II.2. LOS RESULTADOS ELECTORALES

Publicado el 19 de mayo de 2022, 0:39

El aspecto externo que define la fuerza e implantación de las organizaciones obreras, los partidos republicanos y la derecha accidentalista y oportunista es sin duda el voto. En los años republicanos hay dificultades para saber con exactitud a quienes corresponden los votos, pues debido al sistema electoral, era necesario llevar a cabo coaliciones si se querían lograr escaños. Además de ello, en las constituyentes de junio de 1931, la coalición de republicanos y socialistas va a incluir votos de la derecha conservadora maurista junto con votos republicanos de izquierda y socialistas, lo que hace más complicado si cabe el análisis. Con todo, según avance el régimen democrático y se clarifiquen posiciones y coaliciones, se puede interpretar cuáles son los apoyos reales de cada grupo político.

Durante la II República se realizaron tres elecciones legislativas (1931, 1933 y 1936). Además, el 12 de abril de 1931 hubo unas elecciones municipales que fueron las que provocaron con sus resultados en las ciudades y capitales de provincia el nacimiento del régimen republicano, y en 1933 hubo otras elecciones municipales parciales para sustituir los ayuntamientos constituidos en 1931 por la aplicación del famoso artículo 29 de la ley electoral municipal. Finalmente se realizaron unas elecciones el 26 de abril de 1936 para la elección de compromisarios que deberían elegir al Presidente de la República.

Antes de abordar el análisis de las elecciones municipales y generales de este período es necesario realizar una serie de matizaciones:

1ª) En la comarca de Toro, como en el resto de la provincia zamorana, la victoria electoral siempre fue para la derecha. Pero las diferencias entre localidades existen y su análisis nos lleva a comprender esas diferencias ligadas al grado de organización de los obreros en cada localidad, el nivel de caciquismo y clientelismo existente, el desarrollo socioeconómico, la dependencia/independencia económica y los efectivos demográficos de cada población.

2ª) La afiliación en las sociedades obreras no quiere decir militante o votante socialista durante la II República. En las Casas del Pueblo, convivían distintas sensibilidades, aunque sea el PSOE el que logre el mayor número de votos de los mismos. Así, en el caso de Salamanca, comparable a Zamora, Fdez. Trillo y Mcinnis indican que “conciencia sindical y conciencia política no se corresponde [...]; el grado de conciencia de clase en la medida en la que ésta expresa el más alto nivel de respuesta política al bloque de clases dominantes es bajo, o prácticamente inexistente. De ahí los importantes resultados de la derecha en el campo, y, de diputados republicanos conservadores. A esto hay que sumar la incapacidad de los socialistas como fuerza hegemónica entre los partidos de izquierda, para dar una respuesta válida y convincente a los pequeños y medianos agricultores, explotados económica y políticamente por los defensores de la gran propiedad y del latifundismo, los cuales enmascaraban sus propósitos con una retórica social-cristiana muy efectiva entre estas capas sociales campesinas” 229 .

De este modo, a la debilidad política, propiciada por las presiones caciquiles, que hacía derivar votos obreros a las opciones conservadoras, se unía que el voto de las Casas del Pueblo en Castilla y León, se dividía entre PSOE, PCE y Partido Republicano Radical Socialista (en 1936 hacia Izquierda Republicana). De todos modos, eran el principal granero de votos socialistas, pues como remarcan los mismos Fdez. Trillo y Mcinnis “control sindical igual a hegemonía política socialista” 230 .

3ª) La derecha política es muy heterogénea. Por un lado están los monárquicos, sin organización al principio, hasta que formen Renovación Española y después el Bloque Nacional; por otro lado los republicanos oportunistas, donde estarían los agrarios, la gran fuerza como en la mayoría de la provincia, los accidentalistas como los católicos de Acción Popular, procedentes del monarquismo conservador y dirigidos por Fernando Piorno en la comarca, que van mejorando su apoyo según se celebran citas electorales; y por otro lado, los republicanos conservadores, que partiendo de un apoyo considerable a Maura, ven como se reduce su base electoral en 1936. Además, existe la figura de Santiago Alba, que aparece ligado a la figura de su familiar, el agrario Cid. Alba obtiene numerosos votos, pero va a conocer un paulatino descenso en su electorado, aun manteniéndose en niveles siempre elevados.

4ª) El resto de fuerzas no va a ser importante, aunque puntualmente un determinado candidato por su vinculación personal o su prestigio pueda obtener unos porcentajes de voto dignos en alguna localidad concreta (Liberal Demócratas, Radicales, P.C.E., F.E. y de las J.O.N.S. etc.).

5ª) El voto está muy mediatizado por las presiones económicas y de todo tipo que se ejerce desde instancias que tradicionalmente habían ejercido el poder municipal y de control social, que habían practicado el clásico caciquismo en la Restauración y que no renuncian a sus privilegios en el ámbito municipal con la República.

 

II.2.1. Elecciones municipales

La mayoría de las categorías “otros” y “sin datos” corresponde a candidatos monárquicos u otros que se autodenominan agrarios o independientes. Una vez instaurada la II República mantuvieron una denominación que les hiciera pasar más desapercibidos (independientes, agrarios, etc.) o cambiaron incluso a republicanos (algunos aproximándose por evidente interés a los radicales).

En la capital de la comarca, Toro, las elecciones de abril de 1931 fueron anuladas al ser consideradas resultado de una maniobra caciquil, pues la izquierda no consigue ningún concejal y sólo se logra por la conjunción la elección del republicano histórico, Román Ramos Cuenca, junto a diez liberales y cuatro conservadores, todos ellos partidarios monárquicos. Ello provoca protestas y el nombramiento por el nuevo Gobierno Civil de una Comisión Gestora compuesta por los republicanos Román Ramos y Gerardo Vázquez y el socialista Vicente Rodríguez Antroino, mientras llegaba el momento de hacer unas nuevas elecciones, que se produjeron más de un mes después, el 31 de mayo. En estos nuevos comicios el resultado por número de votos fue el reflejado en el cuadro 4.

Tras esta nueva votación, el ayuntamiento quedó equilibrado entre la conjunción republicano-socialista y el resto de fuerzas de corte conservador, con ligera ventaja para la conjunción. Ello se debería al arcaísmo político toresano, anclado en una estructura socioeconómica poco evolucionada y donde el caciquismo y el clientelismo seguían mostrando una gran fuerza, que, de hecho, se va a mantener durante los años republicanos.

En el resto de localidades de la comarca el dominio de la derecha en los ayuntamientos era evidente, con un dominio abrumador por número de votos sobre las candidaturas más o menos republicanas que se presentaron y en la mayoría de localidades con ayuntamientos muy conservadores formados por el famoso artículo 29. El 23 de abril de 1933 se producen estas elecciones municipales parciales, para renovar los ayuntamientos nombrados por el artículo 29 en 1931, un total de 125 en la provincia. De modo general, la izquierda vence en localidades de la Guareña (Fuentelapeña, Villabuena del Puente) en algunos pueblos de Sayago (influencia del radical socialista Moreno Jover) y en pueblos con conflictividad social y política (entre ellos Morales de Toro). La derecha, en cambio, vence en las zonas del Pan y del Vino con predicamento de los agrarios en localidades como Algodre, Casaseca de las Chanas, Peleagonzalo, Venialbo, Villalube, Villardondiego, etc. En estas elecciones comienzan las presiones de los patronos sobre los jornaleros y colonos para que decanten su voto hacia la opción representada por las derechas coaligadas. Pero en general, las derechas vencen ampliamente. En casos como Fresno de la Ribera, Castronuevo de los Arcos, Villalonso o Venialbo, los socialistas obtienen los puestos de las minorías 232 . Las denuncias en la prensa obrera serán constantes y los articulistas harán referencia en muchas localidades a esta situación de manipulación electoral 233 , hecho que señalan también las fuentes orales (compra de votos a cambio de favores, reducción de rentas, entrega de algún producto o bien). Los resultados en número de concejales son los recogidos en el cuadro 5, con un importante número de concejales agrarios, los vencedores de estas elecciones. Debemos señalar que aunque aparezcan muchos concejales de afiliación radical socialista, se trata de una cuestión nominal, pues bastantes se pasan a la derecha agraria a partir de estas fechas, e incluso algunos socialistas (Moraleja del Vino, Villalazán) modificaron su posición a partir de las elecciones de noviembre de 1933 y la victoria electoral nacional de la derecha.

229 FERNÁNDEZ TRILLO, M. y McINNIS, E.: “Implantación obrera: Socialistas y comunistas en Salamanca durante la II República” en Revista Provincial de Estudios, Salamanca, núms. 16-17, abril-septiembre 1985, p. 100.

230 FERNÁNDEZ TRILLO, M. y McINNIS, E.: Op. cit., p. 156.

231 MARTÍNEZ CUADRADO, M.: Elecciones y partidos políticos en España (1868-1931). Madrid, Taurus, 1969, vol. II, p. 1.000.

232 En Venialbo denunciaba Tomás Sánchez de Paz (a) El Sacristán de Venialbo, las coacciones para obtener el voto. “¿Qué no hubo coacciones en las elecciones? pregúnteselo a quien le informa, y le dirá que él mismo coaccionó al mozo de labranza que tiene al que obligó a borrarse de la Sociedad y le explota las veinticuatro horas del día y en las elecciones quiso despedirlo porque votaba a los obreros”. La Voz del Trabajo, 2 de julio de 1933. En Castronuevo de los Arcos fue elegido Belisario Temprano, en Venialbo el propio Tomás Sánchez y en Fresno de la Ribera, Felicísimo Cristóbal y Fernando Colino.

233 La Voz del Trabajo, 3 de septiembre de 1933. En Argujillo, Amado Hernández Pascual critica que “destituyeron al guarda municipal porque no era de su partido, ninguno de los obreros asociados a la sociedad obrera fue incluido en la beneficencia municipal, todos los empleados municipales tienen la obligación de darles el voto si no quieren perder el destino”.

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