Los oficios artesanales sufrían en estas localidades las mismas penalidades que los jornaleros, salvo algunos como los carreteros, que por lo necesario de su trabajo para la agricultura recibían una valoración social de su profesión más elevada y podían exigir unos precios más altos por su trabajo 159 . El resto, en general, vivían mal (barberos, herreros, silleteros, zapateros, pequeños panaderos, horneros, modistas y sastres). Los más pobres de este sector tenían incluso niveles de vida menores que muchos jornaleros, llegando a suceder que bastantes de ellos no pagaban la matrícula industrial, porque entre otras cosas no habrían tenido con qué satisfacer el impuesto.
“Barberos había dos para el pueblo, el más antiguo Isaías Manzano y el otro Heliodoro Legido. Eran muy pobres, más pobres que los jornaleros, tenían que vivir sólo de la barba y además cobraban en septiembre, cuando se recogía la cosecha y les pagaban en trigo: el que se afeitaba los sábados sólo, una ochava (media fanega); y el que se afeitaba los miércoles, una fanega, arreglar el pelo y la barba” 160 .
“Los zapateros parecidos a los jornaleros, pasaban bastante hambre. […] Si tenían algunas tierricas hacían lo suyo” 161 .
El pago de sus servicios se realizaba a través de la iguala, que se pagaba en septiembre y que estaba previamente ajustada. A los artesanos más pobres les sucedía como a los jornaleros, que debían devolver lo fiado por los tenderos durante todo el año.
Los médicos, veterinarios y farmacéuticos no tenían esos problemas y su nivel de vida era bastante alto respecto al resto de la población rural y además contaban con cierto status social. Al fin y al cabo muchos de ellos procedían de esas familias rurales acomodadas, y, de hecho, a su sueldo unían los ingresos procedentes de sus propiedades en renta.
“[Al veterinario] le pagábamos por lo que gastábamos de herraduras por años. Y el médico igual. Había un gremio de labradores y allí ponían de acuerdo a lo que tuvieras: a uno, dos pesetas; otro, tres,…
Se pagaba el médico por años, el zapatero, la farmacia por año, el barbero,…
El herrero por año y el carretero también” 162 .
El grupo de los empleados públicos y las profesiones liberales ya hemos indicado que es escaso en número, incluso en el único sitio que se puede hablar de ellos, es en Toro.
Sería un grupo de abogados, procuradores, médicos, veterinarios, algún comisionista, etc. típicos componentes de la tarifa 2ª de las matrículas industriales. Los abogados y procuradores, unían a esta condición, la de ser muchos de ellos administradores de fincas. Para conformar la clase media les deberíamos unir algunos comerciantes, labradores acomodados, los arrieros mejor situados económicamente y algún ganadero. Numéricamente son una mínima expresión en las localidades menores (dos o tres personas) y sólo presentan cierta importancia numérica en los núcleos mayores, principalmente en Toro. Pero, en cuanto a influencia económica, social y política tienen una importancia mayor de la que podría derivarse de su número, si bien, ligados en la mayoría de las veces a los intereses de los labradores acomodados y propietarios.
Los empleados y profesionales liberales tienen un nivel de vida aceptable y al no realizar trabajos manuales y tener un título universitario su posición social es reconocida. El status era su principal arma para ser considerados en una sociedad donde el elemento central era la propiedad de la tierra y las rentas que de ella se recibían. Tendríamos que excluir de este grupo a los maestros, que tenían una mayor movilidad entre localidades, cobraban sueldos más bajos y recibían casa-habitación municipal, aunque en estos años conocieron una mejoría de su situación (aumentos salariales). Por otra parte, si querían recibir más ingresos la única vía para ello era preparar a los hijos de los más pudientes de la localidad para el examen de ingreso en el Instituto, lo que les ligaba económicamente a los detentadores del poder político y económico local.
Por último en estas localidades, en las de mayor población y diversificación económica, existe un grupo social formado por obreros no agrícolas que desarrollaban su trabajo en fábricas y bodegas. Su número es reducido y sólo son destacables en Toro en las fábricas de harinas, de tejas, conservas o fábricas de alcoholes y unos pocos albañiles. Viven también con salarios bajos, aunque más altos que los jornaleros del campo, con estrecheces económicas, si bien las condiciones laborales son menos duras y salvo un reducido número, trabaja también algunos meses del año en el campo, pues estas “industrias” son estacionales dependiendo de los ciclos agrícolas.
En el resto de las poblaciones sólo hay algunos obreros en las casas y en los talleres textiles de Vezdemarbán que disfrutaban de jornales alrededor del doble del que recibía un jornalero del campo, después de descontar del trabajo el precio del telar que le proporcionaba el dueño del algodón 163 . Asimismo, la existencia de algunos obreros en las fábricas de harinas de las localidades donde existían como Belver de los Montes, Argujillo o Aspariegos (“una fábrica de harinas, que tenía por lo menos seis obreros. Tenía tres turnos algunas veces, así que tenía que tener, no menos de seis o nueve 164 ”), algunos obreros que trabajaban para los acopiadores de vino de Venialbo, Moraleja del Vino, etc. y algunos más para hacer el queso en las “fábricas” que hemos señalado a lo largo del capítulo. Es decir, un escaso número, sin mucha trascendencia económica y social y reducida fuerza política.
Una vez vistos todos estos grupos sociales podemos llegar a dar una visión global de la estructura social que presenta una forma de pirámide con una base ancha y amplia y una estrecha cúspide:
- Una amplia base social donde se sitúan los jornaleros, pequeños propietarios- colonos, los pastores, albañiles, los obreros de las arcaicas fábricas y bodegas, un sector importante de los oficios artesanales (zapateros, herreros, barberos, panaderos) y los más pobres de los tenderos que realizan sus ventas al aire libre.
- Un segundo escalón formado por los pequeños propietarios y/o colonos de una pareja de mulas (los parejeros), los pequeños ganaderos propietarios, con sus rebaños de ovejas de 150 a 200 cabezas, algunos artesanos como los carreteros y arrieros y pequeños comerciantes y tenderos.
- Una estrecha franja de clase media rural de labradores medianos y grandes, los comerciantes, acopiadores importantes de vino, los empleados públicos, las profesiones liberales, los administradores de fincas y oficios artesanales enriquecidos (algunos arrieros, boteros).
- Finalmente una estrechísima cúspide formada por los grandes labradores acomodados con importantes cantidades de tierra y varios obreros a su servicio, algún gran acopiador de vino, los propietarios de fábricas de harinas, algunos grandes comerciantes de Toro y los propietarios de tierras que viven de ellas sin trabajar.
En los extremos de esta pirámide estarían por abajo, los excluidos, es decir, los pobres que malvivían de pedir limosna y viudas misérrimas que también subsistían gracias a la caridad de los vecinos y de “servir” y, por encima, los grandes propietarios absentistas, poseedores de ingentes cantidades de tierra repartidas por los distintos términos municipales, pero que al no habitar en las poblaciones rurales, su posible influencia económica, social y política, pasa a sus grandes arrendatarios, en caso de existir éstos, o a sus administradores. Su número lógicamente era mínimo y se repiten los nombres de los mismos grandes propietarios en muchos municipios (Victoriana Villachica sería el ejemplo más conocido y que aparece como propietaria en numerosos términos municipales).
El caso de Vezdemarbán supone la excepción a esta situación general debido a que la industria textil y el comercio de la producción de tejidos se convierten en las principales actividades económicas. El resumen de la situación lo indican acertadamente las fuentes orales. “Los que mejor vivían eran los manteros, los labradores no andaban muy bien. Primero los manteros, luego los textiles, luego los labradores de dos-tres parejas,
labradores de una pareja de mulas y finalmente los chocolateros eran los que mejor vivían. Los obreros del textil, para sacar una pieza dos días, nada […] El sueldo era mínimo” 165 .
“Los dueños de las fábricas estaban nueve meses fuera, se desplazaban. Iban en carro a Andalucía con el carro y la mula.
Del chocolate también había bastante, era todo casero, a piedra. Más de una tarea o tarea y media no se hacía al día. Luego con los molinos se hacían cuatro tareas al día” 166 .
“Había tres o cuatro que destacaban, que manejaban el dinero […].
Los labradores, la mayoría; agricultores que vivían de sus tierras, pocos. Estaba la Villachica, las Ballesteros, etc. Una docena de propietarios con una pareja de mulas, tenían un criado. Había varias heredades de gente de Toro, del marqués de Ercilla, que tenía mil y pico hectáreas y todos tenían algo. Este pueblo era un 30% de labranza, luego el resto era la industria, los manteros. Primero, era casero, que habría treinta telares en casas. Los hombres utilizaban los telares, sólo se dedicaban a eso. Dentro de la fabricación había muchas mujeres, unas 70, después de la guerra.
Había otros señores que sólo se dedicaban a vender, en primavera vendían los costales y después en verano vendían las mantas” 167 .
En esta localidad el número de jornaleros agrícolas se redujo bastante gracias al desarrollo de la fabricación textil y al chocolate. Para los jornaleros del campo el convertirse en obreros tejedores o chocolateros supuso una mejoría económica sustancial y a la vez, siguieron manteniendo su burro o pareja de burros para labrar la poca tierra en propiedad de la que disponían. Eso no obsta para que también hubiera un sector de jornaleros en la localidad y gran parte de los obreros chocolateros, que disponían de un mejor nivel de vida dentro de lo exiguo de ambos colectivos, y que los niveles de subsistencia estuviesen pendientes de un hilo (“se vivía muy mal, las mujeres de los obreros salían a espigar” 168 ), pero con unos niveles de vida mínimos superiores al resto de localidades.
159 “Los dos carreteros vivían bien, como un labrador medio. Hacer un carro, sólo reformarlo me costó 1.000 ptas., que en aquellos tiempos era mucho” (L.G.G. de Aspariegos). “Carreteros había dos [...]. Vivían mucho mejor que los labradores, los carreteros” (L.S.C. de Belver de los Montes).
Debemos tener en cuenta que pagaban a Hacienda la misma cuota que el resto de artesanos y su trabajo estaba bastante mejor pagado, siendo sus clientes los labradores medios y acomodados. El carretero de Aspariegos era Filemón Gallego Escaja y los de Belver de los Montes eran tres, Vicente Agudo Hernando, Ambrosio Morillo Martín y Victorino Domínguez Castro. Todos estos datos en AHPZA, Delegación de Hacienda, Administración de Rentas, Matrículas de Contribución Industrial, 1935, Leg. 481.
160 Entrevista con N.P.P. (Gallegos del Pan)
161 Entrevista con E.S.V. (Fresno de la Ribera). Este barbero no aparece cotizando la matrícula industrial. En AHPZA, Delegación de Hacienda, Administración de Rentas, Matrículas de Contribución Industrial, 1935, Leg. 481, para Fresno de la Ribera sólo aparece un carretero y un herrero.
162 Entrevistas con A.M.G.R. y O.P.P. (Morales de Toro)
163 Entrevistas con G.J.G., S.G. y T.A. (Vezdemarbán). Un obrero del textil ganaba más del doble que uno del campo (2 ptas.) y empleaba a toda la familia. Los telares los hacían los carpinteros (antes de llegar los mecánicos) y los proporcionaba el dueño del algodón a descontar poco a poco del trabajo que debía pagar.
164 Entrevista con L.G.G.
165 Entrevista con T.A y S.G. Los manteros eran los comerciantes de los tejidos (alforjas, mantas) que se fabricaban en Vezdemarbán y estaban varios meses fuera de la localidad vendiendo dichos productos, sobre todo en Andalucía y La Mancha. Solían ser propietarios de telares y fábricas. Durante la Restauración su posicionamiento ideológico fue el de la izquierda liberal dinástica y durante la II República oscilaron entre el Partido Republicano Radical unos y el Partido Republicano Radical Socialista otra parte. En todo caso, eran mayoritariamente partidarios de la República como régimen político. Disponían de su propio lugar de reunión en la Sociedad Cultural Marbana.
166 Entrevista con T.A. Una tarea era elaborar una libra de chocolate.
167 Entrevista con J.R.C.
168 Entrevista con J.R.C.
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