LA CRUZ ROJA INTERNACIONAL Y LA REVOLUCIÓN / Capítulo 6 LA CONSOLIDACIÓN Y LA EXPORTACIÓN DE LA REVOLUCIÓN

Publicado el 6 de marzo de 2022, 23:25

A espaldas de sus administradores, la Cruz Roja ha sido utilizada de vez en cuando como vehículo de actividades revolucionarias. La utilización de los símbolos de la Cruz Roja para propósitos no autorizados no es infrecuente. Cuando el zar Nicolás fue trasladado de Petrogrado a Tobolsk el tren que lo transportaba tenía puestos carteles de la Cruz Roja Japonesa – supuestamente para la seguridad del zar (aunque la dirección tomada fue más bien hacia el peligro que hacia la seguridad). Los archivos del Departamento de Estado contienen ejemplos de actividades revolucionarias bajo la cobertura de operaciones de la Cruz Roja. Por ejemplo, un funcionario de la Cruz Roja rusa (Chelgajnov) fue arrestado en Holanda en 1919 por acciones revolucionarias (316-21-107). Durante la revolución bolchevique húngara de 1918 liderada por Bela Kun, se detectaron en Viena y Budapest miembros rusos de la Cruz Roja (o bien revolucionarios operando como miembros de la Cruz Roja rusa). En 1919 el embajador norteamericano en Londres cablegrafió a Washington noticias sorprendentes. A través del gobierno británico había tomado conocimiento de que “varios norteamericanos que arribaron a este país en el uniforme de la Cruz Roja y quienes afirmaron ser bolcheviques ... estaban trasladándose a través de Francia hacia Suiza para distribuir propaganda bolchevique.” El embajador hizo notar que cerca de 400 personas de la Cruz Roja norteamericana habían arribado a Londres entre Noviembre y Diciembre de 1918. De dicho número, una cuarta parte regresó a los EE.UU. y “el resto insistió en trasladarse a Francia”. Hubo un informe posterior del 15 de Enero de 1918 en el que consta que el editor de un diario laborista en Londres había sido contactado en tres ocasiones diferentes por tres diferentes funcionarios de la Cruz Roja norteamericana quienes le ofrecieron aceptar encargos para los bolcheviques de Alemania. El editor le sugirió a la embajada norteamericana que vigilara al personal de su Cruz Roja. El Departamento de Estado tomó estos informes con seriedad y Polk cablegrafió pidiendo nombres y afirmando: “si es cierto, lo considero de la mayor importancia” (861.00/3602 y /3627).

Resumiendo: el cuadro que podemos hacernos de la Misión de la Cruz Roja Norteamericana a Rusia de 1917 está lejos de un humanitarismo neutral. La misión, de hecho, fue una gestión de financistas de Wall Street para lograr influencias y allanar el camino – ya fuese a través de los revolucionarios de Kerensky o de los bolcheviques – a los efectos de lograr el control del mercado ruso y de sus recursos. No hay otra explicación que explique las acciones de la misión. Sin embargo, ni Thompson ni Robins eran bolcheviques. Ninguno de los dos fue siquiera un socialista consistente. Este autor está inclinado a interpretar que las declaraciones socialistas de cada una de estas personas no fueron sino una cobertura para objetivos más prosaicos. Estos hombres se hallaban interesados en lo comercial; esto es: cada uno de ellos buscó utilizar al proceso político de Rusia para sus propios fines financieros. No les preocupaba si el pueblo ruso quería, o no, a los bolcheviques. La posibilidad de que el régimen bolchevique accionara en contra de los EE.UU. – como que efectivamente lo hizo más tarde - no les interesaba. Su único y excluyente objetivo fue el de ganar influencia política y económica sobre el nuevo régimen, cualquiera que fuese su ideología. Si William Boyce Thompson hubiera actuado solo, su posición como director del Banco de la Reserva Federal no tendría importancia. Pero el hecho de que su misión estuviese dominada por representantes de instituciones de Wall Street impone seriamente la pregunta de si, efectivamente, la misión no habrá sido una operación premeditada y planificada por un grupo de Wall Street. El lector podrá juzgarlo por si mismo a medida en que se desarrolle el resto de la historia.

 

 

 

Capítulo 6


LA CONSOLIDACIÓN Y LA EXPORTACIÓN DE LA
REVOLUCIÓN

 

 

 

El gran libro de Marx, El Capital, es, al mismo tiempo, un
monumento al razonamiento y un almacén de hechos.

Lord Milner, mienbro del Gabinete de Guerra británico en 1917 y
director del London Joint Stock Bank.

 

 

William Boyce Thompson es un nombre desconocido en la Historia del Siglo XX y, sin embargo, desempeñó un papel crucial en la Revolución Bolchevique {[1]}. Ciertamente, si Thompson no hubiera estado en Rusia en 1917, la Historia subsiguiente bien podría haber seguido un curso diferente. Sin la asistencia financiera y, lo que es más importante, sin el apoyo diplomático y propagandístico brindado a Lenin y a Trotsky por Thompson, Robins y sus asociados neoyorkinos, los bolcheviques muy bien podrían haber fracasado y Rusia podría haber evolucionado hacia una sociedad socialista pero constitucional.

¿Quién fue William Boyce Thompson? Fue un corredor de bolsa de acciones mineras, uno de los mejores en el área de los negocios de alto riesgo. Antes de la Primera Guerra Mundial administraba operaciones de bolsa para los intereses que los Guggenheim tenían en el negocio del cobre. Cuando los Guggenheim necesitaban capital rápido para sus contiendas con John D. Rockefeller, fue Thompson el que promovió a Yukon Consolidated Goldfields ante un público inocente y consiguió 3,5 millones de dólares para la batalla. Thompson fue el gerente del grupo Kennecott, otra operación de Guggenheim, valuada en u$s 200 millones. Por el otro lado, fue la Guggenheim William Boyce Thompson Exploration la que tomó las opciones de Thompson sobre la rica Nevada Consolidated Copper Company. Cerca de tres cuartas partes de la original Guggenheim Exploration Company estaban controladas por la familia Guggenheim, la familia Whitney (propietaria de la revista Metropolitan que daba empleo al bolchevique John Reed) y John Ryan. En 1916 los intereses de los Guggenheim se reorganizaron formándose Guggenheim Brothers (Guggenheim Hermanos) e incorporaron a William C. Potter quien antes había estado con la American Smelting and Refining Company de Guggenheim pero que, en 1916, era el primer vicepresidente de la Guaranty Trust.

Una extraordinaria habilidad para conseguir capitales destinados a riesgosas operaciones mineras le permitió a Thompson hacerse de una fortuna personal y de posiciones en los directorios de la Inspiration Consolidated Copper Company, la Nevada Consolidated Copper Company, y la Utah Copper Company – todas empresas productoras de cobre en los EE.UU. El cobre es, por supuesto, un material importante en la fabricación de municiones. Thompson fue también director en las empresas ferroviarias Chicago Rock Island & Pacific Railroad, The Magma Arizona Railroad y en la compañía de seguros de vida Metropolitan Life Insurance Company. De particular interés para este libro es que fue “uno de los accionistas más fuertes en el Chase National Bank”. Albert H. Wiggin, presidente del Chase, fue el que impulsó a Thompson para un puesto en el Sistema de la Reserva Federal y, en 1914, Thompson se convirtió en el primer director a mandato completo del Federal Reserve Bank of New York – el banco más importante en el Sistema mencionado.

Para 1917, pues, William Boyce Thompson era ya un operador financiero que contaba con importantes medios, habilidad demostrada, talento para la promoción e implementación de proyectos capitalistas y rápido acceso a los centros del poder político y financiero. Y es el mismo hombre que primero apoyó a Aleksandr Kerensky y quien después se convirtió en ardiente partidario de los bolcheviques, legando un símbolo sobreviviente de su apoyo en un panfleto laudatorio publicado en ruso: "Pravda o Rossii i Bol'shevikakh." {[2]}

Antes de abandonar Rusia a principios de Diciembre de 1917, Thompson le entregó la Misión de la Cruz Roja Norteamericana a su delegado Raymond Robins. Después, Robins organizó a revolucionarios rusos para implementar el plan de Thompson de difundir propaganda bolchevique en Europa (véase Apéndice 3). Hay un documento francés que lo confirma: “Pareció que el coronel Robins ... pudo enviar una misión subversiva de bolcheviques rusos a Alemania para iniciar allí una revolución {[3]}. Esta misión condujo a la abortada revuelta de los Espartaquistas alemanes de 1918. El plan general incluía también esquemas para lanzar literatura bolchevique desde aviones o para contrabandearla a través de las líneas alemanas.

Thompson hizo preparativos hacia fines de 1917 para dejar Petrogrado y venderle la Revolución Bolchvique a los gobiernos europeos y al de los EE.UU. Con esto en mente, cablegrafió a Thomas W. Lamont, un socio de la firma Morgan quien estaba entonces en París junto con el coronel E. M. House. Lamont registró la recepción de este cablegrama en su biografía:

Justo cuando la misión de House estaba completando sus discusiones en París, en Diciembre de 1917, recibí un fascinante cable de mi antiguo compañero de escuela y amigo de negocios William Boyce Thompson quien estaba por aquél tiempo en Petrogrado a cargo de la Misión de la Cruz Roja Norteamericana {[4]}.

Lamont viajó a Londres y se encontró con Thompson quien había abandonado Petrogrado el 5 de Diciembre, viajado vía Bergen, Noruega, y arribado a Londres el 10 de Diciembre. El logro más importante de Thompson y Lamont en Londres fue el de convencer al Gabinete de Guerra Británico – por aquél entonces decididamente antibolchevique – de que el régimen bolchevique había venido para quedarse y que la política británica debía cesar de ser antibolchevique, que debía aceptar las nuevas realidades y apoyar a Lenin y a Trotsky. Thompson y Lamont dejaron Londres el 18 de Diciembre y arribaron a Nueva York el 25 de Diciembre de 1917. Intentaron el mismo procedimiento de conversión en los EE.UU.

[1] )- Para una biografía, véase Hermann Hagedorn, The Magnate: William Boyce Thompson and His Time (1869-1930) (New York: Reynal & Hitchcock, 1935)

[2] )- Polkovnik' Villiam' Boic' Thompson', "Pravda o Rossii i Bol'shevikakh" (New York: Russian-American Publication Society, 1918).

[3] )- John Bradley, Allied Intervention in Russia (London: Weidenfeld and Nicolson, 1968.)
[4] )- Thomas W. Lamont, Across World Frontiers (New York: Harcourt, Brace, 1959), p. 85. Véanse también págs. 94-97 dónde hay un masiva recriminación por el fracaso del presidente Wilson en actuar prontamente para amigarse con el régimen soviético. Corliss Lamont, su hijo, se convirtió en un izquierdista de primera fila en la política interna de los EE.UU.

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