CAP. II. SITUACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

Publicado el 31 de marzo de 2022, 23:11

II.1. ORGANIZACIONES POLÍTICAS Y SINDICALES

 

En las elecciones del 12 de abril el éxito en las ciudades de los republicanos sorprendió a todos, y aunque en el campo habían ganado los candidatos monárquicos, todos sabían que ese voto estaba controlado por los manejos caciquiles. De este modo se proclamó la II República de modo pacífico el 14 de abril y el Rey, tras consultar el posible uso de la fuerza con la Dirección General de Seguridad y la Dirección General de la Guardia Civil, decide abandonar el trono. Los miembros del Comité revolucionario republicano tomaron el poder y formaron el gobierno provisional, formado por republicanos conservadores (Maura, Alcalá Zamora), radicales (Lerroux y Martínez Barrio), radical-socialistas (Marcelino Domingo y Álvaro de Albornoz) socialistas (Prieto, Largo Caballero, Fernando de los Ríos), Acción Republicana (Azaña) y autonomistas catalanes y gallegos (Nicolau d'Olwer y Casares Quiroga).

Con la República el viejo bloque de poder dominante pierde los centros decisorios políticos que pasan a la pequeña y media burguesía intelectual y comercial. Sin embargo, continúa siendo un bloque económicamente dominante y conserva gran parte de la hegemonía ideológica. Se nombran altos cargos de confianza, pero el Gobierno provisional deja intactos el conjunto de la administración y aparatos estatales. Señala Shlomo Ben-Ami que “podría incluso afirmarse que, al igual que la de Weimar, la República española mermó seriamente sus posibilidades de supervivencia por no haber realizado prácticamente purga política alguna del funcionariado. La circular de Miguel Maura, que prohibía expresamente el despido de funcionarios en razón de sus ideas políticas, aunque no siempre se cumpliera al pie de la letra, fue, con todo, una norma aceptada. Hasta una organización como la Confederación Nacional Católico-Agraria, que no ocultaba su aborrecimiento de la República, tuvo una amplia representación en las instituciones del nuevo régimen” 169 .

A su vez se desata un fervor organizativo que va a tener su reflejo, por un lado en el crecimiento de las afiliaciones a los partidos republicanos y socialista y a las sociedades obreras, y por otro en la creación de agrupaciones locales de partidos y sociedades obreras incluso en localidades de pequeño tamaño. Como suele suceder con las nuevas situaciones y las posibilidades que esto abría, en estos partidos y sociedades de nueva creación entraron un buen número de arribistas y de personajes procedentes de la Monarquía que perseguían mantener su influencia o lograr mayores cotas de poder local.

A pesar de todo lo cual, y teniendo presente el nivel cultural y la falta de educación democrática de la mayoría de la población, así como las presiones económicas de los propietarios y acomodados, la creación y crecimiento de todas estas organizaciones suponía un despertar democrático y un relativo freno al caciquismo con sus intereses creados en el medio rural y en las pequeñas poblaciones, que perdurará durante los años de la República como un pesado legado de la Monarquía.

Igualmente, aunque los republicanos demostraron una considerable moderación, “la coalición de agricultores católicos, junto a monárquicos y partidarios del autoritarismo que habían sostenido a la Dictadura, no dejaron dudas sobre su teoría de que la futura República iría hacia un desastre inevitable. Estos calificaban a la República de invasión de bárbaros que aniquilaría la civilización hispánica y entronizaría «los instintos más oscuros del hombre»” 170 . Y si en un primer momento, ciertos sectores de estos colectivos van a apoyar partidos republicanos (PRR, PRC, Agrarios, PDL e incluso PRRS), cuando se produzca la derrota electoral de febrero de 1936 y posteriormente el golpe militar, van a convertirse en la base social de aquella coalición de grupos e intereses que acabe con la democracia e imponga una nueva situación dictatorial.

El sistema de partidos que surge durante la II República asume la forma de pluralismo atomizado, con personalismos y grupos que se unen, se escinden, etc., como suele ocurrir tras la salida de un sistema autocrático, en los cuales la semiclandestinidad supone fragmentación y como consecuencia debilidad, falta de disciplina y, por supuesto, fracasos electorales, escisiones e incluso desapariciones 171 .

 

El panorama político existente en la comarca toresana reviste estas características generales, produciéndose una combinación de fervor organizativo y debilidad de esas organizaciones, caciquismo tradicional y presiones económicas y sociales sobre los humildes, multiplicación de grupos políticos, personalismos y una supuesta aceptación del régimen republicano (y por ende democrático) por parte de amplios sectores de la derecha, que luego los hechos y las actuaciones van a desmentir.

II.1.1. La izquierda obrera

 

Las sociedades obreras en los años 30 en Castilla y León pertenecían mayoritariamente o estaban ligadas al movimiento socialista. En la comarca de Toro no hemos encontrado organizaciones comunistas o anarquistas, lo cual no quiere decir que no hubiera personas afiliadas a título individual a la CNT o a la CGTU. Por otra parte, los trabajadores comunistas o que se proclamaban tales se asociaban con sus compañeros de trabajo en la Casa del Pueblo y no sabemos de la existencia de una organización aparte. De este modo el movimiento obrero organizado en la comarca estaba ligado en su totalidad a la Unión General de Trabajadores, organización socialista y reformista.

Desde su origen la UGT se articuló basándose en las sociedades de oficios u oficios varios, que se adherían directamente a sus órganos de dirección. Este tipo de organización antigua y dispersa, no permitía la relación permanente entre todos sus miembros. Con el tiempo la estructura organizativa se hace más compleja y aparecen formas más perfectas que coexisten con las antiguas. “Desde los comienzos de nuestro siglo [S. XX] empezaron a desarrollarse los sindicatos, que desempeñaron funciones más amplias, y aglutinaron a varias secciones de la misma industria. Fueron apareciendo, al tiempo, distintos tipos de federaciones que adquirieron personalidad definida en el conjunto de la UGT” 172 .

La UGT necesitaba reformar sus estructuras conforme a las nuevas circunstancias y según el ejemplo de los sindicatos socialistas de algunos países europeos. “Coincidiendo en el tiempo en sus líneas generales con el gran crecimiento que experimentaba la UGT [...], durante la II República y en los años inmediatamente anteriores, tuvo lugar un proceso de transformación interna de las estructuras organizativas, que respondía al objetivo de conseguir una mayor centralización y, con ello, fortalecer el movimiento sindical que dicha central representaba” 173 . El gran paso se dio en el Congreso de 1928 y el proceso de transformación fue continuo entre el XVI Congreso de 1928 y el XVII de 1932. Entre ambas fechas se crearon catorce nuevas federaciones 174 .

Estas federaciones se articulaban en varios niveles organizativos formando una estructura vertical:

- Sociedades locales. Agrupaciones de, al menos, 10 afiliados con su reglamento. Cuando englobaban a personas de distintos oficios se denominaban de “oficios varios”. Tenían como órgano de dirección un Comité o Junta Directiva formada por presidente, vicepresidente, secretario general, secretario de actas, tesorero, contador y tres o cinco vocales. Los cargos más importantes para el funcionamiento interno de la organización eran el secretario y el tesorero. Los sindicados participaban a través de las Juntas Generales que se reunían con cierta periodicidad. Desde 1928 todas la secciones de una rama industrial debían integrarse en su respectiva federación nacional, sin embargo muchas siguieron ligándose a través de su relación directa con la Comisión Ejecutiva (casi el 25% de los afiliados).

- Federaciones locales o provinciales de industria. Organizaciones locales que agrupan a todas las sociedades de todos los oficios de una misma industria o profesión. Tiene una Comisión Ejecutiva formada por presidente, vicepresidente, secretario general, tesorero-contador y cuatro o seis vocales. Por encima de ella está el Comité Central o Pleno de las Juntas Directivas integrado por la Comisión Ejecutiva y las Juntas Directivas de las Secciones o sus delegados.

- Sindicatos locales o provinciales. Aglutinan a las secciones de la zona donde operan y están adheridos a la central a través de su federación nacional.

Cuando había más de diez secciones de una industria se formaba una federación nacional, dirigida por un Comité Nacional.

Para el objeto que tratamos en estas páginas nos interesa el primer nivel, pues las organizaciones que se forman en estas localidades rurales son estas sociedades. En cuanto a la federación local sólo llegó a existir en el caso de Toro, y durante un breve lapso de tiempo en Peleagonzalo y, quizás, en Morales de Toro. Las federaciones locales y las sociedades obreras locales eran conocidas popularmente con el nombre del lugar físico donde se reunían, la Casa del Pueblo.

Las primeras organizaciones obreras en la provincia surgen a principios del S. XX ante la degradación de las condiciones de vida con los aumentos de precios de los artículos de primera necesidad. Esto produce la extensión de la influencia socialista en la región a partir de 1902, sobre todo en Valladolid. En Zamora, la implantación ugetista se inicia en Tierra de Campos y los Valles de Benavente. Con las protestas de 1904 se forman un total de 38 sociedades en toda la provincia: en 1904 las de Villárdiga, Revellinos, Villamayor, Cañizo, Villabrázaro, Sta. Colomba de las Carabias, Sta. Cristina de la Polvorosa, S. Cristóbal de Entreviñas, Fresno; la Sociedad de Oficios Varios de Benavente, la Federación de Albañiles de Zamora, Obreros agrícolas de Villardefallaves, Fuentes de Ropel y Villanueva del Campo (la constitución de la de Tapioles es anterior a 1904). Y en la comarca de Toro, una sociedad obrera en Sanzoles en 1903 y otra en Venialbo 175 .

J. I. Martín Benito señala que “la penetración de las ideas socialistas en el nordeste zamorano, y de aquí se extendería al resto de la provincia, parece que procede del norte peninsular, concretamente de las minas de Vizcaya, y de La Rioja, en donde habían trabajado y trabajaban temporalmente algunos miembros de la Sociedad Obrera de Villalpando” 176.

En los años siguientes, hasta 1910, la crisis agraria continuó agravando la situación de los campesinos castellanos, produciéndose enfrentamientos en los pueblos. “El movimiento socialista, que había surgido en los primeros años del siglo y que había protagonizado la huelga de 1904 en la Tierra de Campos, orientó su actividad a la roturación y el reparto de las praderas comunales, lo que dio lugar, por lo general, a tensiones y conflictos con las fuerzas vivas de sus respectivos municipios” 177 . En Aspariegos los enfrentamientos obligaron a la Guardia Civil a intervenir en mayo de 1908 y, aunque no está del todo claro el motivo 178 , bien pudiera ser el uso por los vecinos de un prado comunal existente en la localidad, elemento de suma importancia para la supervivencia del campesinado y que generó tensiones en distintas ocasiones. También en julio se declaró la huelga de los braceros de Vadillo de la Guareña y surgió el temor de los propietarios a que se extendiese 179 .

La situación de los campesinos era pésima y el hambre el ingrediente habitual de sus días y noches. Martín Benito nos muestra la tremenda situación que se vivía en muchos pueblos de la provincia a través de las noticias que aparecían en la prensa de ese momento. En la zona de Toro la situación era muy negativa en la cabeza de comarca para los arrendatarios o en Castronuevo, ante la escasa cosecha de cereales y los presagios nada esperanzadores de la vendimia de 1907, o las lluvias que impedían las labores del campo como se advertía en Moraleja del Vino 180 .

La solución en muchos casos para los obreros y también para los arrendatarios fue la emigración, sobre todo a América a través del puerto de Vigo, de pueblos de la Tierra de Campos, del valle del Guareña, de Sayago, en definitiva de toda la provincia. Esto repercutió en un descenso o, al menos, en un estancamiento, del asociacionismo en toda la provincia. Pero no por ello, dejaron de haber enfrentamientos con la Guardia civil, pues la pésima situación en cuanto al nivel de vida no había cambiado 181 . Por otra parte también se dieron algunas huelgas como la de los segadores de Tagarabuena en 1911, con éxito, pues consiguieron un aumento de jornales 182 .

En estos años de la segunda década del S. XX se recupera el movimiento asociativo. En 1913 se crea en Toro una Sociedad Obrera que perseguía como objetivos mejorar las condiciones de trabajo y el socorro a los socios en las enfermedades. Asimismo tenemos noticia de la existencia ese mismo año en Sanzoles de una sociedad con el nombre de Obreros de Resistencia, dedicada a los socorros mutuos, así como una Sociedad Obrera en Pinilla de Toro.

En 1914 se había creado una Sociedad de obreros y agricultores en Malva, cuyo objetivo era la defensa de la clase, a lo cual respondieron los propietarios con la constitución a su vez de la Sociedad de propietarios agrícolas en junio del mismo año. Pero la más llamativa, por lo que tiene de elevado grado de concienciación de clase es la Sociedad de Obreros-braceros de Aspariegos creada en diciembre de 1916. Asimismo en Tagarabuena existía una Sociedad Obrera, fundada el 1 de abril de 1916. También de este año es la constitución del Gremio de Obreros Zapateros de Toro, organización que con el tiempo se integrará en la UGT.

Hasta el final de la guerra (1918) hubo pocas huelgas. Desde el fin de la Gran Guerra la situación cambia radicalmente con la elevada inflación y la pérdida de poder adquisitivo, así como por la situación tras la terrible gripe de 1918. En 1919 se producen huelgas entre los meses de abril y noviembre, coincidiendo con la recogida de las cosechas y la siembra (Alaejos, Casasola de Arión, Pollos, Manganeses de la Lampreana y Villalpando). “En ninguna reclamación encontramos referencias a la propiedad de la tierra, su aprovechamiento, reparto, etc. No se busca, pues, una alteración de las relaciones de propiedad, sino la defensa de las condiciones de vida, gravemente deterioradas por la incidencia de la guerra mundial” 183 .

En 1920 se declaran 27 huelgas en distintas localidades, entre ellas Aspariegos 184 . Este año se produce la proliferación de sociedades obreras: en enero en Moraleja del Vino se crea La Voz del Obrero, en marzo en Belver de los Montes surge la Sociedad Obrera de Oficios Varios, en abril la de Peleagonzalo, en mayo en Molacillos la Sociedad Flor Obrera y en Valdefinjas la Sociedad Socialista Obrera, en junio la Sociedad Obrera agrícola “El Progreso” de Castronuevo de los Arcos, la Sociedad de Obreros agricultores “Adelante” de Aspariegos y la Sociedad de Obreros agrícolas “La Libertad” de Torres del Carrizal y en agosto la Sociedad de Obreros “La Humanidad” en Benegiles 185 .

En sus reglamentos se observa un aumento del nivel de concienciación, denominándose abiertamente socialistas o formulando objetivos laborales, que hasta ahora no aparecían, quedándose en el ámbito de los socorros mutuos. Esto se debe fundamentalmente a los problemas económicos de los últimos años de guerra y la subsiguiente posguerra, con la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera existe una paz social superficial. Se produce una mejoría del nivel de vida, con unos salarios que experimentan un crecimiento, si bien reducido. “Pero el retroceso de la conflictividad visible, efectiva, real, no debe hacernos olvidar la persistencia de una conflictividad latente, de las tensiones sociales estructurales, amortiguadas ahora por la represión y la relativa prosperidad económica. Porque en el campo castellano nada ha cambiado: la misma explotación, la misma miseria...; y tampoco siete años de dictadura han podido acabar con la paulatina toma de conciencia del proletariado agrícola. Bajo la “paz social” de la Dictadura subyacen las condiciones que provocarán muy pronto una explosión social sin precedentes” 186 . A ello deberíamos añadir la colaboración con Primo de Rivera por parte del movimiento obrero ugetista, al que precisamente estaban ligadas las sociedades de esta zona, y que lleva a Largo Caballero a ser Consejero de Estado y a que en el ámbito local determinados miembros de estas sociedades participen como concejales en los ayuntamientos.

A partir de 1928, comienza de nuevo un movimiento asociativo interesante, promovido por el XVI Congreso de la UGT de ese año. De este modo surge la Sociedad de Oficios Varios de Vezdemarbán en julio de 1928 y la Sociedad de Obreros de Toro en enero de 1929. Esta última tenía un periódico, creado en 1929 y del que no tenemos conocimiento cuando desapareció, denominado El Socialista Toresano.

En sus estatutos habrá una preocupación constante por la actuación tanto en el trabajo como fuera de él por parte de los asociados, para que su comportamiento no perjudique la honorabilidad de la sociedad. Se da mucha importancia a la moralidad pública de los afiliados, y con la mención a la actuación fuera del trabajo, están refiriéndose a la presencia de obreros en las tabernas y el peligro de alcoholismo que suponía, tanto por lo que implicaba de pérdida de dignidad del trabajador como porque las tabernas eran un competidor directo para la participación de los trabajadores en las Casas del Pueblo.

Con la llegada de la II República, al igual que ocurre en el resto del Estado, en la comarca de Toro se van a crear, en algunos casos, y se va a recuperar la vida organizativa en otros casos, refundándose con nuevos reglamentos un buen número de sociedades obreras de credo socialista. Hemos contabilizado rastreando las fuentes hemerográficas, consultando las fuentes orales y utilizando la documentación del Registro de Asociaciones Sociales y Políticas del Gobierno Civil las existentes durante los años republicanos, que recogemos en la Tabla 5.

A las sociedades que aparecen en dicha tabla a partir de 1931, debemos añadir la existente en Toro de 1929 y la de Vezdemarbán de 1928, las dos localidades más habitadas de la comarca en aquellos años, siendo la de Vezdemarbán pujante, pues además existía una Agrupación del Partido Socialista. La única localidad de la comarca sin Casa del Pueblo en algún momento durante el quinquenio republicano fue Villardondiego, donde la débil izquierda local estaba representada por la Agrupación Local del PRRS.

La mayoría eran sociedades de obreros de la tierra en consonancia con el resto del país, donde esta federación, la FNTT, era la más numerosa. Hasta los años 30 el campesinado había tenido poca importancia en la UGT y sus estrategias, pero desde la proclamación del régimen republicano se convierte en la organización más importante. La FNTT 187 , creada en 1930, tenía como objetivo principal neutralizar la influencia del caciquismo rural. Sus afiliados son más de un tercio del total de la UGT, pero el número de cotizantes siempre fue menor. Sus miembros eran mayoritariamente jornaleros, pero también había pequeños propietarios y colonos. Tuvieron un funcionamiento irregular debido a su corta historia, la escasez de recursos, el relativamente alto número de afiliados y el bajo número de cotizantes, el escaso nivel cultural de la mayoría de sus afilados, las presiones de caciques y patronos para evitar su sindicación, etc. Derivadas de estas sociedades son las varias filiales de explotación agrícola que se registran (Belver de los Montes, Castronuevo de los Arcos, Monfarracinos, Molacillos, Benegiles) y que no tuvieron ninguna incidencia en la cuestión de los arrendamientos colectivos.

Hay que tener presente por un lado las dificultades para organizarse y hacer funcionar una sociedad por parte de jornaleros, que en muchos casos vivían a nivel de subsistencia y se jugaban ser contratados por los pequeños y medianos agricultores de su localidad y por otro el nivel cultural de la mayoría. De hecho las sociedades que más y mejor funcionaron eran las existentes en las localidades mayores y por tanto con personas como colonos, algún maestro, incluso algún secretario de ayuntamiento o algún obrero que no era del campo, que podían dedicar tiempo y tenían los recursos culturales para poder llevar una mínima contabilidad y gestión de la sociedad, así como acudir a las reuniones de los organismos laborales que les permitía la democracia republicana y sus leyes. Además podían soportar la presión de los caciques locales, ya que su supervivencia económica no dependía de los jornales en las tierras de los labradores propietarios y colonos conservadores.

Aparte de estas sociedades, de otros oficios sólo existieron las secciones de la Casa del Pueblo de Toro, Zapateros, Artes Blancas, Obreros Agrícolas, Oficios Varios y Construcción, que posiblemente ya existían, pero que se inscriben en ese momento obligados por la ley, para adaptar sus reglamentos a la normativa. Además se crearon la Sección de Banca y Comercio de escaso desarrollo y la de Obreros Horticultores en 1933. Ambas, con un escaso número de afiliados, y en el caso de la Sección de Horticultores se intentó reconstituir en 1936, dirigida por Antonio Costillas, como informaba Heraldo de Zamora 188 . Por su parte, la Sección de Zapateros que procedía del antiguo Gremio de Obreros Zapateros, es uno de los ejemplos de las antiguas sociedades de socorros mutuos, cercanas en su organización y funcionamiento a las cofradías en algunos aspectos y que entran en la UGT al llegar la II República 189 . La Sección de Artes Blancas es indicativa de la importancia de los obreros que trabajaban en el sector de las fábricas harineras de Toro, si bien la mayoría no estaban afiliados y muchos de los trabajadores lo hacían de modo temporal en este sector compaginando con otros trabajos, sobre todo los agrarios y la construcción.

169 BEN-AMI, S.: Los orígenes de la Segunda República española: Anatomía de una transición. Madrid, Alianza Universidad, 1990, pp. 426-427.

170 BEN AMI, S.: Op. cit., pp. 422-423.

171 RAMÍREZ, M.: Sistema de partidos en España (1931-1990). Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1991, pp. 44-45.

172 REDERO SAN ROMÁN, M.: Estudios de Historia de la UGT. Salamanca, Edics. Universidad de Salamanca-Fundación Largo Caballero, 1992, p. 68. Todos los datos que aparecen a continuación sobre la organización de la UGT están tomados de esta obra que reúne seis artículos del autor, de los cuales interesan para esta investigación los cuatro primeros.

173 REDERO SAN ROMÁN, M.: Op. cit., p. 69.

174 Durante la II República funcionaron las siguientes federaciones: Trabajadores de la Tierra, Obreros Mineros, Siderometalúrgica, Edificación, Madera, Artes Blancas, Obreros del Arte Textil, Vestido, Tocado y Anexos, Productos Químicos, Gráfica, Obreros de la Industria del Papel y sus Derivados, Obreros Toneleros, Obreros y Empleados de Juntas de Obras y Puertos, Obreros de la Industria del Agua, Gas, Electricidad y Similares, Trabajadores del Petróleo, Obreros de la Piel, Fábricas de Cerveza, Hielo, Gaseosa y Similares, Vidrio y sus Derivados, Sindicato Nacional Ferroviario, Transporte Urbano e Interurbano, Transporte Marítimo, Organización telefónica Obrera Española, Comisionistas, Viajantes y Representantes, Empleados de Oficinas y Despachos, Dependientes de Comercio, Trabajadores de Banca y Bolsa, Industria Hotelera, Cafetera y Anexos, Dependientes Municipales, Trabajadores de la Enseñanza, Sindicatos Médicos, Personal de Ambos Sexos al servicio de Hospitales, Sanatorios, Manicomios y Similares, Espectáculo Público, Peluqueros y Barberos, Unión de Radiotelegrafistas, Obreros de Aviación, Personal afecto a la Recaudación de Contribuciones e Impuestos del Estado, Empleados de Montes de Piedad y Cajas de Ahorros, Practicantes, Auxiliares de Farmacia y Abogados.

175 ARÓSTEGUI SÁNCHEZ, J.: Miseria y conciencia del campesino castellano (memoria acerca de la información agraria en ambas Castillas. Introducción, notas y comentario de Julio Aróstegui. Madrid, Narcea, Colección Bitácora nº 62, 1977, pp. 185-186. La sociedad de Sanzoles fue creada el 15 de agosto de 1903 y posteriormente disuelta (AHPZA, Registro de Asociaciones Sociales y Políticas del Gobierno Civil, Libro de Registro, R. nº 59). La sociedad de Venialbo no aparece en el libro de Registro de Asociaciones del Gobierno Civil.

176 MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). I. El período 1898-1905 y la implantación del socialismo. (Los conflictos de Villalpando, Santa Cristina y San Cristóbal)”, en Brigecio, 8, Benavente, CEB “Ledo del Pozo”, 1998, p. 218.

177 MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). II. El período 1906-1910”, en Brigecio, 9, Benavente, CEB “Ledo del Pozo”, 1999, p. 131.

178 MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). II. El período 1906-1910”, Op. cit., p. 137.

179 MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). II. El período 1906-1910”, Op. cit., p. 149.

180 MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). II. El período 1906-1910”, Op. cit., pp. 140-141.

181 Vid MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). III. El período 1911-1913”, en Brigecio, 11, Benavente CEB “Ledo del Pozo”, 2001, pp. 115-139. Nos muestra todo el rosario de motines, enfrentamientos y huelgas en los pueblos, sobre todo de los Valles de Benavente, pero en general de toda la provincia y que desmiente la supuesta armonía social y ausencia de desigualdades del interior peninsular que ha tratado de transmitir una historiografía tradicional y conservadora.

182 MARTÍN BENITO, J.I.: “Crisis obrera y conflictividad social en el nordeste zamorano (1898-1920). III. El período 1911-1913”, Op. cit., p. 132.

183 HERMIDA REVILLAS, C.: Op. cit., p.145.

184 HERMIDA REVILLAS, C.: Op. cit., pp. 142-143. En todo el período 1914-1923 se produjeron 89 huelgas, de ellas 12 en Zamora. Ésta de 1920 en Aspariegos contó con 52 huelguistas.

185 Todos estos datos en AHPZA, Registro de Asociaciones Sociales y Políticas del Gobierno Civil.

186 HERMIDA REVILLAS, C.: Op. cit., pp. 177-179.

187 Vid REDERO SAN ROMÁN, M.: Op. cit., pp. 112-113.

188 Heraldo de Zamora, 8 de agosto de 1936.

189 ADPZA, Actas de la Junta Provincial del Censo, 502. En la sesión del 19 de febrero de 1931 para preparar las elecciones municipales de abril se hace mención al Gremio de Obreros Zapateros de Toro que contaba con 48 socios y que elegía un concejal en esas elecciones municipales.

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