacos en el siglo XVII en Ucrania, provocó otro gran éxodo de los judíos hacia Hungría, Bohemia, Rumania y Alemania. Hasta esa época apenas hubo judíos en Alemania. «Así reanudaron la gran migración hacia Occidente», dice Arthur Koestler. «Esta abarcaría casi tres siglos hasta la Segunda Guerra Mundial, y se convertiría en la fuente principal de las comunidades judías existentes en Europa, en Estados Unidos e Israel». Otro escritor judío llamado Steward Swerdlow llevó a cabo una investigación completamente distinta a la de Koestler. Reunió buena parte de la información al mismo tiempo que estaba forzado a seguir un programa de control mental del Gobierno y el Ejército en Montauk, en Long Island, Nueva York. En su libro dice lo siguiente:
... [los sumerios] se asentaron mayoritariamente en las montañas del Cáucaso y [posteriormente] se convirtieron en los jázaros. Desde allí, se expandieron hacia Europa y sembraron las identidades nacionales de los vikingos, los francos, los teutones [alemanes] y los rusos.
Cabe tener presente que cuando la Atlántida se hundió, algunos de estos refugiados se fueron a Europa occidental y evolucionaron a los celtas. Algunos huyeron a Grecia y otros a la península italiana. Estos pueblos estaban allí antes de que [los sumerios] se instalaran en la región... Estos líderes de sangre azul también se infiltraron en las sociedades de Oriente Medio, como los bíblicos cananeos...
Esto significa, como he sabido desde hace tiempo, que las «selectas» familias del imperio romano que se entrecruzaron con las «selectas» familias del resto de Europa y crearon la realeza y la aristocracia europea eran, esencialmente, los mismos linajes. Swerdlow continúa:
... Babilonia fue la civilización que evolucionó a partir de la de Sumeria, cuando ésta se expandió a Asia Central y se convirtió en la civilización jázara. De hecho, muchas organizaciones aristocráticas que se desarrollaron a lo largo del milenio se llamaban Hermandades Babilónicas. Posteriormente se combinaron con escuelas secretas atlantes-egipcias en Europa y se dieron a conocer por masones. Algunos de estos inmigrantes adoptaron el nombre de Bauer, y ahora se conocen por Rothschild. La familia rápidamente se apoderó de las finanzas y del comercio de Europa.
Los antiguos habitantes jázaros hoy en día se denominan «asquenazíes» y algunos escritores estiman que tal vez entre un 90 y un 95 por 100 de los llamados «judíos» son asquenazíes, o antiguos jázaros. Los asquenazíes (sumerios-jázaros) tienen las riendas del poder en Israel desde que los Rothschild crearon el país en 1948. Todo primer ministro israelí ha sido un jázaro-sumerio asquenazí. Algunos dicen que el término «asquenazí» proviene de Asquenaz, una palabra hebrea que significa Alemania, pero la Biblia se refiere con el término Asquenaz a los habitantes de la región del monte Ararat (actualmente Turquía) y Armenia (donde se dice que se detuvo el «Arca de Noé» bíblico). Sin duda eso encajaría con la ubicación de los jázaros. Las múltiples influencias de su lengua también se reflejaron en los genes de los antiguos jázaros. Se entrecruzaron con tantas otras razas que hicieron un cóctel genético que incluía genes sumerios, turcos, del lejano Oriente y del norte y el oeste de Europa. Sin embargo, sus linajes «reales», como los Rothschild, se conservaron «puros» porque se entrecruzaron de forma prudente, y son una raza distinta de los judíos, igual que los linajes de todas las naciones y razas. Por lo tanto, no estoy diciendo que haya un «complot judío» para controlar el mundo. Lo que quiero decir es que sus familias dirigentes, a las que no podría importarles menos el pueblo judío en general, son importantes actores de la red de linajes que se ha infiltrado en todas las sociedades y naciones con el objetivo de establecer una dictadura mundial fascista/comunista.
Shlomo Sand (también «Zand»), profesor de Historia en la Universidad de Tel Aviv, escribe en el libro The Invention of the Jewish People que los judíos nunca existieron como raza o nación con un origen común. En su lugar, son una combinación de un número considerable de razas y grupos que adoptaron la religión judía a lo largo de los siglos. Esto contrasta sumamente con la historia oficial que se ha elaborado minuciosamente para engañar a los judíos con una historia falsa de sus orígenes colectivos. La Declaración de la Independencia israelí dice que los judíos vienen de la antigua Tierra de Israel y que fueron desterrados de su tierra natal. En las escuelas enseñan a los niños israelíes que eso ocurrió durante el imperio de dominio romano en el 70 d. C. El cuento de hadas oficial dice que la nación se mantuvo fiel a su tierra y prometió regresar. Shlomo Sand dice con acierto que la historia mítica acerca de un antiguo pueblo que estuvo de travesía durante miles de años hasta regresar a su «Tierra Prometida» es insostenible, y este mito ha llevado a sus defensores a crear una visión racista del mundo y de otros pueblos. Sand dice que nunca existió un pueblo judío, sino únicamente una religión judía, y que jamás hubo un exilio. Rechaza la mayoría de las historias bíblicas acerca de la formación de una identidad nacional judía, inclusive el éxodo de Egipto. Cree que todo es una invención para justificar el establecimiento del Estado de Israel. Haaretz, el diario israelí, publicó una reseña positiva del libro de Sand:
Es posible ver que los miembros de una variedad de pueblos y razas, rubios y morenos, de piel oscura o amarilla, terminaran siendo los judíos. Según Zand, la necesidad de los sionistas de concebir una etnicidad común y una continuidad histórica provocó un conjunto de invenciones y ficciones, junto con una invocación de tesis racistas. Algunas las idearon los creadores del movimiento sionista, mientras que otras las ofrecieron los hallazgos de los estudios genéticos llevados a cabo en Israel.
Sand también dice que muchos judíos se convirtieron al islam tras la conquista árabe de Oriente Medio y otros lugares, y fueron asimilados genéticamente en las razas árabes. Sostiene con mucha ironía que esos judíos fueron los antepasados de los palestinos. Haaretz señala que Sand no se inventó esta tesis, sino que treinta años antes de la Declaración de la Independencia israelí, la defendieron varios líderes sionistas como David Ben-Gurion, el primer ministro de Israel, y Yitzhak Ben-Zvi, el segundo presidente del Estado que ha ostentado el cargo durante más tiempo. La investigación de Sand y de otros concluye que no sólo los judíos asquenazíes no tienen ningún vínculo con Israel, sino que los judíos sefardíes, que emergieron en España y Portugal, venían de los árabes que se habían convertido a la religión judía y de los europeos que habían hecho lo mismo. No hubo ninguna «diáspora», dice Sand, cuando un antiguo pueblo judío se exilió y dispersó. Destaca que no fueron los judíos quienes se «dispersaron», sino la religión judía, que sumó conversos de distintos lugares y distintas razas. Haaretz resume los hallazgos de Sand sobre el origen de los mitos históricos de una antigua raza judía:
En un momento dado del siglo XIX, los Intelectuales alemanes de origen judío, influidos por el carácter del pueblo nacionalista alemán, asumieron la tarea de inventar un pueblo «retrospectivamente», motivados por la sed de crear un pueblo judío moderno. A partir del historiador Heinrich Graetz, los historiadores judíos empezaron a perfilar la historia del judaísmo como la historia de una nación que había sido un reino, se había convertido en un pueblo nómada y finalmente había dado la vuelta y regresado a su tierra natal.
Por intelectuales del siglo XIX de origen judío en Alemania, léase los Rothschild. Ellos idearon la creación del mito del vínculo histórico «judío» con Israel a fin de preparar su plan (bajo el título de «sionismo») de utilizar al pueblo judío para apoderarse de la tierra de Palestina, para fines de los Illuminati-Rothschild. Shlomo Sand dijo en Haaretz:
Está claro que el miedo es por la pérdida del derecho histórico a la tierra. Si saliera a la luz que los judíos no son de Judea, sería un pretexto para terminar con la legitimidad de que estemos aquí. Desde el comienzo del período de descolonización, los pobladores ya no pueden decir simplemente: «Vinimos, ganamos y ahora estamos aquí», como dijeron los americanos, los blancos en Sudáfrica y los australianos. Existe un profundo temor a que la duda se instale en nuestro derecho a existir...
... No creo que el mito histórico del exilio y las migraciones sea el origen de la legitimación de que yo esté aquí, y, por consiguiente, no me importa creer que mis orígenes son jázaros. No temo el debilitamiento de nuestra existencia, porque creo que el carácter del Estado de Israel la debilita mucho más. La base de nuestra existencia aquí no la constituye un derecho histórico mitológico, y sería mejor que empezáramos a fundar aquí una sociedad abierta con todos los ciudadanos de Israel...
.. No creo en la existencia de un pueblo [judío] internacional. Creo en un «pueblo yidis» que existió en Europa del Este, el cual, pese a no ser una nación, puede considerarse una civilización yidis con una moderna cultura popular. Creo que el nacionalismo judío creció en el contexto de este «pueblo yidis». También creo en la existencia de un pueblo israelí, y no niego su derecho a la soberanía. Sin embargo, el sionismo y el nacionalismo árabe no están preparados para reconocerlo.
Al margen de lo mucho que los sionistas puedan alzar la voz y oponerse a los hechos con la esperanza de desacreditar la verdad y los portadores de la verdad, está claro que la «historia» oficial de los judíos es una mentira inventada cuyo fin es servir a los intereses de la casa de Rothschild y la red de familias Illuminati que sabe que no son «judíos», porque no existen los «judíos» en el contexto que reclaman. Los Rothschild y su clase son un linaje sumerio que ha conservado su «pureza» y se ha infiltrado en el pueblo judío para utilizarlo como frente -cubierta- para sus atroces actividades y para culparlo cuando es necesario.
Añadir comentario
Comentarios