Por su parte, la oposición de izquierdas seguía luchando por la ruptura. Aunque tanto los líderes del PCE como los del PSOE, entre otros, ya habían pactado con la Corona una clase de rendición a cambio de ciertas cuotas de poder, todavía no habían podido controlar a su militancia de base, que no sabía nada de las conversaciones secretas ni de los compromisos que habían adquirido sus dirigentes. Haciendo un papelón indecente, se sumaron a los otros en la Coordinación Democrática, más conocida como "Platajunta". La coordinadora unía, en una sola organización, a la Junta Democrática (en la que estaba el PCE y otros partidos, la mayoría a la izquierda de éste) y la Plataforma de Convergencia Democrática (con el PSOE como epicentro). El 29 de marzo se reunieron en el despacho de Antonio García Trevijano, apasionado impulsor de la Platajunta, representantes de todos los grupos: Comisiones Obreras, Movimiento Comunista, Partido Carlista, Partido Comunista, Partido Socialista Demócrata, Partido Socialista Obrero Español, Partido Socialista Popular, Partido del Trabajo y Unión General de Trabajadores. Y al finalizar, entregaronun documento a la prensa que se podía resumir en una idea básica: "Coordinación Democrática se opone a la continuidad del Régimen". Solicitaba la liberación inmediata de los presos y detenidos políticos, sin exclusión, el regreso de los exiliados, la plena libertad sindical, los derechos y libertades políticas de las diversas nacionalidades, apertura de un periodo constituyente... Y el manifiesto lo firmaron todos los grupos asistentes, excepto los democristianos de Joaquín Ruiz-Jiménez. La Policía hizo acto de presencia en el despacho de Trevijano y detuvo allí mismo a los reunidos. Pero no todos recibieron el mismo trato. Raúl Morodo y Javier Solana (el de la OTAN), por ejemplo, dos de los que fueron detenidos aquel día, tuvieron buenos padrinos para conseguir salir a la calle inmediatamente. Iñigo Cavero, Fernando Álvarez de Miranda y otros ministros se interesaron por ellos y fueron puestos en libertad. Quedaron detenidos, en cambio, Marcelino Camacho, Nazario Aguado, José Álvarez Dorronsoro y Antonio García Trevijano. Trevijano, Tono para los amigos, había acertado cuando aquella vez, hacía más de diez años, se lo había adelantado al entonces príncipe Juan Carlos. El primer Gobierno del rey le había enchironado sólo cuatro meses tras la coronación. Juan Carlos, compungido, le envió un mensaje a Carabanchel a través de un emisario: "¡Hay que ver, Tono, que estoy de rey y no puedo hacer nada!"
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